No sé los miles de partidos que he visto en mi vida con polémica por un penalti, un gol anulado , una tarjeta roja o un balón que ha traspasado o no la raya de gol, pero lo que no había visto nunca es que con una balón en el aire que, acaba en gol, el árbitro pite el final del partido. Tienen que ser tres pitidos claros para decretar el final del encuentro y al parecer nadie se enteró porque la cara de desolación de los jugadores del Valencia era todo un poema.
Si Gil Manzano avisó a los capitanes que daría por finalizado el partido nada más sacar el córner, lo que resulta incomprensible es que dejase seguir la jugada y justo, cuando el balón volaba hacia el área pequeña, pitar el final. El árbitro que había tenido una buena actuación, en líneas generales, desandó todo lo andado en esos segundos finales que no deberían haber sido los últimos, porque solo aumentó un minuto más al tiempo añadido cuando se había perdido bastante más durante la revisión en el VAR, del penalti señalado contra el Madrid que finalmente, fue anulado.
Cada día se aprende algo o si no que se lo digan a Jude Bellingham que marcó el gol de la polémica y que en sus protestas, al ser anulado, fue expulsado con roja directa. "It,s a fucking goal", que traducido significa "es un jodido gol", o sea como si cualquiera de nosotros le hubiésemos dicho a Gil Manzano " No jodas, es gol". No hay insulto al árbitro, pero viendo lo que está ocurriendo, a Bellingham le van a caer entre dos y tres partidos.
Menos mal que la Liga está adulterada y que Gil Manzano es madridista según los miembros de la caverna mediática. Hoy pueden estar contentos porque han sido testigos como yo de una acción en fútbol que nunca habíamos visto . Gracias al señor colegiado, siempre se aprende algo.
Y ahora la Champions...
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