He cambiado de barrio . Estoy en la zona de la plaza del Conde del Valle Súchil. En la calle Rodríguez Sampedro Nº 5, bajo un arco , está la placa que recuerda que, entre sus paredes vivió Antonio Lara de Gavilán, conocido por Tono, un humorista y escritor muy amigo de Miguel Mihura, con el que fundó durante la guerra en el lado nacional, el semanario satírico, “La ametralladora” que años después daría paso a la “La codorniz”, donde con ingenio se criticaba durante el franquismo la sociedad de la época. Se le sitúa en un grupo al que se llamó “La otra generación del 27” y que formaban, aparte de los citados, Enrique Jardiel Poncela y José López Rubio, todos bajo la influencia de Ramón Gómez de la Serna.
Antes, en los años veinte, Tono pasó unos años en París donde trabó amistad con Luis Buñuel , y otros representantes de las vanguardias. Colaboró en varios medios franceses y posteriormente, estuvo un año en Hollywood con trabajos de escenografía y alardeó a su regreso a España, de haber sido el guionista mejor pagado ya que cobró 10.000 dólares por un solo chiste.
Su obra como dibujante es inmensa con colaboraciones en todo
tipo de diarios y revistas. En teatro escribió más de una treintena de obras dentro
de la astracanada y con un tono satírico como “El señor que las mataba callando”
o “¡Viva yo! Que se convertiría en el libro “Memorias de mí”.
Escribió varios guiones para cine como la taquillera “Adiós
cigüeña, adiós”, que firmó junto a Manolo Summers, otro de los humoristas fundamentales
de aquella época como Chumy Chúmez o Antonio Mingote, o en otro plano Miguel
Gila y Cassen . Todos vivieron en la España de Franco, pero ante la estupidez y
la censura encontraron en el humor la forma de criticar imposiciones como que a
la ensaladilla rusa había que llamarla “ensaladilla imperial”, a la montaña
rusa: “montaña suiza” o que en el Día Internacional del Trabajo, Primero de
mayo, se celebraba la festividad de San
José Artesano. La estupidez y la brutalidad dieron paso a la sátira y una forma
de hacer política, a través del humor, a pesar que publicaciones como “La
codorniz” eran censuradas con cierta frecuencia.
Los humoristas siempre encontraban respuesta :
Regla de tres: bombín es a bombón como cojín es a X”.
Nota de la redacción: “si nos cierran la edición, nos
importa tres X”
No hay comentarios:
Publicar un comentario