Si “En un muelle de Normandía”, Juliette Binoche demuestra su enorme calidad como actriz . Sophie Marceau no le va a la zaga en la última propuesta de François Ozon, “Todo va bien”, en que el prolífico realizador francés se basa en el relato homónimo y autobiográfico de quien fuera su coguionista en películas como “Swimming Pool”, Emmanuèle Bernheim.
“Todo ha
ido bien” supone la vuelta de Ozon a un cine más dramático y social tras ,posiblemente,
su filme más romántico, “Verano del 85”, y lo hace abordando una
cuestión compleja y difícil como es la eutanasia. ¿Qué deben hacer las dos hermanas protagonistas
cuando su padre, tras sufrir un ictus, les pide que le ayuden a morir…
El veterano André Dussollier es ese padre enfermo que les dice a sus hijas que “sobrevivir no es vivir” que, prácticamente todo lo que le gustaba de la vida ya no va a ser posible y que en el fondo no quiere depender de nadie.
En Marceau,
la principal destinataria de los deseos de su padre, se da no solo un conflicto
ético si no emocional. Ozon, con su
habitual maestría no toma partido, deja que el espectador siga el proceso y sea
testigo de la decisión de un hombre mayor, pero dueño de sus decisiones. El
director francés expone y relata todo el proceso que debe llevarse a cabo para
aplicar una decisión así, en un país que como Francia no ha sido legalizada
la eutanasia y lo hace apoyándose en un gran grupo de actores como los ya
citados más Geráldine Pailhas y las veteranas Charlotte Rampling y Hanna Schygulla.
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