1/11/2022

PÁGINAS SUELTAS(10). TRABAJAR EN LA RADIO





El escultor egipcio Louis Philistine, que trabajó en la emisión Árabe,
me hizo este dibujo el día que me licencié en la mili.


Nunca había pensado trabajar en la radio y mucho menos que la voz me ayudara en mi trayectoria profesional. Fue en agosto, poco después de casarme, cuando ingresé en prácticas en Radio Exterior de España de la que no conocía absolutamente nada. Fue un comandante del Gabinete de Prensa del Ministerio del Ejército, también periodista en Televisión Española, quién me ofreció la posibilidad de hacer unas prácticas en la emisora que, precisaba de profesionales en la nueva estructura que estaba configurando. Llegué al gabinete de la calle Prim desde el regimiento de Alta Montaña de Huesca .



Presenté mi solicitud ya que necesitaban periodistas, en el citado gabinete, a cuyo frente estaba el coronel Luis López Anglada al que yo había entrevistado no mucho tiempo atrás para la revista “El libro español” que editaba el INLE. Yo y otro compañero conseguimos colaborar con cierta asiduidad en la revista con artículos y entrevistas a escritores por los que nos abonaban cinco mil pesetas(hoy unos 30 euros) que no estaba nada mal para los años setenta. López Anglada unía a su condición de militar, la de poeta y gozaba de bastante prestigio en todos los ambientes literarios de la época. Se dio la circunstancia de que además de recordarle la entrevista que le había hecho, mi futura suegra era amiga de su hermana en los veraneos de Baiona y por unas cosas y otras dejé atrás los mulos y el frío del Pirineo por un Madrid que se me antojaba absolutamente luminoso. Ya contaré más cosas de mi paso por la mili y otras que he dejado atrás como la universidad, pero estábamos ahora en Prado del Rey en ese edificio, la Casa de la Radio que pisé por primera vez a finales de julio de 1977, recién regresado del viaje, ¿se dice de novios? , en Ibiza, gracias a que José Antonio ,el compañero con el que hacia las entrevistas para el “Libro Español” nos cedió como regalo de bodas el apartamento que tenía su familia.




En aquel edificio tan simétrico, me pareció estar dentro de un laberinto en que con frecuencia acababa perdiéndome. Todas las puertas me parecían la misma y más, si en algunas, faltaba el número de despacho. Me presentaron jefe tras jefe…Era un organigrama complejo porque había muchos departamentos y muchos responsables, subresponsables o coordinadores. Con el jefe de programas había cierto contacto, pero con el director de la emisora, ninguno. Vivía encerrado en una burbuja a la que no podíamos acceder los mortales, en este caso los colaboradores contratados por un periodo de tiempo que iba renovándose o no según cayeses en gracia a tus superiores o no tuvieses tendencias demasiado acordes con los franquistas que todavía quedaban en las redacciones. Llegaron a falsificarme un contrato para echarme de la empresa mientras coordinaba con otros compañeros(Marcelo, Luis, Concha…) la llamada Comisión de los 501 que buscaba el reconocimiento como personal fijo de aquellos colaboradores que llevaban años haciendo una labor idéntica a los redactores, programadores, realizadores, documentalistas, etc con sueldos notablemente inferiores a los del personal fijo. Ante la falta de oposiciones llevamos el asunto al Congreso de los Diputados que apoyó nuestras reivindicaciones. Se nos consideró personal fijo desde el 1 de enero de 1982 aunque reconociéndose la antigüedad de cada uno, en mi caso cinco años desde que firmé mi primer contrato. La falsificación era tan burda que bastó una llamada de un abogado a la dirección para que se echasen atrás. Alguien había añadido una cláusula de caducidad al contrato original.

Muchos jefes, muchos problemas, pero sobre todo buenos compañeros, aunque el apoyo fundamental lo encontré en Miguel Ángel que fue desde el principio la persona que generosamente me fue enseñando el oficio. Tenía un par de años escasos más que yo, pero mucha más experiencia en el medio que era su pasión desde muy joven. Tenía mucha seguridad en lo que hacía, desde luego mucha más que yo que dudaba a la hora de escribir el guion del programa que me asignaron , “Revista Iberoamericana”, que trataba de la actualidad iberoamericana en España, especialmente, desde un punto de vista socio-cultural.









En aquellos inicios los redactores no accedíamos al micrófono. Había locutores profesionales que leían nuestros textos y daban claridad y nitidez a lo que habíamos redactado. A mi me tocó en suerte Eduardo McGregor, un actor mexicano, con un chorro de voz que se convirtió en un íntimo amigo durante muchos años. Entre los dos se dio una gran complicidad que llevó a que mantuviéramos nuestra amistad más allá de la radio. Aunque quince o veinte años mayor que yo, Eduardo tenía una enorme vitalidad y ganas de comerse el mundo. Había trabajado en México con Buñuel en “El ángel exterminador” ,con otros directores o en películas de Cantinflas y aquí en España participó en numerosos títulos, entre ellos “Maravillas” de Manuel Gutiérrez Aragón o “Las truchas”, de José Luis García Sánchez además de su participación en telefilmes para televisión o en varias obras de teatro.

Eduardo y Elena, exiliada española en México, fueron anfitriones como nosotros, Pilar y yo, lo fuimos de ellos durante muchos años. Todavía recuerdo el maravilloso mole con pollo o los tacos que hacía Elena en el chalet que tenían alquilado en la calle Guadiana de la colonia de El Viso. Digo alquilado, aunque en realidad pagaban una pequeña cantidad ,casi simbólica, al primo de ella ,un militante socialista, Anselmo, creo que se llamaba, exiliado también en México.

Fueron encuentros felices como las reuniones que manteníamos muchos integrantes de la redacción especialmente durante la primavera y meses de verano en casa de unos u otros. Había mexicanos, uruguayos, chilenos, argentinos, franceses, ingleses, estadounidenses, alemanes, egipcios, libaneses, palestinos…Unas Naciones Unidas en Radio Exterior de España, culturas diferentes, risas, compañerismo y casi lo más importante. comidas diferentes, distintas maneras de entender la gastronomía algo que era impensable en España en aquellos años, en que apenas había restaurantes que mostrasen las riquezas culinarias de otros países



El País Semanal hizo un reportaje sobre REE


De la muerte de Eduardo me enteré sorpresivamente durante los premios Goya que se celebraron en Sevilla. Cuando vi su foto entre los fallecidos durante el año, eché en falta que hubiese sido tanto el tiempo trascurrido sin que mantuviéramos contacto. Mi traslado a R1, la muerte de su mujer, Elena, su trabajo en la madrugada, su nuevo matrimonio con Delia, hizo que poco a poco nuestras vidas fueran distanciándose y solo hablásemos esporádicamente por teléfono sin aquella complicidad que mantuvimos durante muchos años en la Casa de la Radio. Para mí fue un tipo excelente que fue saliendo adelante de los muchos golpes que le dio la vida.

Fue una suerte conocerle como a otros compañeros con los que compartí grandes momentos en la Casa de la Radio, sobre todo en Radio Exterior de España donde confluían los poetas como Pepe Hierro, siempre acompañado por su cigarro y amante de los cafés de la máquina que, por otra parte, eran los únicos que había ; Gastón Baquero al que veo con su chaqueta mil rayas de verano y extrayendo de su bolsillo una cuartilla con la necrológica de algún intelectual latinoamericano del que apenas teníamos conocimiento y que él nos describía minuciosamente o Fernando Quiñones y su guayabera que le acompañaba como la luz de Cádiz que siempre tenía presente.

Gastón Baquero, en su casa de
Antonio Acuña. Muchas tardes le llevaba de regreso desde Prado del Rey



Radio Exterior era la radio oculta, de la que nadie conocía nada en España ,pero que fuera de nuestras fronteras tenía respuesta con cientos de cartas que llegaban a un departamento llamado Estafeta, con un programa propio “Correo del oyente”, en que se respondían las peticiones de los emigrantes y con los años, de muchos latinoamericanos o amantes de la cultura española.

Hoy, aquella única voz de España en el exterior, se diluye ante las decenas de ofertas de comunicación que los ciudadanos pueden encontrar en cualquier parte del mundo, pero, en su momento nos contaban que solo podían escucharnos a nosotros, que las únicas voces en castellano que llegaban a Berlín, Ámsterdam, Bruselas, o París eran las de los locutores de REE,

 
Se dice que un español de media conoce a 536 personas durante su vida. En mi caso debe superarse claramente la media, pero creo que todos los comunicadores, periodistas o incluso profesores pueden ampliar notablemente esa media , aunque muchas de las personas que hayamos conocido sean de forma superficial.

La Radio me permitió estar cerca de las personas importantes y en mi caso, de quienes fraguaron la cultura de este país y de Latinoamérica y gracias a este medio he podido estar cerca no solo de quienes fueron mis compañeros si no de innumerables poetas, novelistas, cineastas, actores, actrices, músicos, artistas plásticos … Todos son hacedores de aquellos tiempos ya, tan lejanos.


CONTINUARÁ 















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