Aleixandre en su juventud(Blog Averroes) |
Mi primera relación con un premio Nobel, no podía ser
de otra manera, se produjo a través de la Radio. En 0ctubre de 1984 la
dirección de RNE, entonces con Fernando G. Delgado a la cabeza, ganador unos
años después del Premio Planeta de novela, decidió que Radio Exterior de España saliera
de sus cavernas. Es decir, por un día, solo por un día, Radio Exterior sustituiría
la programación habitual de Radio Uno a nivel nacional . No era un día
cualquiera, era el Día de la Hispanidad, Doce de octubre y a alguno de nosotros
nos encargaron varios programas que incidiesen en las relacione de España con
el resto de países que conformaban la Comunidad Iberoamericana.
A mi me tocó hacer un programa sobre el idioma y la vigencia
de nuestra literatura y se me ocurrió recurrir a nuestro fantástico Archivo
Sonoro para recuperar las voces de todos nuestros premios Nobel de Literatura e
incidir en las claves de su obra. Era fantástico poder introducirte en el
Archivo gracias a las grabaciones que teníamos en unas inmensas “tortas” en las
que elegías el testimonio que querías seleccionar, marcándolo con “papelitos”
para saber el sitio exacto e indicárselo al técnico de sonido.
Los cascos te aislaban de los sonidos de la
redacción, todavía sumergida en el tecleo de las máquinas de escribir. Jacinto Benavente,
Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez. Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda… se
acercaban a ti recitando o disertando. Sus voces llegaban nítidas a pesar del
paso del tiempo. Pero para que aquello fuese completo faltaba otra voz, la del
único Premio Nobel que vivía . Era la de Vicente Aleixandre ,premio Nobel 1977,
y le pedí al director Fernando G. Delgado que había visitado con frecuencia al
poeta en su casa de la calle Velintonia que intercediese para realizar una
entrevista para Radio Exterior de España . Aleixandre no quiso hacer la entrevista,
pero sí una grabación en que daría su opinión sobre nuestro idioma y sus
perspectivas de futuro.
Velintonia,3 (Foto Madrid La Ciudad) |
Aleixandre se mostró entusiasta en su defensa del
idioma español. Tanto que hizo repetir la grabación hasta tres veces porque no
le gustaba como había pronunciado tal o cual palabra. Movía sus manos como si
estuviera en una conferencia o siendo entrevistado en un programa de
televisión. Le gustaba cuidar la palabra. Cuando terminó pedí hacerle algunas preguntas. Me dijo que no
era lo acordado con Fernando, pero ante mi insistencia pude hacerle dos o tres
preguntas que incluiríamos también en el programa.
Quería hacerle una entrevista más larga, pero Vicente
Aleixandre temía que la edad le jugase una mala pasada en su memoria. Le sonaba
el apellido Moyano y yo le reafirmé en su conocimiento. Los Moyano y los Aleixandre
llevaban conociéndose más de cuarenta años sin haberse visto nunca. El hilo que
unía ambas familias era María, la costurera que cosía tanto para su hermana
Concha como para mi abuela Trini y sus hijas. En ambas casas se hablaba de una u
otra familia y recuerdo vagamente que María nos contó de la presencia de Lorca,
Neruda o de Miguel Hernández visitantes de Velintonia, hoy calle Vicente
Aleixandre. María, cosiendo junto a mi abuela, calentándose con un brasero, en
la mesa camilla y contando historias…
-“Mire-me dijo con humor Aleixandre-“ podríamos haber
hablado de esa historia de María y la conexión de las dos familias que me
parece mucho más interesante que mis opiniones sobre el idioma o la literatura”.
Pues si le parece vengo otro día y lo seguimos hablando,
además de hacer una entrevista más extensa.
-“ Por mí encantado que venga, pero la entrevista sin
magnetofón. No quiero grabaciones”.
No pude convencerlo, pero quedamos en que regresaría
unos días después y trataría de que la entrevista la publicase algún medio
escrito. Aquel 10 de octubre de 1986 conocí a mi primer premio Nobel de
Literatura. El hombre que representaba a toda una generación magnífica de
poetas , la del 27, golpeada por la Guerra Civil.
Antes de irnos camino de la Radio me firmó algunos
libros que dedicó a mis hijos y quedamos en que regresaría unos días después.
A finales de octubre regresé sin magnetofón y con un fotógrafo free-lance, Rafa, que tenía contacto con varias publicaciones que podían estar interesadas en una entrevista con el Nobel. Estuve entrevistándole durante más de una hora y echaba continuamente en falta una grabadora que me hubiese permitido recoger sus palabras, pero no , no pudo ser. Tampoco faltó un aparte para continuar hablando de mi familia, en la que mi abuela ya había fallecido, pero me preguntó por mis padres, mis tíos como si hubiesen sido íntimos …Me pareció una persona entrañable y no me extrañó la más mínimo que su casa hubiese acogido durante toda su vida a tantos y tantos poetas. “El poeta-me dijo- no es un ser diferente. Es un hombre preocupado por su tiempo”. Es lo que me trasmitió Aleixandre que iba a enfermar unos días después, ingresado en una clínica y fallecido posteriormente el 13 de diciembre.
Tenía la entrevista, pero todavía no la había redactado porque me fui a Huelva a cubrir al festival de cine iberoamericano. Al regresar, Rafa me metió prisa para que la tuviésemos lista y así poder ofrecerla a diferentes medios. Nada más ultimarla Aleixandre falleció. Me llamaron, entonces, de varios periódicos y revistas, pero siempre los remitía a Rafa que al ser free-lance vivía de sus ventas a las publicaciones. Nunca fui buen comerciante y menos cuando se trataba de una persona que me pareció cercana y directa y me había suscitado una enorme admiración.
Vicente Aleixandre fue mi primer Nobel ,el primero al
que entrevisté. una persona que rebosaba humanidad y serenidad porque “la vida,
para él siempre es anterior al arte”. Sin vida no hay arte. Sin vida no hay poesía.
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