Un thriller perfectamente realizado por el veterano director
francés Bernard Stora reforzado por las magníficas interpretaciones de Niels
Arestrup, y Patrick Bruel . Un duelo interpretativo al que se añade la siempre
convincente Irene Jacob.
“El caso de Villa Caprice” nos habla de corrupción, de
mentira, de poder y de falta de ética. Todo se mueve por el dinero y para
conseguirlo no importan los fines. Nadie se libra ni el empresario
deslumbrante; ni el abogado mediático, ni el político, ni los jueces, ni el
simple empleado como patrón de un velero.
Es un mundo de hombres sin escrúpulos en que Niels Arestrup,en el papel del abogado,
demuestra que es un actor superlativo,
que es capaz de hipnotizarte y llevarte a su mundo sin que te enteres.
Su personaje está basado en la figura real del abogado
francés Olivier Metzier, que se suicidó en 2013. Durante su extensa carrera profesional
defendió a la jet set francesa y también se hizo cargo de la defensa del
dictador panameño Noriega; de Teodorín Nguema,
hijo del dictador de Guinea Ecuatorial , Teodoro Obiang o del ex primer
ministro francés Dominique Villepin. No tenía problemas, defendió a cualquiera
que le pagara bien.
En la película, el abogado es un hombre solitario, sin
familia ni amantes , solo pendiente de un padre anciano y enfermo que
representa valores como la honestidad que no son compatibles con el mundo en
que se mueve su hijo. “El caso de Villa Caprice” relata como un famoso hombre
de negocios(Patrick Bruel) va a ser
acusado por un juez de ser el responsable de una trama corrupta que facilita la
evasión fiscal ,al mismo tiempo que a él le proporciona enormes beneficios.
El abogado se deja tentar por el mundo del empresario. Por
su maravillosa villa sobre el mar, el barco que siempre anheló o las fiestas
donde acude la jet. Cree en la inocencia de su defendido y si no fuera así, no
le importa porque le paga una cantidad desorbitante de dinero.
El mundo oscuro de los negocios contrasta con la belleza de
un paisaje esplendoroso ; los diálogos son cortantes, secos; el guion se ajusta
milimétricamente , todos los cánones nos llevan a un thriller clásico en que
flota la narrativa y las adaptaciones cinematográficas de Patricia Higshmith.
Muy recomendable
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