MARLON
BRANDO SI EXISTIÓ
Uno de los
“memes” más reproducidos en nuestro país nos muestra a un concursante de
televisión que se muestra convencido de que la escritora española que fue
candidata al Nobel fue “Sara Mago”. Y lo dijo con aparente seguridad , sin
ponerse nervioso y con la firmeza que requería la pregunta. De buenas a
primeras se inventó a una escritora , obvió al premio Nobel portugués José
Saramago y de paso no dijo que fue Concha Espina ,la escritora de origen
cántabro, la que en tres ocasiones estuvo cerca de obtener el preciado
galardón.
Hoy Concha
Espina, si preguntamos en la calle, en una de esas encuestas que nos muestran
con frecuencia las televisiones o las redes sociales, no será más de una
estación del metro de Madrid o para el argot popular una de las calles que
acoge el estadio Santiago Bernabéu.
No estaría
de más aplicar al citado concursante aquel refrán de “en boca cerrada no entran
moscas”, algo muy conveniente cuando se pueden cometer errores tan monumentales
como al que me refiero ,pero lo triste es que no es un caso aislado porque si
recogiéramos las barbaridades que se dicen no habría hueco en los diarios de
todo el año. Se vive el día a día, carpe diem, y el pasado es eso, pasado.
En ese
tiempo pretérito está Marlon Brando que, esta pasada semana, hubiese cumplido
cien años. La figura del enorme actor se ha ido diluyendo y hoy gran parte de
la población desconoce por completo a quién fuera una de las grandes estrellas
del cine de Hollywood, sobre todo durante la década de los años cincuenta.
Hay un antes
y un después en la actuación desde que Brando irrumpió en la pantalla. Siguiendo
el llamado método “Stanislavski” y refrendado su aprendizaje en las clases de
Elia Kazan en el “Actors studio”, Brando buscaba la implicación
psicológica del interprete en los personajes que interpretaba. Un método que
siguieron después otros de los grandes como Paul Newman, James Dean, Al Pacino
o Robert de Niro o su amigo Jack Nicholson quién no tuvo duda en afirmar que
“no había nadie antes ni después de Brando. El don era enorme e impecable, como
Picasso”.
Rebelde e
irreverente Brando recibió premios de todo tipo, entre ellos dos Oscar, el
segundo por “El padrino” ,por el
inolvidable papel de Vito Corleone, que no acudió a recogerlo y en representación estuvo la actriz Sacheen
Littlefeather (“Pequeña pluma”), activista por los derechos de los indios quien
leyó un mensaje de Brando en que rechazaba
el galardón por el maltrato que sufrían los indígenas estadounidenses en la
industria cinematográfica.
Su primer
Oscar le había llegado por “La ley del silencio” que rodó posteriormente a “Un tranvía llamado
deseo”, ambas dirigidas por su maestro Elia Kazan. Entre esos dos enormes filmes
fue Julio Cesar, en la película del mismo nombre dirigida por Joseph L.
Mankiewicz.
Esas son las
tres grandes películas de su juventud y ya en la madurez la citada “El Padrino”
y “Apocalipsis now”, con el inolvidable papel del coronel Kurtz. Entre medias
fue el protagonista de “El último tango” de Bernardo Bertolucci, con una
controvertida escena que la actriz María Schneider denunció como una verdadera
violación, porque nadie la anunció que se rodaría una escena de esas
características.
Fuera de la actuación y en su vida privada a Brando se le achacan multitud de romances como el que mantuvo con Marilyn Monroe o algunas relaciones homosexuales, algo que solían ocultar la mayoría de los actores de Hollywood que mantenían relaciones con otros hombres. Estuvo casado en tres ocasiones y tuvo once hijos pero, sobre todo, fue un actor irrepetible que nos sorprenderá si buscando en las plataformas o recurriendo o los dvd vemos algunas de sus películas renunciando, aunque sea por una sola vez, a las series que nos devoran.
PUBLICADO EN LA VOZ ( 8.4.24)
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