El cine y la literatura llevan mucho tiempo yendo de la
mano. Buena parte de las novelas de hoy se escriben con imágenes, como si sus
autores ya viesen a sus personajes moviéndose por la `pantalla. Pero la
literatura en sí, fuera de la adaptación de una obra literaria, es de por sí un subgénero cinematográfico con un
sinfín de biopics, más o menos acertados, sobre grandes autores o, en
otros casos, fabulando historias de escritores que o bien buscan abrirse camino en el mundo de la
literatura o por el contrario se encuentran en sus momentos más bajos de
creación.
Entre las películas de ficción que recuerdo con mayor
interés está “El escritor”, de Roman Polanski; “Medianoche en París”, de Woody
Allen, “En la casa”, de François Ozon o “Descubriendo a Forrester”, de Gus van
Sant. Tampoco olvido “Epílogo”, de Gonzalo Suárez, un cineasta peculiar e
independiente de nuestro cine que cuenta también con una obra literaria que, de
alguna manera ha vinculado a la pantalla grande.
Esta semana se estrena “Sueños de una escritora en Nueva
York” y este mismo mes llegará a las pantallas, “Envidia sana”, dos
películas que hablan de literatura, más bien del deseo de escribir, de
convertirse en autoras para trasmitir todo ese universo literario que desean
crear. Ya llegará el momento de comentar más despacio “Envidia sana”, que
describe como una mujer, sin aparentes inquietudes, se convierte en una
escritora de éxito ante la sorpresa y sobre todo la envidia de su entorno.
“Sueños de una escritora en Nueva York”(101’) adapta
el libro de memorias de Joanna Rakoff “Mi año con Salinger”, en que cuenta como
nada más terminar su carrera entró a trabajar en la prestigiosa agencia
literaria Harold Ober, a la que pertenecieron autores como Scott Fitzgerald, William
Faulkner o Agatha Christie.
Joanna se esfuerza en la tarea que le encomienda su jefa,
Margaret (Sigouney Weaber) dura y exigente en los más mínimos detalles. Un cara
a cara entre la joven en principio tímida y apocada que se inicia en el mundo
laboral ; en las relaciones de pareja y
del entorno de una ciudad que, le es desconocida como Nueva York. Enfrente la
mujer segura de si misma, intelectual, con enorme personalidad que quiere que
todas sus instrucciones se cumplan a rajatabla.
Un filme en tono de comedia ,agradable de ver, pero con la
impresión al salir de la sala que la historia podría haber dado mucho más de sí.
Los personajes secundarios están muy desdibujados y solo la fuerza de las dos
mujeres protagonistas dan empaque a esta cinta que dirige el canadiense
Philippe Falardeau (“Profesor Lahzar”).
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