Cada vez son más las distribuidoras que recuperan para la pantalla grande títulos que las generaciones actuales no pudieron ver.
Esta misma semana “A contracorriente” repone “La escopeta nacional”, en el centenario de Berlanga mientras que Avalon se inclina por recordar el vigésimo aniversario de uno de los títulos míticos de David Lynch, “Mullholand Drive” una película que aún hoy, como he podido comprobar, sigue siendo compleja ,anárquica e inquietante.
De una historia lineal se pasa al caos más absoluto. Ningún personaje es lo que parece y ningún atisbo de realidad puede con la ficción, con lo ideado por David Lynch que no responde a cánones establecidos.
En “Mullholand drive” hay mafiosos, asesinos a sueldo ,vaqueros, cine dentro del cine, directores, productores, actrices, sexo, lesbianismo y…permanentemente sueños, como si el espectador fuera invitado a los diferentes mundos que es posible recrear en el cine.
Cuando sales de una película de David Lynch te preguntas que has visto. No sales del cine con una idea clara como ocurrió en “Una historia verdadera”, más bien te dejas llevar por la fuerza de las imágenes que nos trasmite como si fuesen nuestros sueños más placenteros o nuestras pesadillas más agobiantes.
Lo vimos en “Twin Peaks”, la madre de todas las series, en “Terciopelo azul” , “Cabeza borradora”, “Corazón salvaje”… cabe preguntarse si son de verdad thrillers o simplemente consecuencia de la magia del cine, de la sucesión de imágenes sugestivas, poderosas, fuera de toda norma, que nos envuelve con una música que es otro elemento esencial de sus cintas.
En “Mullholand Drive”, Naomi Wats mostraba todos los dotes que la convertirían en una gran actriz mientras que su oponente Laura Harring no ha tenido una carrera tan destacada. Ambas son las protagonistas absolutas de una película que no abandona el universo Lynch, con ese toque surrealista donde, el día a día se entremezcla con lo soñado. Un estilo personal e independiente de cualquier moda o tendencia y que es referente del cine contemporáneo.
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