Recuerdo a
Catherine Spaak en el Madrid de los setenta, amante ocasional de un hombre
maduro durante el sopor del verano. Aquella película era “Los pájaros de
Baden Baden”, basada en el relato de Ignacio Aldecoa, autor que llamó la
atención de Mario Camus ya que adaptó otras de sus obras como la del boxeador “Young
Sánchez” o la de un hombre gitano que tras cometer un asesinato se ve
obligado a huir en “Con el viento solano”.
Todas estas
películas tienen en común la soledad de los personajes y al mismo tiempo la
tremenda humanidad que desprenden. Están también solos muchos de los personajes
de “La colmena”, la compleja novela de Camilo José Cela y que muchos
consideraban imposible de llevar a la pantalla. No solo lo hizo si no que ganó
el Oso de Oro del Festival de Berlín en 1982 y un par de años después realizó
otra obra maestra con “Los santos inocentes”, novela de Miguel Delibes ,
que obtuvo diversos premios internacionales, entre ellos el de interpretación en
Cannes para la pareja protagonista formada por Alfredo Landa y Paco Rabal.
Escribo
recordando las entrevistas que hice a Mario Camus en distintos momentos, tanto
personal como telefónicamente y se mostraba como un hombre tímido, modesto,
incluso pero muy convencido de lo que hacía.
Creía en esa
unión entre el cine y la literatura y sin duda, para mí, supo conjugarlos de manera
magistral. Creía en el cine y en la poesía si volvemos a ver algunos de sus
últimos títulos como “El color de las nubes” y recuerdo también que fue
uno de los primeros, si no el primero, en recordar al maquis en la posguerra
española con “Los días del pasado”, que tuvo como protagonistas, creo
que como única vez en nuestro cine al matrimonio formado por Antonio Gades y
Pepa Flores. La guerra civil también
quedó reflejada ,sobre todo, en la excelente serie de televisión “La forja
de un rebelde”, basada en la autobiografía de Arturo Barea que refleja la
primera mitad del siglo XX.
A Camus como
a Kubrick no le gustaba volar y por eso era persona poco asidua a festivales y actividades
cinematográficas. Fue un grande callado y silencioso que nos regaló su cine
próximo y real y nos llevó en muchas ocasiones por su Cantabria natal que casi
nos dejó como un testamento en el lejano 2007 cuando rodó su última película: “El
prado de las estrellas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario