Es cierto que los padres solemos ser bastante vehementes cuando acudimos a ver a nuestros hijos en la disputa de un partido de fútbol; es cierto que todos deberíamos callarnos la boca pero el otro día asistí atónito a un espectáculo que superaba todo lo imaginable. Era un duelo, un derbi de juveniles entre dos equipos del mismo barrio. En las gradas las dos hinchadas, una muy cerca de otra. Desde el minuto uno, un señor alto y cincuentón empezó a meterse con el árbitro y enseguida, además, la tomó con uno de los jugadores contrarios que había hecho una falta. A todo esto un aficionado del equipo contrario amenazó con denunciar a la policía a otro de los espectadores que estaba grabando el partido porque había menores en su equipo. Para animar el cotarro una señora, fuera de sí, del mismo equipo del señor Alto, empezó a insultar a todos gravemente y haciendo gestos de irse a por alguno, mientras era sujetada por aficionados menos vehementes .No iban ni diez minutos y aquello tenía tintes de tragedia griega .Yo no entendía nada y menos todavía cuando me dijeron que el señor Alto era el director del colegio(¿¿¿???).Otro para justificar ese cargo decía que si, que era el director, pero que en el campo de fútbol era un seguidor más. Vaya me imagino al Sr. Alto imponiendo disciplina en el colegio a voz en grito, o incluso sacándose el cinturón, que parece está tan de moda como apretárselo. Me imagino al Sr.Alto arengado a los jugadores de su equipo como si fuesen a librar una batalla. No concibo a éste Sr Alto capaz de enseñar historia ; civismo , literatura y mucho menos poesía. ¿Sabrá que Gabriel García Márquez cumplió esta semana 85 años? ¿Sabrá que se ha puesto a la venta la primera edición digital de “Cien años de Soledad” coincidiendo con el 45º aniversario de la publicación del libro, una de las obras claves de la literatura del siglo XX?, ¿Sabrá que es el realismo mágico? Creo que Macondo existe, que todo aquel mundo ideado por Gabo es tan real como el surrealismo de Buñuel o Dalí.
Sólo hay que darse una vuelta por un campo de fútbol, bien cuidado, con césped artificial, nada que ver con los de antaño, con chavales altos y fuertes, nada que ver con los españolitos de los cincuenta o los sesenta; con balones más ligeros, con duchas de agua caliente, con gradas, pero con espectadores que no son capaces de evolucionar y que siguen incitando de alguna manera a la violencia.
A lo mejor el Sr. Alto es diferente en el colegio pero el poso que deja en las gradas no invita a soñar. Forma parte del realismo mágico. Gabo podría incluirlo en su próxima novela con unas “alas enormes” y Dalí imaginarlo en sus lienzos, vociferando en medio de la nada. El Sr. Alto es todo un personaje en busca de autor.
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