En aquellos medios estatales el golpe se justificaba como al
día siguiente harían los periódicos que seguían las directrices del régimen como
ABC ,Ya, Arriba o cualquier otro. Fue en las ediciones del día 12, salvo
Pueblo, diario de tarde que, anunció como noticia de última hora el
levantamiento militar.
No solo se justificaba, sino que se aplaudía el golpe
militar en unos años en España en que confiábamos en que terminaría la dictadura
y solo algunas revistas como “Cuadernos para el diálogo” se atrevían a criticar
el golpe . Chile era un espejo para los demócratas que habían visto como el
socialismo había ganado las elecciones en las urnas. Allende era admirado por
los demócratas españoles y se convirtió en un mito cuando murió defendiendo la
democracia chilena frente a los militares que llevarían a cabo una brutal
represión con miles de detenidos, torturados, asesinados o desaparecidos de los
que aún, hoy, no se sabe que se hizo con ellos o dónde están sus restos.
El golpe a la democracia chilena fue un golpe a todos nuestros sueños de juventud y oposición al régimen franquista. Pinochet, inconfeso admirador de Franco, empleó cualquier método para asentarse en el poder con el conocido apoyo de EEUU que durante los años setenta contribuyó a que el cono sur de América Latina se convirtiera en paraíso de las dictaduras militares, limitando de esta manera elecciones libres y cualquier atisbo de gobiernos socialistas.
Aquel golpe militar del 73 hizo que muchos españoles
revivieran su propia historia y que otros, más jóvenes, mirásemos con escepticismo
el futuro. Represión en Chile o el exilio para miles de chilenos que debieron
salir del país para salvar sus vidas y buscar refugio en otros países
latinoamericanos o europeos como Francia porque, en España todavía continuaba
el régimen de Franco.
Sabíamos que Víctor Jara también había sido asesinado ; que
Neruda murió poco después, que los Quilapayun o Inti Illimani habían tenido que
dejar el país, como ocurrió con cineastas como Miguel Littin o Patricio Guzmán y
que Chile entraba en un largo túnel de silencio y represión. Ha quedado testimonio
documental, gráfico y cinematográfico del infierno que vivieron miles de chilenos
durante la dictadura. Pinochet estaría diecisiete largos años en el poder y siguió
en la sombra como jefe de las Fuerzas Armadas y posteriormente fue nombrado senador
vitalicio, aunque sus últimos años no
fueron tan dorados ya que en 1998 fue arrestado en Londres en relación con numerosas
violaciones de los derechos humanos y antes de morir en 2006 pasó dos años de
arresto domiciliario en su casa de Santiago de Chile.
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