Baiona ha perdido el bullicio, los atascos en Elduayen y las prisas por coger mesa en los restaurantes.
Es una ciudad donde algunos han echado el cierre tras la avalancha de visitantes en julio y agosto. Los pasos por sus calles de `piedra se mantienen incólumes, seguramente como hicieran los marineros de "La Pinta" cuya réplica descansa en el puerto en medio de yates, lanchas o veleros.
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