“Drive my car” basada en un relato corto de Haruki Marukami ,
no solo habla de la pérdida sino de la incomunicación , la soledad o el
desarraigo, tomando como vínculo el Tío
Vania de Chejov.
El personaje central Yasuke (Hidetoshi Nishijima) llega a Hiroshima con su viejo coche, un saab
con cerca de 20 años de antigüedad que solo conduce él. Es un coche que le une con el pasado y en el
que escucha la voz de su mujer muerta, repasando los textos de Chejov, mientras
conduce. Cuando los responsables del centro donde va a preparar la
representación de la obra le exigen que durante su estancia no conduzca él y
sea un conductor quien le traslade de un lugar a otro, Yasuke no se muestra muy
dispuesto y menos cuando una joven de 23 años, Misaki (Toko Miura) será la que conduzca.
Tío Vania vincula a los personajes protagonistas con
su propia existencia y cómo podemos saltar las barreras de la incomunicación y
entregarnos a través del arte. Los actores de la obra proceden cada uno de
países diferentes, incluso hay una actriz muda, lo que nos da a entender que la
comunicación entre los seres humanos siempre es posible, aunque falten las
palabras.
“Drive my car” tiene un tono alegórico y poético en
una ciudad mártir , Hiroshima, que también debe dejar atrás su pasado. Aunque muy
diferente, esa relación entre conductor y pasajero la hemos visto ya en cine
con títulos como “Geen book” o “Paseando a Miss Daisy” pero la película
de Hamaguchi refrenda a un director que puede convertirse en uno de los grandes.
Ojo no hay que asustarse por la duración, 179 minutos,
porque es una de esas películas que siempre podrás recordar.
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