2/19/2022

PÁGINAS SUELTAS( 15) EL OTRO CARTERO DE ANTONIO SKÁRMETA

 

"Ardiente paciencia". El cartero y Neruda

Conocí a Antonio Skármeta en el festival de Huelva de 1983. En aquella edición el escritor chileno se convirtió en la estrella del certamen porque su película “Ardiente paciencia”, se llevó todos los premios, incluyendo el recién creado de Radio Exterior de España a la película que mejor reflejase la realidad socio-cultural de la comunidad iberoamericana”.

Skármeta estuvo abierto a las entrevistas y a los encuentros con unos y otros, incluyendo los niños porque también escribía libros infantiles y esa cercanía y esa proximidad quedó patente durante el certamen. “Ardiente paciencia”, fue la antesala de “El cartero” que obtendría un enorme éxito internacional, unos años después. Grande, de aspecto bonachón , Skármeta miraba con curiosidad a través de sus lentes. Una enorme facilidad de palabra y una sonrisa que acompañaba sus opiniones. Nada parecía inmutarle.

“Ardiente paciencia” no se estrenó comercialmente en España y pasó desapercibida para la mayoría de la gente. Que recuerde solo hubo un pase en la 2 de Televisión Española, en el programa la “Ventana electrónica”, que dirigía Emma Tamargo y que estaba en la emisora de Huelva cuando se proyectó en el festival. Muchos años después Canal + hizo un especial, no recuerda bien, si sobre Neruda o Chile e incluyó la película
El cartero

“Ardiente paciencia” me pareció mucho más cercana y natural que “El cartero”. Chile estaba en plena dictadura y la película situaba la acción en Isla Negra, donde Neruda tenía una de sus residencias. Allí establecía esa relación tan personal con el cartero que llevaba la correspondencia, incluyendo aquella que le anunciaba el Nobel de Literatura. El cartero utilizaba los versos del poeta para seducir a la chica de que la estaba profundamente enamorado. Cuando Neruda le recriminaba que le plagiara sus versos respondía: “La poesía no es de quién la escribe sino de quien la lee”
Marcela Osorio, seducida por los poemas de Neruda 

Digo que la película me resultaba más cercana porque cuando se estrenó, Chile seguía sufriendo la dictadura de Pinochet. Hacía dos años que nosotros habíamos sufrido un intento de golpe de estado y la acción de “Ardiente Paciencia” reflejaba la situación en Chile tras el golpe militar. Todos los actores eran chilenos empezando por un Roberto Parada, similar hasta físicamente a Pablo Neruda, Oscar Castro, como El cartero y Marcela Osorio, la pretendida .

Isla Negra fueron las costas y mares portugueses donde se rodó ya que era impensable ir a Chile para realizar la película. Antonio Skármeta vivía en aquella época en Alemania Occidental donde estaba exiliado. Allí concibió aquella historia que traspasó fronteras, dio origen a novelas, cine, teatro y hasta una ópera.

Decía que fui el cartero de Skármeta porque cuando ganó en Huelva no lo conocía nadie en nuestro país ,era un auténtico desconocido y las pocas referencias que había en medios de comunicación ,noticias de interés literario o cinematográfico incluso convocatorias literarias se las enviaba por fax o le escribía cartas a las direcciones que me facilitaba y ya posteriormente, cuando regresó del exilio en 1989,  a su domicilio en Cardenal Newman, en Santiago de Chile.


La buena aceptación que tuvo la película, ya digo a niveles reducidos, hizo que un par de años después Plaza y Janés publicase la novela “Ardiente paciencia” en España.

Lo he contado en otras ocasiones, pero la presentación fue minoritaria, aunque muy especial para los que estuvimos. Fue en el antiguo Hotel Sanvy, en la Plaza de Colón, donde media docena de periodistas convocados por la editorial departimos con Skármeta y sus dos presentadores : Mario Benedetti y Miguel Littin. Una conversación distendida que derivó hacia un tema que apasionaba a los tres escritores: el fútbol y al que algunos no los íbamos a la zaga.

Era 1986 y estaba celebrándose el Mundial de México, aquel de los goles de Maradona a Inglaterra, la mano de Dios y el slalom imposible,  y para los españoles el de Butragueño y sus cuatro goles a Dinamarca(5-1) . Creo que aquella tarde había un partido de Uruguay contra Alemania Occidental  y nada más tomar el café se excusaron y salieron camino de sus casas u hoteles para ver el partido .Pero me dio tiempo a que Antonio lo firmara para mis dos hijos mayores. Los otros dos aún no habían nacido.

Un par de años antes, en Huelva, Skármeta  había formado parte de nuestro jurado y como establecimos,  Radio Exterior organizó una comida a la que asistían los miembros del jurado y los compañeros acreditados en el Festival. Mi experiencia en Cádiz, donde mis padres vivían desde hacía más de diez años, me llevó a pedir que nos buscaran una venta , en lugar de meternos en un restaurante que se comiese el presupuesto.
El Paraíso (Huelva Información)

La venta “El Paraíso”, cerca de Punta Umbría fue el lugar elegido y todavía recuerdo a Nora la mujer de Skármeta, de origen alemán,  saboreando las gambas y un fantástico lenguado, cuando todavía se podían comer a un precio asequible.  

Fueron muchos años de relación con Antonio Skármeta del que seguí toda su trayectoria. La relación continúo después del éxito de “El cartero”(1994), la película dirigida por el británico Michael Radford que llegó a estar en la lucha por los Oscar de Hollywood. Su realización  fue un empeño personal del actor Massimo Troisi, quién cautivado por la historia  quiso interpretar el último papel de su vida ya que se encontraba  gravemente enfermo y falleció en vísperas del estreno.


En Buenos Aires  el día en que murió Pinochet.


La última vez que le entrevisté fue en 2009 cuando Fernando Trueba llevó al cine “El baile de la Victoria” que había ganado el Planeta, unos años atrás. Dos años antes,2007, estuve con Skármeta en Santiago de Chile en un ciclo de cine que organicé, en mis vacaciones, vinculado a la emigración y al exilio que me llevó por varios países de América.  Skármeta, que ya me había acompañado en Buenos Aires, participó en la mesa redonda, en el Centro Cultural del Palacio de la Moneda junto al escritor argentino Marcelo Figueras; el chileno Luis Vera y la cineasta española Marta Arribas.

No estuve más allá de cinco días en Santiago, aunque me dio tiempo a visitar Valparaíso y la casa-museo que tenía allí Pablo Neruda. En Santiago comimos con Skármeta en el Café Torres, en la Alameda Bernardo O’ Higgins, uno de los restaurantes más antiguos y clásicos de la capital chilena. No me atrajo Santiago. Me impresionó visitar el complejo de la Moneda o las aguas turbias del río, que recordaba repleto de cadáveres, en películas como “Missing”, de Costa-Gavras. Mi imagen de Santiago era de tristeza, miedo ,persecuciones y desaparecidos y no logré borrar esa concepción todo lo que hubiese querido, aunque hubiesen pasado ya muchos años desde la marcha de Pinochet, quien había fallecido en diciembre de 2006 cuando, precisamente, estábamos en Buenos Aires con el mismo ciclo.  Santiago me pareció una ciudad poco bulliciosa, que curaba las heridas de la larga noche que había padecido. No obstante, la sentía protegida por esos Andes colosales que se vislumbran desde la ciudad. Esa “La cordillera de los sueños”, como la llamó Patricio Guzmán en su documental, protege Santiago de las miradas, pero también aísla a sus habitantes.
Siempre me quedarán sus libros.

Mi salida de la radio y la no excesiva actividad profesional que he tenido desde mi prejubilación me fueron alejando de Antonio Skármeta, del que guardo la amistad que mantuvimos .Siempre apreciaré al apacible escritor, de origen croata, como queda patente en muchos de sus libros, con el que compartí tan buenos momentos.

Hoy  “armados de una ardiente paciencia” como decía Neruda en su discurso de aceptación del Nobel, parafraseando a Rimbaud, queda en la memoria aquella primera vez en Huelva cuando comencé a convertirme en cartero.

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