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"Ardiente paciencia". El cartero y Neruda |
Conocí a Antonio Skármeta en el festival
de Huelva de 1983. En aquella edición el escritor chileno se convirtió en la
estrella del certamen porque su película “Ardiente paciencia”, se llevó todos
los premios, incluyendo el recién creado de Radio Exterior de España a la
película que mejor reflejase la realidad socio-cultural de la comunidad
iberoamericana”.
Skármeta estuvo abierto a las entrevistas
y a los encuentros con unos y otros, incluyendo los niños porque también
escribía libros infantiles y esa cercanía y esa proximidad quedó patente
durante el certamen. “Ardiente paciencia”, fue la antesala de “El cartero” que
obtendría un enorme éxito internacional, unos años después. Grande, de aspecto
bonachón , Skármeta miraba con curiosidad a través de sus lentes. Una enorme
facilidad de palabra y una sonrisa que acompañaba sus opiniones. Nada parecía
inmutarle.
“Ardiente paciencia” no se estrenó
comercialmente en España y pasó desapercibida para la mayoría de la gente. Que
recuerde solo hubo un pase en la 2 de Televisión Española, en el programa la
“Ventana electrónica”, que dirigía Emma Tamargo y que estaba en la emisora de
Huelva cuando se proyectó en el festival. Muchos años después Canal + hizo un
especial, no recuerda bien, si sobre Neruda o Chile e incluyó la película
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El cartero |
“Ardiente paciencia” me pareció mucho más
cercana y natural que “El cartero”. Chile estaba en plena dictadura y la
película situaba la acción en Isla Negra, donde Neruda tenía una de sus
residencias. Allí establecía esa relación tan personal con el cartero que
llevaba la correspondencia, incluyendo aquella que le anunciaba el Nobel de
Literatura. El cartero utilizaba los versos del poeta para seducir a la chica
de que la estaba profundamente enamorado. Cuando Neruda le recriminaba que le
plagiara sus versos respondía: “La poesía no es de quién la escribe sino de
quien la lee”
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Marcela Osorio, seducida por los poemas de Neruda |
Digo que la película me resultaba más
cercana porque cuando se estrenó, Chile seguía sufriendo la dictadura de
Pinochet. Hacía dos años que nosotros habíamos sufrido un intento de golpe de
estado y la acción de “Ardiente Paciencia” reflejaba la situación en Chile tras
el golpe militar. Todos los actores eran chilenos empezando por un Roberto
Parada, similar hasta físicamente a Pablo Neruda, Oscar Castro, como El cartero
y Marcela Osorio, la pretendida .
Isla Negra fueron las costas y mares
portugueses donde se rodó ya que era impensable ir a Chile para realizar la película.
Antonio Skármeta vivía en aquella época en Alemania Occidental donde estaba
exiliado. Allí concibió aquella historia que traspasó fronteras, dio origen a novelas,
cine, teatro y hasta una ópera.
Decía que fui el cartero de
Skármeta porque cuando ganó en Huelva no lo conocía nadie en nuestro país ,era
un auténtico desconocido y las pocas referencias que había en medios de
comunicación ,noticias de interés literario o cinematográfico incluso
convocatorias literarias se las enviaba por fax o le escribía cartas a las
direcciones que me facilitaba y ya posteriormente, cuando regresó del exilio en
1989, a su domicilio en Cardenal Newman,
en Santiago de Chile.
La buena aceptación que tuvo la película,
ya digo a niveles reducidos, hizo que un par de años después Plaza y Janés publicase
la novela “Ardiente paciencia” en España.
Lo he contado en otras ocasiones, pero la
presentación fue minoritaria, aunque muy especial para los que estuvimos. Fue
en el antiguo Hotel Sanvy, en la Plaza de Colón, donde media docena de
periodistas convocados por la editorial departimos con Skármeta y sus dos
presentadores : Mario Benedetti y Miguel Littin. Una conversación distendida que
derivó hacia un tema que apasionaba a los tres escritores: el fútbol y al que
algunos no los íbamos a la zaga.
Era 1986 y estaba celebrándose el Mundial
de México, aquel de los goles de Maradona a Inglaterra, la mano de Dios y el
slalom imposible, y para los españoles el
de Butragueño y sus cuatro goles a Dinamarca(5-1) . Creo que aquella tarde había
un partido de Uruguay contra Alemania Occidental y nada más tomar el café se excusaron y salieron
camino de sus casas u hoteles para ver el partido .Pero me dio tiempo a que Antonio lo firmara para mis dos hijos mayores. Los otros dos aún no habían nacido.
Un par de años antes, en Huelva, Skármeta había formado parte de nuestro jurado y como establecimos,
Radio Exterior organizó una comida a la
que asistían los miembros del jurado y los compañeros acreditados en el
Festival. Mi experiencia en Cádiz, donde mis padres vivían desde hacía más de
diez años, me llevó a pedir que nos buscaran una venta , en lugar de meternos
en un restaurante que se comiese el presupuesto.
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El Paraíso (Huelva Información) |
La venta “El Paraíso”, cerca de Punta
Umbría fue el lugar elegido y todavía recuerdo a Nora la mujer de Skármeta, de
origen alemán, saboreando las gambas y
un fantástico lenguado, cuando todavía se podían comer a un precio asequible.
Fueron muchos años de relación con Antonio
Skármeta del que seguí toda su trayectoria. La relación continúo después del
éxito de “El cartero”(1994), la película dirigida por el británico Michael Radford
que llegó a estar en la lucha por los Oscar de Hollywood. Su realización fue un empeño personal del actor Massimo
Troisi, quién cautivado por la historia quiso interpretar el último papel de su vida ya
que se encontraba gravemente enfermo y
falleció en vísperas del estreno.
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En Buenos Aires el día en que murió Pinochet. |
La última vez que le entrevisté fue en
2009 cuando Fernando Trueba llevó al cine “El baile de la Victoria” que había
ganado el Planeta, unos años atrás. Dos años antes,2007, estuve con Skármeta en
Santiago de Chile en un ciclo de cine que organicé, en mis vacaciones, vinculado
a la emigración y al exilio que me llevó por varios países de América. Skármeta, que ya me había acompañado en Buenos
Aires, participó en la mesa redonda, en el Centro Cultural del Palacio de la
Moneda junto al escritor argentino Marcelo Figueras; el chileno Luis Vera y la
cineasta española Marta Arribas.
No estuve más allá de cinco días en
Santiago, aunque me dio tiempo a visitar Valparaíso y la casa-museo que tenía
allí Pablo Neruda. En Santiago comimos con Skármeta en el Café Torres, en la Alameda
Bernardo O’ Higgins, uno de los restaurantes más antiguos y clásicos de la
capital chilena. No me atrajo Santiago. Me impresionó visitar el complejo de la
Moneda o las aguas turbias del río, que recordaba repleto de cadáveres, en
películas como “Missing”, de Costa-Gavras. Mi imagen de Santiago era de tristeza,
miedo ,persecuciones y desaparecidos y no logré borrar esa concepción todo lo
que hubiese querido, aunque hubiesen pasado ya muchos años desde la marcha de
Pinochet, quien había fallecido en diciembre de 2006 cuando, precisamente,
estábamos en Buenos Aires con el mismo ciclo. Santiago me pareció una ciudad poco
bulliciosa, que curaba las heridas de la larga
noche que había padecido. No obstante, la sentía protegida por esos Andes colosales
que se vislumbran desde la ciudad. Esa “La cordillera de los sueños”, como la
llamó Patricio Guzmán en su documental, protege Santiago de las miradas, pero
también aísla a sus habitantes.
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Siempre me quedarán sus libros. |
Mi salida de la radio y la no excesiva
actividad profesional que he tenido desde mi prejubilación me fueron alejando
de Antonio Skármeta, del que guardo la amistad que mantuvimos .Siempre
apreciaré al apacible escritor, de origen croata, como queda patente en muchos
de sus libros, con el que compartí tan buenos momentos.
Hoy “armados de una ardiente paciencia” como decía
Neruda en su discurso de aceptación del Nobel, parafraseando a Rimbaud, queda en
la memoria aquella primera vez en Huelva cuando comencé a convertirme en
cartero.
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