“HASTA EL AÑO QUE VIENE”
Foto Timeout |
No había tradición de la Nochevieja en casa, era para
nosotros una fiesta anodina en la que cenábamos sin alardes, tomábamos las uvas con los abuelos y poco más.
La televisión en blanco y negro tampoco animaba a muchas más alegrías. Recuerdo
las campanadas en la radio cuando aún no había cumplido los diez años. Desde primeros
de los sesenta se retrasmitieron siempre desde la Puerta del Sol de Madrid,
aunque creo que hubo una ocasión en que el cambio de año se llevó a cabo en Barcelona.
Blog." Veinte Minutos" |
Una, dos ,tres hasta doce uvas para despedir al viejo y dar
la bienvenida al nuevo año con optimismo, aunque esos doce segundos den más
para el recuerdo de los que se fueron que para desear un buen futuro.Nochevieja
es sinónimo de la mayor fiesta del año, esa ocasión en que hay que ponerse las
mejores galas y divertirse por obligación, aunque ese no sea tu mejor día.
En casa de nuestros padres el viejo tocadiscos bettor
escupía canciones . Aquella noche estábamos autorizados a ponerlo ,aunque era
nuestro abuelo quien supervisaba minuciosamente cada uno de nuestros
movimientos. A veces las canciones estaban rayadas y en otras, cuando queríamos
poner la aguja sobre el elepé o el single no acertábamos del todo y la
respuesta era un ruido, casi un quejido del pobre disco que sufría de nuestro
pulso poco asentado.
No poníamos “Only You” de los Platers, la canción que
mi padre tarareaba insistentemente, porque el riesgo a que se rayase era
bastante tangible. Sonaban la yenka, el twist, el madison, el rock and roll y todos aquellos ritmos y
canciones que nos acompañaban durante los cincuenta y los sesenta hasta la
irrupción de innumerables grupos que encabezaron The Beatles o The Rolling
Stones. La música, las canciones nos llevan a rememorar momentos determinados
de nuestras vidas y no tengo muchos de aquellas Nocheviejas de Madrid.
Cuando empecé a salir si recuerdo algunas fiestas en casas
de amigos u otras a las que llegabas porque te llevaba un amigo de un amigo de
la prima del dueño de la casa, vamos que te colabas, Así hasta que la tradición
nos llevaba cuando ya amanecía a alguna churrería antes de acostarte y
enterarte muchas horas después de que era Año Nuevo. Una de aquellas fiestas fue
en casa de Jaime Chávarri que, con los años se convertiría en un excelente cineasta.
En aquella fiesta no era ni siquiera un meritorio.
Foto Planes con Hijos.com |
Pasado el tiempo , no sé por qué, desde que tuvimos hijos la fiesta de Nochevieja en casa era toda una reunión superior, incluso a la Nochebuena en que disfrutábamos con los niños y con algunos de nuestros sobrinos que se sumaban a una cena multitudinaria a la que se añadían después, tras las uvas, tíos y algún que otro amigo. Discos, serían ya cd, bailes y juegos a veces hasta pasadas las cuatro o las cinco de la madrugada.
No había nada de particular. Algunas risas y cava. Antes la
cena había sido copiosa con algo de marisco, pavo o pularda y ensaladas. Recuerdo
un año, cuando el salmón era ese gran desconocido, uno de mis amigos que
viajaba con frecuencia, me ofreció la posibilidad de traerme un salmón ahumado
de Noruega. Ni que decir tiene que no dejamos ni las raspas y no porque no
vinieran incluidas. Eran novedades que llegaban a nuestras mesas en los
ochenta, y comenzaron a popularizarse manjares que antes solo eran para una
minoría. Ya he dicho antes que el salmón
acabó convirtiéndose en el “pollo del socialismo”.
Más que cualquier otro día, Nochevieja es sinónimo de reunión
de todos los miembros de la familia, los que quedamos de antes y los que se han
ido añadiendo. En los ochenta tras guitarras, acordeones y cd éramos capaces de
ponernos una película que habíamos alquilado, aquella misma tarde, en el
videoclub. Podíamos ver el amanecer con el VHS encendido, con Humphrey e
Ingrid; Rita y Glenn o Spencer y Katherine introduciéndose en nuestras casas. Mientras en las calles resonaban los últimos sonidos
de los rezagados que se resistían a aceptar dormidos el nuevo año y seguramente
sonarían los primeros camiones que recogerían las huellas de la noche.
En la casa restos de confetis y serpentinas , copas
esparcidas por las diferentes mesas, botellas apagadas , polvorones y mazapanes
que seguían esperando alguna boca que los engullera…Había silencio, un silencio
cada vez más profundo porque llegaba el día en que todos dormían. Estábamos en
otro año.
Foto EL IDEALISTA.com |
Una mañana de Año Nuevo podría asemejarse a esta instantánea, lo que ocurre es que cada vez tenemos más días similares como consecuencia del covid 19. Esperemos que 2022 nos traiga mejores noticias sobre esta pandemia que nos tiene agobiados desde hace dos años. PARA TODOS Y TODAS MIS MEJORES DESEOS Y CUANTO MENOS ESPERANZA DE QUE SEA UN AÑO MEJOR.
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