La madre en el cine de Pedro Almodóvar juega un papel esencial en buena parte de su filmografía. ”Todo sobre mi madre”, “Volver”, “Julieta” o la más reciente “Madres paralelas”, tienen a la figura materna como columna vertebral del relato. Madres coraje, madres modelo e incluso madres castradoras como la Lola Gaos de “Furtivos”.
Pero mucho antes que Almodóvar, John Ford hizo de la figura
de la madre el personaje central sobre el que giraba toda la familia como
vimos, por ejemplo, en una de sus obras cumbres “Las uvas de la ira” en que
Jane Darwell concentraba todas las miradas y todas las acciones de su familia,
sin apenas inmutarse y mostrando una infinita ternura y generosidad en años en
que la miseria y el hambre se había adueñado de muchos norteamericanos.
Recuerdo a la Sofía Loren de “Dos mujeres”; a la madre coraje de “Rocco y sus hermanos”, a la luchadora Julia Roberts de “Erin Brockovich”; a la Kristin Stewart de “La habitación del pánico” o a Mary March en las distintas versiones de “Mujercitas”. Las madres de esta semana son muy diferentes, muy distintas, aunque tienen muchos puntos en común. Se trata de “La hija” la última propuesta de Luis Martín Cuenca y “Lamb”, del islandés Valdimar Johannsson .Las dos tienen en común la maternidad de cualquier forma o a cualquier precio.
Martín Cuenca no es un director complaciente. Sus personajes son seres solitarios que buscan cumplir sus objetivos por encima de todo. Pueden ser las personas más amables, pero por detrás esconden comportamientos muy dispares a lo que aparentan. Lo vimos en “Caníbal”, incluso en “Autor” y lo refrenda en “La hija” en que la pareja que forman Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz acoge en su casa, en mitad del monte, a una quinceañera embarazada (Irene Virguez) porque han acordado quedarse con la niña cuando ésta dé a luz. Para ellos no hay vuelta atrás la niña tiene que ser suya por encima de todo.
“Lamb” tiene en común que la pareja
protagonista, es una pareja de mediana edad, sin hijos y que vive como los
protagonistas de “La hija” en una granja solitaria, lejos de una población,
en la estepa islandesa. Una vida monótona en la granja en la que se ocupan del
rebaño y donde cada día es igual al anterior.
Premiada en el
festival de Sitges como mejor película , “Lamb” es un drama, con gran
dosis de cine fantástico ,cuando una de las ovejas pare una extraña criatura-
El matrimonio la adopta como si fuese la hija que siempre esperaron. Como en la
película de Martín Cuenca los protagonistas no atienden a razones ni siquiera
cuando sus auténticos padres quieren recuperarla.
Ambas mujeres, ambas madres impostadas ,con la
complicidad de sus parejas, se afanan en formar una familia sin contar con los
sentimientos de terceros, en este caso, los auténticos padres .
“La hija” y
“Lamb” son dos películas inquietantes que plantean hasta donde somos capaces de
llegar , con tal de conseguir nuestros propósitos y en este caso la categoría
de madres, cuando la maternidad es ya
una obsesión.
(ARTICULO PUBLICADO EN LA VOZ.29-11-21)
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