“My
Beautiful Bagdad”(108’) dirigida por Samir, un cineasta suizo pero que mantiene sus orígenes iraquíes
en su cine (”Odisea iraquí”, Immer y Ewing”) construye ahora un filme
sobre un grupo de iraquíes exiliados en Londres que responden a perfiles muy
diferentes.
Junto a los distintos protagonistas también hay que incluir el café “Abu Nawas” donde se reúnen a diario los iraquíes, un microcosmos donde hablan de su país o de la situación que viven en Londres. Exiliados que comparten, entre bromas, su anhelo de libertad y su deseo de dejar atrás un pasado muy duro en Irak.
Hay comunistas y ateos, homosexuales, integristas , mujeres víctimas del machismo y situaciones de racismo y xenofobia. Un cóctel que toca muchos palos porque unos y otros temas, según el director, se retroalimentan. Es difícil separar unos de otros si los relacionamos con el mundo árabe y en países como Irak, en que la religión planea sobre toda la sociedad y la política se sustenta en la opresión a las mujeres y a cualquier minoría.
“My beautiful
Bagdad” entremezcla humor,
drama o elementos del thriller. Personajes que buscan vivir en una sociedad que
tampoco es muy receptiva. Están la pareja dueña del café, su hijo, su amigo que
esconde su homosexualidad mientras otro de los jóvenes se deja llevar por los “cantos
de sirena” de un imán que quiere formar una cédula terrorista o el vigilante de
un museo donde yacen obras de arte de la cultura mesopotámica como metáfora de
un pasado esplendoroso que convive con un futuro incierto. Son historias de
hombres, salvo la de la copropietaria de la cafetería o la de una mujer que
huyó de su marido, el hombre que la maltrataba y trata de rehacer su vida y que
está interpretada por Zahraa Ghandour (“La decisión”) una de las mejores
actrices iraquíes.
Personajes todos de una ciudad, de un mundo ajeno y por eso encuentran en la cafetería el calor de sus raíces.Una película que reúne todos los elementos para que pasemos un buen rato.
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