1/03/2021

IMÁGENES ANCLADAS.






De ese portal salían Carlos y la vedette, su vecina, su amor platónico

El portal entonces era así....



Paseando por Madrid, en ocasiones, me encuentro con lugares que tengo la sensación de haber visto antes, aunque nunca haya estado allí. Son lugares transformados pero que un día vi en la pantalla. El cine, más que ningún otro medio, mantiene la memoria. Las imágenes se graban en nuestro cerebro y nos dicen que esos lugares los conocemos que, hemos visto correr por sus calles, por sus parques o sus ciudades a infinidad de personajes

Me pasó el otro día con un portal ,en la calle Antonio Acuña, esquina a Felipe II, en Madrid. Un portal como cualquier otro, seguramente de los años cuarenta, del que entraban y salían los protagonistas de la película.
Un portal y un puesto de periódicos que ya no continúan, como tantos otros que han ido desapareciendo. La fisonomía de la zona es distinta pero el portal sigue vivo y de él saldrán y entrarán personas que han hecho sus vidas en el interior. Antes su fachada era diferente , el bajo estaba desnudo. Ahora hay un bar y una terraza que, no sé si habrá crecido con el confinamiento. Hay gente sentada a pesar del frío. Otros caminan acelerados tras sus compras en el Corte Inglés y otros comercios de la zona para los regalos de Navidad.

Ese lugar lo había visto en una película perdida, de esas de las que apenas se habla, “Los chicos”, una de las tres películas que dirigió el italiano Marco Ferreri durante los años que vivió en Madrid. Un filme eclipsado entre sus dos grandes títulos ,”El pisito”(1958) y “El cochecito”(1960).

“Los chicos” es de 1959 y tiene cuatro chavales como protagonistas, espejo de la juventud de aquellos años. Cuatro amigos. El encargado del quiosco, el botones de un hotel que sueña con saltar de espontáneo a Las Ventas, el estudiante enamorado de la vedette: e¡ chico preocupado por las relaciones de su madre ….

. Ninguno siguió la carrera actoral y Alberto Jiménez a quién se relaciona en internet con uno de los protagonistas de la película, no tuvo nada que ver porque ni siquiera había nacido . Junto a “los chicos” algunos de nuestros grandes secundarios como Félix Dafauce, María Luisa Ponte, Irene Daina una de las “vedettes” estrellas de la época, o una jovencísima Ana María Vidal. El guion no era de Rafael Azcona, quién trabajó durante más de 30 años con Ferreri, si no de Leonardo Marín y la fotografía de Francisco Sempere, uno de los grandes fotógrafos cinematográficos de la época y al que tuve la suerte de conocer. Su casa, puerta con puerta con la de mis padres, era una fiesta del cine. Por allí pasaron muchos de los grandes, entre ellos, sus cuñados, Gil Parrondo y el guionista Carlos Blanco.



 
Así era la calle de Felipe II, en 1959

Aquella película, como las que hicieron Bardem, Berlanga, Fernán Gómez o incluso Nieves Conde, mostraron, como ninguna otra, la España de los cincuenta, un país triste, apagado, en blanco y negro, donde el flirteo con las chicas se limitaba a algún que otro piropo ; la entrada a los cines la impedían los porteros de las salas si no habías cumplido los 18 , besar a la novia eran palabras mayores y enamorarte de una vecina que era vedette era soñar con Marilyn Monroe. El quiosco de periódicos es el epicentro del relato. En él se sitúan las historias y descubrimos las tramas de cada uno de los jóvenes. No era fácil ver la película ahora la editan Mercury films y Divisa y gracias a ello podemos comprobar como fuimos y como trascurría nuestra vida en ese Madrid oscuro y apagado de las pequeñas y grandes cosas de los protagonistas.

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