Madrid, parece que va a cambiar de fase. El lunes estaremos en la Uno y eso a pesar que desde el Colegio de Médicos de Madrid, se alerta de que la Comunidad todavía no está preparada para avanzar en el Estado de Alarma. Ni el numero de test, ni la atención primaria reúnen los requisitos, pero la presión política se va a imponer. En Madrid, no hay playa. pero si terrazas que van a llevar como moscas a la miel a miles de madrileños intentando saborear las cañas bien tiradas o no, nos va a dar casi igual, más de dos meses después. Esperemos que los madrileños tengan el “seny” del que han carecido los barceloneses que abarrotaron las playas de la ciudad como también hicieron los donostiarras en San Sebastián, los malagueños o los valencianos…Esto no se ha acabado por mucho que se vayan dulcificando las medidas, pero algunos o no se enteran, lo cual ya es grave, o están por encima del bien y del mal.
Ayer caminando con mi mascarilla, observé como una chica se
la quitaba y se tocaba por toda la cara para, supongo, aliviar los picores; poco
más adelante, por López de Hoyos, otra retiraba la mascarilla para estornudar y
no se cubría con el codo, si no con la mano. La tercera, que hablaba por móvil,
se detuvo al caerse el tapabocas, como dirían muchos latinoamericanos. La
recogió del suelo y me temo que volvió a ponérsela. Veo cada vez más mascarillas
o guantes tirados en la calle, de cualquier manera, ante la irresponsabilidad que
demuestra más de uno. Si esto repunta y esperemos que no, el culpable será el
gobierno en singular, los autonómicos están libres de polvo y paja. Solo el gobierno
de Sánchez es el culpable de todos nuestros males. Creo que se empezó tarde, que
la locura del fin de semana del 7 y 8 de marzo pudo influir en la propagación
de la enfermedad, pero, no solo por la manifestación de Madrid, si no por los innumerables
actos que hubo en la capital y otros lugares de España. Posteriormente, el fin
de semana siguiente, se decretó el Estado de Alarma y aquello fue el sálvese
quien pueda ocupando playas, parques naturales o terrazas. Se había avisado que
la situación comenzaba a ser grave, pero el que más o el que menos cogió su
coche para irse a la segunda residencia y de paso expandir el virus.
El caso es que nos recluimos y fuimos responsables, pero a
partir de la primera prórroga empezaron las primeras voces, las primeras
críticas, cada vez más feroces…”Ocultáis el numero de muertos; aplicáis
la “eutanasia” en las Residencias de Mayores, sois un gobierno criminal; no
estamos confinados, estamos secuestrados… El Congreso durante estos dos
meses largos se ha convertido en un ring de boxeo donde solo se ha echado de menos
expresiones como “dale más fuerte, si es un paquete”, “ya es tuyo, mátalo”.
En las calles, afortunadamente, todavía no está pasando,
pero ya ha habido los primeros enfrentamientos entre ultras de un lado y de
otro. Incluso, como pasaba en Cataluña con los independentistas, se ha agredido
a equipos de televisión. Yo me pregunto si las caceroladas no pueden hacerse
desde las casas, como los aplausos que dábamos, algunos todavía seguimos, a los
sanitarios. “Los secuestrados” salen a las calles burlando a sus secuestradores.
Y se juntan y no mantienen las distancias de seguridad, para qué, si los que
les convocan no han votado a favor del estado de Alarma y lo que es peor no han
dado ninguna alternativa coherente o posible para sustituirlo. “A la calle que
ya es hora, de pasearnos a cuerpo”, decía el poeta y aunque fuera escrito por
un hombre de izquierdas, ellos lo han asumido, pero sin pararse a pensar en el
daño que puede causarnos a todos.
Ahora, cada vez más, las caceroladas, comienzan a encontrar
respuestas, con los equipos de sonido a todo volumen…Se escucha “Bella ciao” o “Para
la libertad” y desde ayer “All you need is love”, un himno de amor en estos
tiempos de odio.
Y es que como diría Antonio Machado entre los españoles “de
diez cabezas nueve embisten y una piensa”.
Visto lo visto y lo que viene no puede decirse que no, porque
en el gobierno, en plena pandemia, a más de uno se le ha ido la olla. Se ha
montado la tormenta perfecta por el acuerdo para derogar la reforma laboral
firmado por PSOE, Podemos y EH Bildu a cambio de la abstención, de estos
últimos para la prórroga del Estado de Alarma. Mientras el vicepresidente
Iglesias afirma que se firmó la derogación “íntegra”, apoyado por Bildu, desde
el PSOE se desdicen y la vicepresidenta Calviño interviene para decir que el gobierno
“no puede alentar la inseguridad jurídica (…) y “sería absurdo y
contraproducente abrir un debate sobre esta materia”.
Esto es una chapuza y a alguien le han metido un gol por
toda la escuadra. Al final, creo que se llevará a cabo la reforma laboral, tal
y como se acordó en la sesión de investidura, solo en lo que se entienda como
lo más lesivo y no de forma íntegra, como parece que se firmó. El resultado: la
oposición frotándose las manos; los barones socialistas “perplejos” y “desorientados”;
todos los empresarios cabreados y el gobierno de coalición volviendo a dar
muestras de desunión. Se enterarán ellos también que, ahora, los ciudadanos, no
estamos para reformas, ni mesas de negociación, ni siquiera para besos y
abrazos que ya es decir, porque lo que queremos es seguir afrontando lo mejor posible
esta crisis sin parangón, en nuestra historia reciente.
Espero que sean menos los que embisten, según Machado y que
alguno más añada cordura a su comportamiento para los días que vendrán que, seguro, tampoco serán fáciles.
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