5/25/2020

DESCALZOS POR EL PARQUE



En Madrid llevamos más de dos meses pisando las baldosas o el parqué. De parques nada, y de andar descalzos menos. Hoy en Fase Uno, pero todavía lejos de acercarnos a la que filmó Spielberg. La ciencia ficción sigue sin abandonarnos del todo.

Vi a Jane Fonda y Robert Redford el otro día, en una comedia menor, de esas que alcanzan fama por el tirón de los protagonistas. “Descalzos por el parque” (1967) es ñoña y contenida salvo por el inicio pleno de sexo, supongo, con ella llevando la iniciativa, algo que para nada era habitual antes del 68.

No les cantaba Sabina pero nadie les quita seis días y cinco noches encerrados en la habitación, según nos cuentan los periódicos que se van acumulando en su puerta y la cara de admiración del botones. Aquí, con la censura no creo que en la puerta hubiese más de un periódico.

Desconozco que hubiese pasado si el virus les hubiera pillado en pleno encierro. Ella se muestra alegre, vital, él demacrado y ojeroso. Por aquellos años Redford y Fonda arrasaban en las carteleras. Rubios y simpáticos. Dos símbolos para los estadounidenses, aunque, con los años, ambos, por diversos motivos, pasaron a ser repudiados por los sectores más conservadores.

Ya tenemos el verano encima sin que hayamos conocido la primavera. Es una sensación extraña, con las calles cada vez con más gente, muchos temerosos, con las mascarillas que, no nos permiten reconocer con quién nos cruzamos. Pienso en Fonda y Redford si hubiesen tenido una mascarilla de por medio antes de conocerse. ¿Se hubiesen enamorado solo por la mirada?. ¿Será ahora más arriesgado un beso de cine que saltar sobre un caballo?

Vamos a tener que mirar más para reconocer al otro, para saber que no debemos instalarnos en el miedo e intentar ir paso a paso, caminando fuera de “la cabaña”, para pasear por el parque, descalzos y a ser posible sobre la hierba mojada.

(Se puede ver en Movistar +, aunque yo la he vuelto a ver en dvd)



Un cartel taurino en,"Descalzos por el parque"


Pd: Este artículo es para Rocío, mi hija, que ha hecho más legible este blog

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