Nunca ha sido santo de mi devoción. Creo que Tarantino se
excede en la violencia y que la sangre es un
elemento esencial en su cine. La violencia por la violencia, aunque sea
en tono de parodia, nunca me ha agradado, por eso, Django encadenado sea
para mí, una de sus películas que he visto con mayor agrado. No es que no haya
sangre y muerte, por supuesto que Tarantino se entretiene llenando la pantalla
de cadáveres ,pero lo veo más justificado y en la línea argumental del filme, más
comedido que en otras de sus películas.
Tarantino, como el año pasado los hermanos Coen (“Valor
de Ley”) han revitalizado el western, que durante sesenta años formó parte
de la propia historia del cine y que posterioridad, entre desaparición del
género o resurrección, ha dado grandes filmes como aquella excelente “Sin perdón” de Clint Eastwood.
En este nuevo siglo el
género por excelencia del cine norteamericano ha resucitado gracias a dos espléndidas películas. Mientras
los Coen apostaron por el western hollywodiense y homenajearon a John Wayne, su principal icono;
Tarantino ha mirado algo más lejos y se ha ido al Spaghetti western que, en los sesenta hizo revivir el género
de la mano de Sergio Leone con títulos como
“Agáchate maldito”, “La muerte tenía un precio” o “ El bueno, el feo y el malo” y que aprovecho
para recomendar a quienes todavía no las han visto .
Christopher Waltz y Jamie Foxx,al acecho |
Quentin Tarantino ha mirado ese “spaguetti western” y ha elegido
el nombre de uno de los personajes emblemáticos “Django”(1966), creado
por Sergio Corbucci otro de los grandes del “spaghetti”. En las más de dos horas
y media que dura la película hay tiempo para no aburrirse. Pasa de todo y a un ritmo trepidante. Hay cazarrecompensas,
amor imposible, racismo, ku-klux klan, ahorcados, terratenientes, forasteros,
sheriffs o esclavos absolutamente sumisos. También hay una relación de amistad
interracial y una velada crítica a la falta de mostrar el racismo y la esclavitud
en el western, como también ocurriera con
la explotación y aniquilación de los indios que fueron los personajes
demonizados cuando, en realidad fueron ellos los que fueron expulsados de sus
tierras.
En primer plano el malvado DiCaprio y el no menos cruel Samuel L. Jackson |
Tarantino sigue siendo brillante en los diálogos, en la
fortaleza de su guión y en sacar excelente partido de sus actores. Me quedo con algunas secuencias magistrales
como el enfrentamiento de Django en la casa de un excelente Leonardo di
Carpio, con todo bicho viviente, que siguen removiéndose después de muertos
gracias la fuerza de las balas---
Campos de algodón teñidos de sangre. |
También recordaré esos campos de algodón enrojecidos
o al personaje del negro anciano, que se
toma muy a pecho el papel de guardián de su amo y para ello es capaz de
denunciar o castigar a cualquier otro negro.
“Django” tienen cinco candidaturas a los oscar. Lo
tiene difícil pero si es una película con la que pasar un buen rato, eso sí sabiendo que el rato es
largo y que quizá Tarantino, el chico que amó al cine a través de los
videoclubs, podría haber reducido unos cuantos minutos su duración final.
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