Madrid ha amanecido blanco. Seguramente no podría ser de
otra manera recordando lo de anoche en el Camp Nou. La nevada ha cuajado en
algunas zonas de la capital y toda la sierra norte estaba cubierta de una manto
blanco.
Animado por el cercano recuerdo y a pesar de que los copos
arreciaban, a las 10 menos cinco estaba
en la puerta de los Verdi con una larga
fila esperando la apertura de la verja de la marquesina. Ya he dicho más de una
vez que los pases de prensa se han convertido en los sustitutos de las construcciones.
Ahora que nadie edifica ni hace obras los jubilados, los parados y algún que otro periodista, tenemos en las salas
algo que mirar y de paso aparcar la realidad de la calle.
Decía que he llegado a las diez menos cinco y a las 10.45 me he vuelto a casa. La verja no
ha querido dejarnos entrar. Varios operarios intentando arreglar el sistema
eléctrico, buscando incluso la solución manual pero, nada de nada. No sé si finalmente
se ha podido acceder a la sala pero yo me tuve que ir.
La escena ha tenido algo de surrealista. Como “El angel
exterminador”, pero al revés. Todos queriendo entrar y sin poder hacerlo. Seguramente la película
que iba a ver ha influido en la firmeza de la verja. “Aquí y allá”, opera prima del madrileño
Antonio Méndez ganó en la Semana de la Crítica en Cannes y cuenta una historia de emigración. Una
familia mexicana en Nueva York decide volver a su país de origen. México, Buñuel, “El ángel exterminador”
y la verja que no quiso subir.
Este fin de semana llegará a las salas. Espero que ya no
haya verjas, ni fronteras.
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