10/05/2011

UN PASEO POR EL PRADO Pero también están las mejores colecciones de Goya ,Tiziano y Rubens; además de excelentes lienzos de Murillo, “El Greco”, Rafael, Tintoretto, Zurbarán o El Bosco, entre una larga nómina de artistas de primera fila. Todo un paseo por el arte. Toda una manera de mirar un cuadro como describiera magistralmente Eugenio D’Ors en su libro “Tres horas en el Museo del Prado” UNA AMPLIACIÓN NECESARIA El Prado ha crecido en este último año. La ampliación del Museo ha permitido que el edificio central, “Juan de Villanueva”, haya aumentado en veinticinco su número de salas lo que supone que entre 450 y 500 obras más puedan exponerse en su interior. Es un aumento del 50 por ciento de su capacidad aunque muy lejos de albergar los fondos que posee la pinacoteca que cuenta con 7600 pinturas, 1000 esculturas, 4.800 estampas y 8.200 dibujos El llamado cubo de Rafael Moneo que une el edificio Villanueva con los Jerónimos supuso el traslado del almacén y los equipos científicos a esta nueva zona del Museo.Así en octubre de 2009 se inauguraron los nuevos espacios dedicados al arte del siglo XIX, que se encontraba almacenado en el depósito del museo; lo mismo que los lienzos correspondientes a los pintores españoles anteriores a El Greco que ocuparon nuevas salas. La ampliación de Moneo ha tenido un final feliz después de que el arquitecto navarro recibiese innumerables críticas cuando comenzó su trabajo hace diez años pero esas críticas, comentó en los medios de comunicación, “fueron las que le acompañaron en las soluciones ; no fue algo doloroso, sino algo que nos ha ayudado a hacer las cosas mejor”. Para Moneo “los edificios deben convertirse en un marco para la vida, y el Prado ya está conviviendo con la sociedad”. El Museo del Prado, situado en el Paseo madrileño del mismo nombre, conocido también por el Triángulo del Arte por la proximidad de otros dos grandes Museo como son el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza recibió el último año dos millones ochocientos mil visitantes procedentes de los más diversos lugares del mundo. El Prado, que cuenta también con otros edificios como “El Casón del Buen Retiro”, no es un museo enciclopédico al estilo, por ejemplo del Louvre, que tiene obras procedentes de todas las épocas, sino una pinacoteca que posee obras provenientes de la afición al arte de unos cuantos Reyes que han dado pie, sin embargo, a una de las colecciones más emotivas que se conocen.Es un Museo que muchos expertos definieron como “una colección de pinturas admiradas por pintores” y que llevara a decir a Antonio Saura que “este museo no es el más extenso pero sí el más intenso” DOS SIGLOS LLAMAN A SU PUERTA En 2019 el Museo del Prado tendrá doscientos años de historia. Fue el 19 de noviembre de 1819 cuando el denominado Museo Real de Pinturas abrió por primera vez su puertas al público. El Museo poseía entonces, un total de 1531 cuadros aunque sólo 311 se exponían en sus salas. No obstante y como recoge la Enciclopedia del Museo del Prado que llevaron a cabo 130 especialistas nacionales y extranjeros coordinados por Miguel Zugaza, actual director del Museo y el crítico de arte, Francisco Calvo Serraller, hay que remontarse a 1785 para conocer el germen de lo que con los años se convertiría en una de las mejores pinacotecas del mundo. Aquel año, el rey Carlos III encargó al arquitecto Juan de Villanueva la construcción de un edificio que albergara el Gabinete de Historia Natural y la Academia de Ciencias. Villanueva ,era uno de los arquitectos predilectos del monarca y ya había construido el Real Jardín Botánico. A principios del siglo XIX el edificio de estilo neoclásico, estaba prácticamente finalizado pero la invasión napoleónica supuso un retroceso en la utilidad científica o artística para el que había sido concebido ya que las tropas francesas lo convirtieron en cuartel de caballería y utilizaron las planchas de plomo de su estructura para la fabricación de balas. El resultado fue que el edificio estaba en un estado lamentable cuando años después, en 1818,una vez restaurada la dinastía borbónica, Fernando VII decidió su rehabilitación sobre diseños del propio Villanueva y a su muerte, de su discípulo Antonio López Aguado. LOS DESASTRES DE LA GUERRA Durante la invasión napoleónica, como he comentado, el edificio de Villanueva sufrió graves desperfectos en toda su estructura. Aunque ya se había esbozado la posibilidad de crear un Museo de Pintura en la capital a imagen y semejanza de las grandes Cortes Europeas, aún no se había decidido su emplazamiento. Las obras de arte continuaban en poder de la nobleza y el clero y se hallaban dispersas por toda la geografía española . A los franceses no les fue muy difícil incautar cuadros a los grandes de España y trasladarlos a París. Mientras José Bonaparte, en la Corte de Madrid ,decide ahondar en la creación de un Museo de Pintura para el que decide destinar 1500 obras incautadas a las órdenes religiosas y otras procedentes de diversos establecimientos públicos, incluidos los palacios reales. Varias de estas obras fueron depositadas en el convento de Nuestra Señora del Rosario, que se encontraba en muy malas condiciones, hasta que tuvieran un lugar apropiado para su exposición. Otras se depositaron en el convento de la Encarnación o el Palacio de Buenavista Cuando José Bonaparte abandona Madrid se lleva consigo obras de todo tipo que va depositando en distintas ciudades francesas. Generales del Ejército napoleónico como Soult o Murat hacen otro tanto. Son cientos de obras las que han sido expoliadas durante la invasión.La derrota de las tropas francesas supuso la entrada triunfante en Madrid de Fernando VII y que en aquel mismo año,1814,se firmara el Tratado de París por el cual las naciones invadidas por Napoleón recuperarían las riquezas artísticas de las que habían sido desposeídas. No obstante la recuperación de las obras es costosa y difícil ante la oposición de los franceses a devolver lo que se había llevado de España. Obras de Rafael, Tiziano, Velázquez, Murillo y de otros grandes maestros estaban diseminadas por Francia o en las colecciones de los mariscales . Solamente del Museo del Louvre se recuperaron más de trescientas obras, entre cuadros y diversos objetos .Finalmente en 1815 partió del puerto de Amberes la fragata holandesa Amstel con la misión de devolver a España las obras incautadas por el ejército napoleónico y que volvieran a sus legítimos dueños. El retorno de nuestro tesoro artístico iba a permitir pocos años después el nacimiento del Museo del Prado. LAS OBRAS VUELVEN A VIAJAR Ciento veinticinco años después la historia se repitió. Ya no fue un barco sino un tren el que llevó en su interior una de las mayores colecciones de arte del mundo. Al término de la Guerra Civil la Sociedad de Naciones devolvió a España las obras que habían sido evacuadas del Museo del Prado para evitar los bombardeos que se cernían sobre la ciudad de Madrid y que ya habían supuesto algunos desperfectos en los tejados del edificio , rotura de cristales y grietas en varias de sus galerías. Solo una obra resultó dañada: un altorrelieve representando una alegoría triunfal en alabastro ,procedente del monumento erigido a Gastón de Foix en Santa María de Milán, de Benedetto Cervi Pavese. A los tres días de que se iniciase la contienda, el 21 de julio de 1936,los responsables del Museo decidieron que debían retirarse de las salas 250 obras consideradas imprescindibles siempre que sonaran las alarmas que anunciasen un ataque aéreo . Tres meses después puede decirse que solo quedaban en los muros del Museo algunos cuadros de menor valor y que los objetos de las vitrinas ,entre ellos el tesoro del Delfín fueron trasladados a una sala de la planta baja. No obstante los continuos ataques de las fuerzas franquistas hicieron que el gobierno republicano decidiese trasladar 42 obras maestras ,37 pertenecientes al Prado, a Valencia. La decisión la comunicó a los responsables del Prado el muralista valenciano Josep Renau, en aquel momento director general de Bellas Artes .Entre aquellas obras que hoy podemos admirar en los muros del Museo estaban “Las meninas”, “Las lanzas” y ” Las hilanderas” de Velázquez; “La maja desnuda”, “La lucha con los mamelucos”, “Los fusilamientos del tres de mayo” y “Aquelarre”, de Goya; “El caballero de la mano en el pecho” y “La crucifixión”, de El Greco; “El emperador Carlos V a caballo”, de Tiziano y “Episodio de batalla entre turcos y cristianos”, de Tintoretto. Tras el ataque aéreo,que comenté, se intensificaron los traslados de las obras , a lo que se oponía Francisco J. Sánchez Cantó, subdirector del Museo pero, en realidad director en funciones, ya que Pablo Ruiz Picasso que había sido nombrado para este puesto en septiembre del 36 nunca llegó a tomar posesión del cargo. Además de Valencia las obras del Prado viajaron a Cataluña, al monasterio de Pedralbes, y otros lugares y finalmente, antes de su evacuación a Ginebra, a Cartagena. JOSEP MARIA SERT UN HOMBRE DECISIVO Hay un hecho fundamental para la salvaguarda de los cuadros del Prado. Fue la petición de ayuda del muralista catalán Josep María Sert a la Sociedad de Naciones para que protegiera las obras que guardaba el museo o que se habían trasladado a otros lugares de la geografía española. Sert consiguió que se creara un Comité Internacional con el único objetivo de proteger los Tesoros de Arte Españoles. Es a principios de febrero de 1939 cuando se produce el envío por vía férrea de numerosos lienzos y otros objetos a Ginebra. Dos semanas antes se había acordado trasladar las obras a la sede de la Sociedad de Naciones, en Ginebra ,con el compromiso de devolverlas el día que se restableciese la paz en España,como así sucedió. Antes de que volvieran a colgarse en el Museo para ser admirados por los españoles y por los miles de visitantes, que a partir de los años sesenta, comenzaron a visitar turísticamente nuestro país, la Sociedad de Naciones promovió en el Museo de Arte e Historia de Ginebra la exposición “Les chefs d’ouvre du Musée du Prado” que se prolongó por espacio de dos meses (1 de junio a 31 de agosto de 1939) y recibió más de cuatrocientos mil visitantes. Pero la paz no iba reinar en Europa. Si en España hubo una durísima posguerra en el resto del continente iba a iniciarse una de las contiendas más sangrientas de la historia de la humanidad. Un día después de la clausura de la exposición en Ginebra, Alemania invade Polonia y casi de inmediato Francia e Inglaterra declaran la guerra al régimen nazi. Ante esta nueva situación la Sociedad de Naciones se apresuró a enviar por tren todas las obras que acababan de ser expuestas. El convoy hizo todo el viaje con las luces apagadas por temor a ser atacado por la aviación alemana. Finalmente los cuadros llegaron a Madrid El 10 de septiembre el diario ABC titulaba de manera muy significativa: “¡Completo el Museo del Prado!”.Sert que en numerosas ocasiones había solicitado al régimen de Franco que mostrase su reconocimiento al Comité Internacional por la labor de preservación de nuestras obras de arte durante la Guerra Civil, no consiguió su propósito. El gobierno franquista nunca mostró su agradecimiento. HOY Y MAÑANA Cuando despedimos la primera década del siglo XXI el Museo del Prado es una pinacoteca moderna ,viva, dinámica y con ganas de seguir creciendo. En sus salas podemos abstraernos admirando durante horas una pintura. Podemos mirar esos cuadros que describía Eugenio D’Ors y hacerlos amigos. Podemos apreciar la bondad o la maldad; el deseo o la castidad; la alegría o la tristeza; las ganas de vivir o la muerte. Podemos tener a nuestro pintor favorito narrándonos sus vivencias . Esos sueños o pesadillas del “Jardín de las delicias”, de El Bosco; esa profundidad de “Las Meninas” o ese mirada a la vida ante la cercanía de la muerte que como en una fotografía plasmó Goya en los “Fusilamientos del Tres de Mayo” . Es el arte que forma parte de nuestra historia y que nos recuerda lo que fuimos. Y esa historia es la que le llevó a decir a Miguel Zugaza, su actual director ,”que el Prado del siglo XXI se tiene que parecer mucho al del siglo XIX. No tiene que perder su escala, que es una escala perfecta; no tiene que perder su intensidad poética y, en ese sentido, la ampliación es una ampliación contenida ,esa es una de sus virtudes”. Por mi parte, sólo una cosa más .Disfrutenló. Texto EDUARDO MOYANO. Fotos cedidas por el Museo del Prado y originales de Rocío Moyano y Francisco Mayor RECUADRO Al Museo del Prado pueden acceder todos los días de martes a domingo de 09.00 a 20.00.La taquilla general es de ocho euros aunque hay reducciones para los ciudadanos de la UE; carnet joven o estudiantes de países no miembros de la UE. Los menores de 18 y los mayores de 65 pueden acceder gratuitamente a la pinacoteca. No obstante para una mayor información les recomendamos que accedan a la página oficial del Museo: www.museodelprado.es El Prado,como ya he indicado,se encuentra ubicado frente al Museo Thyssen-Bornesmiza y a un corto paseo del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Entre los tres forman un triángulo mágico, el llamado Paseo o Triángulo del Arte al que podrían unirse centros como CAIXAFORM que acoge excelentes exposiciones. • En 2009 hubo más de cinco millones de personas visitando los museos del Paseo del Arte. En el Museo Thyssen más de ochocientas mil personas admiraron su colección permanente, sin contar exposiciones temporales como “Ghindarlao y el Renacimiento en Florencia” que atraen también a miles de visitantes. El Museo acoge cerca de un millar de obras de los siglo XIII al XX, que permiten un recorrido por las diferentes escuelas y movimientos artísticos . Durero, Rembrandt,Picasso, Chagal,Gaughin,Caravaggio, Rubens son algunos de los autores incluidos en la colección y que representan nítidamente esa variedad de estilos y de concepción del arte. La profusión de paisajes y retratos delata también los gustos de los dos principales artífices de la colección, los barones Thyssen, padre e hijo, a los que en los últimos años se han unido los doscientos cuadros propiedad de la baronesa Carmen Thyssen. www.museothyssen.org Para completar nuestro recorrido nos queda el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que acoge más de un millar de obras del siglo actual y el XX. Más de dos millones de visitantes en 2009 confirmaron el interés del público por el arte contemporáneo y el conocimiento de las diferentes colecciones que recogen las vanguardias históricas ; el triun

UN PASEO POR EL PRADO
La Pinacoteca es un regalo para la vista y la reflexión de los millones de personas que la visitan anualmente.
Encuadrado en el llamado triángulo del arte, que forma junto al Thyssen y el Reina Sofía ,es paso obligado para toda aquel que llegue a Madrid y quiera sumergirse en la historia del arte.

El monumento al viajero, creado por Eduardo Úrculo en la estación de Atocha, es un buen anticipo de lo que nos espera. Maletas y sombreros que nos llevan a un tiempo pasado pero que permiten el descanso y la complicidad del hombre de hoy.  Gracias a los trenes de alta velocidad las grandes ciudades como Barcelona y Madrid están cada vez más cerca . En poco más de tres horas el viajero está en pleno corazón de la ciudad  y en unos minutos visitando cualquiera de los Museos que se sitúan en sus alrededores.
En Madrid ,el Prado está a unos centenares de metros de la estación de Atocha. Se puede llegar tranquilamente caminando desde la estación. Es un bello paseo en el que vamos dejando atrás la imponente fachada del edificio del XIX que alberga  al ministerio de Agricultura; la recoleta cuesta de Moyano donde sus casetas y tenderetes albergan libros de ahora y de siempre; o el Jardín Botánico vecino de la Pinacoteca y de su fachada sur, la puerta de Murillo.
Un poco más adelante está la entrada principal al edificio de Villanueva, con la escultura de Velázquez  ante la puerta de su mismo nombre. El Prado es un museo singularmente rico en maestros europeos de los siglos  XVI al XIX y posee la mejor colección de Velázquez que existe a nivel mundial, y que podemos admirar en las siete salas que contienen  la obra del pintor sevillano. Pero también están las mejores colecciones de Goya ,Tiziano y Rubens; además de excelentes lienzos de Murillo, “El Greco”, Rafael, Tintoretto, Zurbarán o El Bosco, entre una larga nómina de artistas de primera fila. Todo un paseo por el arte. Toda una manera de mirar un cuadro como describiera magistralmente Eugenio D’Ors en su libro “Tres horas en el Museo del Prado”

UNA AMPLIACIÓN NECESARIA

 El Prado ha crecido en este último año. La ampliación del Museo ha permitido que el edificio central, “Juan de Villanueva”, haya aumentado en veinticinco su número de salas lo que supone que entre 450 y 500 obras más puedan exponerse en su interior. Es un aumento del 50 por ciento de su capacidad aunque muy lejos de albergar los fondos que posee la pinacoteca  que cuenta con 7600 pinturas, 1000 esculturas, 4.800 estampas y 8.200 dibujos
El llamado cubo de Rafael Moneo que une el edificio Villanueva con los Jerónimos  supuso el traslado del almacén y los equipos científicos a esta nueva zona del Museo.Así  en octubre de 2009 se inauguraron los nuevos espacios dedicados al arte del siglo XIX, que se encontraba almacenado en el depósito del museo; lo mismo que los lienzos correspondientes a los pintores españoles anteriores a El Greco que ocuparon nuevas salas.
La ampliación de Moneo ha tenido un final  feliz después de que el arquitecto navarro recibiese innumerables críticas cuando comenzó su trabajo hace diez años pero esas críticas, comentó en los medios de comunicación, “fueron las que le acompañaron en las soluciones ; no fue algo doloroso, sino algo que nos ha ayudado a hacer las cosas mejor”. Para Moneo  “los edificios deben convertirse en un  marco para la vida, y  el Prado ya está conviviendo con la sociedad”.
El Museo del Prado, situado en el Paseo madrileño del mismo nombre, conocido también por el Triángulo del Arte por la proximidad de otros dos grandes Museo como  son el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza recibió el último año dos millones ochocientos mil visitantes procedentes de los más diversos lugares del mundo.
El Prado, que cuenta también con otros edificios como “El Casón del Buen Retiro”, no es un museo enciclopédico al estilo, por ejemplo del Louvre, que tiene obras procedentes de todas las épocas, sino una pinacoteca que posee obras provenientes de la afición al arte de unos cuantos Reyes que han dado pie, sin embargo, a  una de las colecciones más emotivas  que se conocen.Es un Museo que muchos expertos  definieron como “una colección de pinturas admiradas por pintores”  y que llevara a decir a Antonio Saura que “este museo no es el más extenso pero sí el más intenso”

DOS SIGLOS LLAMAN A SU PUERTA
En 2019 el Museo del Prado tendrá doscientos años de historia. Fue el 19 de noviembre de 1819 cuando el denominado Museo Real de Pinturas abrió por primera vez su puertas al público. El Museo poseía  entonces, un total de 1531 cuadros aunque sólo 311 se exponían en sus salas.
No obstante y como recoge la Enciclopedia del Museo del Prado que llevaron a cabo 130 especialistas nacionales y extranjeros coordinados por Miguel Zugaza, actual director del Museo y el crítico de arte, Francisco Calvo Serraller, hay que remontarse a 1785 para conocer el germen de lo que con los años se convertiría en una de las mejores pinacotecas del  mundo.
Aquel año, el rey Carlos III encargó al arquitecto Juan de Villanueva la construcción de un edificio que albergara el Gabinete de Historia Natural y la Academia de Ciencias. Villanueva ,era uno de los arquitectos predilectos del monarca y ya había construido el Real Jardín Botánico. A principios del siglo XIX el edificio de estilo neoclásico, estaba prácticamente finalizado pero la invasión napoleónica  supuso un retroceso en la utilidad científica o artística para el que había sido concebido  ya que las tropas francesas  lo convirtieron en cuartel de caballería y utilizaron  las planchas de plomo de su estructura para la fabricación de balas.
El resultado fue que el edificio estaba en un estado lamentable cuando años después, en 1818,una vez restaurada la dinastía borbónica, Fernando VII decidió su rehabilitación sobre diseños del propio Villanueva y a su muerte, de  su discípulo Antonio López Aguado.

LOS DESASTRES DE LA GUERRA

Durante la invasión napoleónica, como  he comentado, el edificio de Villanueva  sufrió graves desperfectos en toda su estructura. Aunque ya se había esbozado la posibilidad de crear un Museo de Pintura en la capital  a imagen y semejanza de las grandes  Cortes Europeas, aún no se había decidido su emplazamiento. Las obras de arte continuaban en poder de la nobleza y el clero y se hallaban dispersas por toda la geografía española . A los franceses no les fue muy difícil incautar cuadros a los grandes de España y trasladarlos a París.
Mientras José Bonaparte, en la Corte de Madrid ,decide ahondar en la creación de un Museo de Pintura para el que decide destinar  1500 obras incautadas a las órdenes religiosas y  otras procedentes de  diversos establecimientos públicos, incluidos los palacios reales. Varias de estas obras  fueron depositadas en el convento de Nuestra Señora del Rosario, que se encontraba en muy malas condiciones, hasta que tuvieran un lugar apropiado para su exposición. Otras se depositaron en el convento de la Encarnación o el Palacio de Buenavista
Cuando José Bonaparte abandona Madrid  se lleva consigo obras de todo tipo que va depositando en distintas ciudades francesas. Generales del Ejército napoleónico como Soult o Murat hacen otro tanto. Son cientos de obras las que han sido expoliadas durante la invasión.La derrota de las tropas francesas supuso  la entrada triunfante en Madrid de Fernando VII y que en aquel mismo año,1814,se firmara el Tratado de París por el cual las naciones invadidas por Napoleón recuperarían las riquezas artísticas de las que habían sido desposeídas. No obstante la recuperación de las obras es costosa y difícil ante la oposición de los franceses a devolver lo que se había llevado de España. Obras de Rafael, Tiziano, Velázquez, Murillo y de otros grandes maestros estaban diseminadas por Francia o en las colecciones  de los mariscales . Solamente del Museo del Louvre se recuperaron más de trescientas obras, entre cuadros y diversos objetos .Finalmente en 1815  partió del puerto de Amberes la fragata holandesa  Amstel con la misión de devolver a España las obras incautadas por el ejército napoleónico y que volvieran a sus legítimos dueños. El retorno de nuestro tesoro artístico iba a permitir pocos años después el nacimiento del Museo del Prado.
LAS OBRAS VUELVEN A VIAJAR
Ciento veinticinco años después la historia se repitió. Ya no fue un barco sino un tren el que llevó en su interior una de las mayores colecciones de arte del mundo. Al término de la Guerra Civil  la Sociedad de Naciones devolvió a España las obras que habían sido evacuadas del Museo del Prado para evitar los bombardeos que se cernían sobre la ciudad de Madrid y que ya habían supuesto algunos desperfectos en los tejados del edificio , rotura de cristales y grietas en varias de sus galerías. Solo una obra resultó dañada: un altorrelieve representando una alegoría triunfal en alabastro ,procedente del monumento erigido a Gastón de Foix en Santa María de Milán, de Benedetto Cervi Pavese.
A los  tres días de que se iniciase la contienda, el 21 de julio de 1936,los responsables del Museo  decidieron  que debían retirarse de las salas 250 obras consideradas imprescindibles siempre que sonaran las alarmas que anunciasen un ataque aéreo . Tres meses después puede decirse que solo quedaban en los muros del Museo algunos cuadros de menor  valor y que  los objetos de las  vitrinas ,entre ellos el tesoro del Delfín fueron trasladados a una sala de la planta baja.
No obstante los continuos ataques  de las fuerzas franquistas hicieron que el gobierno republicano decidiese  trasladar 42 obras maestras ,37 pertenecientes al Prado, a Valencia. La decisión la comunicó a los responsables del Prado el muralista valenciano Josep Renau, en aquel momento director general de Bellas Artes .Entre aquellas obras que hoy podemos admirar en los muros del Museo estaban  “Las meninas”, “Las lanzas” y ” Las hilanderas” de Velázquez;  “La maja desnuda”, “La lucha con los mamelucos”, “Los fusilamientos del  tres de mayo” y “Aquelarre”, de Goya; “El caballero de la mano en el pecho” y “La crucifixión”, de  El Greco; “El emperador Carlos V  a caballo”, de Tiziano y “Episodio de batalla entre turcos y cristianos”, de  Tintoretto.
Tras el ataque aéreo,que comenté, se intensificaron los traslados de las obras , a  lo que se oponía Francisco J. Sánchez Cantó, subdirector del Museo  pero, en realidad director en funciones, ya que Pablo Ruiz Picasso que había sido nombrado para este puesto en  septiembre del 36 nunca llegó a tomar posesión del cargo. Además de Valencia las obras del Prado viajaron a Cataluña, al monasterio de Pedralbes, y otros lugares  y finalmente, antes de su evacuación a Ginebra, a Cartagena.

JOSEP MARIA SERT UN HOMBRE DECISIVO

Hay un hecho fundamental para la salvaguarda  de los cuadros del Prado. Fue la petición de ayuda del muralista catalán Josep María Sert  a la  Sociedad de Naciones para que  protegiera  las obras que guardaba el museo o que se habían trasladado a otros lugares de la geografía española. Sert  consiguió que se creara un Comité Internacional con el único objetivo de proteger los Tesoros de Arte Españoles.
Es a principios de febrero de 1939 cuando se produce el envío por vía férrea de numerosos lienzos y otros objetos a Ginebra. Dos semanas antes se había acordado trasladar las obras a la sede de la Sociedad de Naciones, en Ginebra ,con el compromiso de devolverlas el día que se restableciese la paz en España,como así sucedió.
Antes de que volvieran a colgarse en el Museo para ser admirados por los españoles  y por los miles de visitantes,  que a partir de los años sesenta, comenzaron a visitar turísticamente nuestro país, la Sociedad de Naciones promovió  en el Museo de Arte e Historia de Ginebra la exposición “Les chefs d’ouvre du Musée du Prado” que  se prolongó por espacio de dos meses (1 de junio a 31 de agosto de 1939) y recibió más de cuatrocientos mil visitantes.
Pero la paz no iba reinar en Europa. Si en España hubo una durísima posguerra  en el resto del continente  iba a iniciarse una de las contiendas más sangrientas de la historia de la humanidad. Un día después de la clausura de la exposición en Ginebra,  Alemania invade Polonia y casi de inmediato Francia e Inglaterra  declaran la guerra al régimen nazi.
Ante esta nueva situación la Sociedad de Naciones se apresuró a  enviar  por tren todas las obras que acababan de ser expuestas. El convoy hizo todo el viaje con las luces apagadas por temor a ser atacado por la aviación alemana. Finalmente los cuadros llegaron a Madrid
El 10 de septiembre el diario ABC titulaba de manera muy significativa: “¡Completo el Museo del Prado!”.Sert que en numerosas ocasiones había solicitado al régimen de Franco que mostrase su reconocimiento al Comité Internacional por la labor de preservación de nuestras obras de arte durante la Guerra Civil, no consiguió su propósito. El gobierno franquista nunca mostró su agradecimiento.

HOY Y MAÑANA

Cuando despedimos la primera década del siglo XXI el Museo del Prado es una pinacoteca moderna ,viva, dinámica y con ganas de seguir creciendo. En sus salas podemos abstraernos admirando durante horas una pintura. Podemos mirar esos cuadros que describía  Eugenio D’Ors y hacerlos amigos. Podemos apreciar la bondad o la maldad; el deseo o la castidad; la alegría o la tristeza; las ganas de vivir o la muerte. Podemos tener a nuestro  pintor favorito  narrándonos sus vivencias . Esos sueños o pesadillas del  “Jardín de las delicias”, de El Bosco; esa profundidad de “Las Meninas” o ese mirada a la vida ante la cercanía de la muerte que como en una fotografía plasmó Goya en los “Fusilamientos del Tres de Mayo” . Es el arte que forma parte de nuestra historia y que nos recuerda lo que fuimos.
Y esa historia es la que le llevó a decir a Miguel Zugaza, su actual director ,”que el Prado del siglo XXI se tiene que parecer mucho al del siglo XIX. No tiene que perder su escala, que es una escala perfecta; no tiene que perder  su intensidad poética y, en ese sentido,  la ampliación es una ampliación contenida ,esa es una de sus virtudes”.
Por mi parte, sólo una cosa más .Disfrutenló.
Texto EDUARDO MOYANO. Fotos cedidas por el Museo del Prado y originales de Rocío Moyano y Francisco Mayor

RECUADRO
Al Museo del Prado pueden acceder todos los días de martes a domingo  de 09.00 a 20.00.La taquilla general es de ocho euros aunque hay reducciones para los ciudadanos de la UE; carnet joven o estudiantes de países no miembros de la UE. Los menores de 18 y los mayores de 65 pueden acceder gratuitamente a la pinacoteca. No obstante para una mayor información les recomendamos que accedan a la página oficial del Museo:
El Prado,como ya he indicado,se encuentra ubicado frente al Museo Thyssen-Bornesmiza y a un corto paseo del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Entre los tres forman un triángulo mágico, el llamado Paseo o Triángulo del Arte al que podrían unirse centros como CAIXAFORM que acoge excelentes exposiciones.
·      En 2009 hubo más de cinco millones de personas visitando los museos del Paseo del Arte. En el Museo Thyssen más de ochocientas mil personas admiraron su colección permanente, sin contar exposiciones temporales como “Ghindarlao y el Renacimiento en Florencia” que atraen también a miles de visitantes. El Museo acoge cerca de un millar de obras de los siglo XIII al XX, que permiten un recorrido por las diferentes escuelas y movimientos artísticos . Durero, Rembrandt,Picasso, Chagal,Gaughin,Caravaggio, Rubens son  algunos de los autores incluidos en la colección y  que representan nítidamente esa variedad de estilos y de concepción del arte. La profusión de paisajes y retratos delata también los gustos de los dos principales artífices de la colección, los barones Thyssen, padre e hijo, a los que en los últimos años se han unido los doscientos cuadros propiedad de la baronesa Carmen Thyssen.
www.museothyssen.org
Para completar nuestro recorrido nos queda el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que acoge más de un millar de obras del siglo actual y el XX. Más de dos millones de visitantes en 2009 confirmaron el interés del público por el arte contemporáneo y el conocimiento de las diferentes colecciones que recogen  las vanguardias históricas ; el triunfo y el fracaso de la modernidad  de los cincuenta y sesenta o los cambios de paradigmas que se producen en esta última década.El Guernica de Picasso continúa siendo una de las obras más visitadas.
www.museoreinasofia.es












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