Rafael Álvarez “El Brujo” es uno de los últimos juglares . El actor recorre distintos lugares de España con sus espectáculos en que entremezcla lo clásico y lo actual con referencias a la situación política, económica, social o cultural del momento. Volví a comprobarlo esta semana en Alcántara, en Extremadura, en el festival de Teatro que se celebra en el impresionante marco del Conventual de San Benito en una noche calurosa tanto por la pasión que le pone” El Brujo” como por la comunión que establece con el público que sigue ensimismado sus monólogos , a pesar de la alta temperatura y la incomodidad de las sillas o las gradas donde se asentaron los más de mil espectadores que llenaron el recinto para disfrutar con “Mujeres de Shakespeare”. En esta obra ahonda en la consideración que tenía el genio inglés de las mujeres a través de alguno de sus personajes como Rosalinda, Beatriz, Catalina y Julieta. “EL Brujo” considera que Shakespeare exploró la conciencia femenina a sabiendas de su mayor sabiduría frente al instinto simplón del macho narcisista. Es lo que hay , y así lo manifiesta el actor acompañado al violín por un espléndido Javier Alejano, compenetrado hasta la médula para poner énfasis en cada momento a la voz espléndida y llena de matices del cordobés.
Para “El Brujo” no habrá verano ni siquiera otoño, porque no dejará de recorrer ciudades y festivales , y a Cádiz llegará al Falla el 1 de octubre con “El Evangelio de San Juan” otro de los monólogos que interpreta. Seguro que esa noche también habrá magia y la sensación de que todavía somos capaces de disfrutar con el buen teatro y durante un par de horas olvidar otros de los muchos problemas que nos acucian. En España tenemos espacios impresionantes para degustar el buenhacer de los juglares de siempre, aunque sean ya muy pocos los que son capaces de embriagarnos.
Es época de viaje físico e incluso imaginativo. No solo llenamos las playas sino también recintos como el que he relatado. A veces ocurre que no podemos movernos de casa o que acudimos a una ciudad que está adormecida por la calima pero que nos permite recorrer espacios que en otra época del año resultan inabordables por la gran demanda que tienen.
En Madrid, a la espera de la que se avecina, con la llegada de miles de peregrinos para la JMJ, se puede acudir sin grandes aglomeraciones a museos o espectáculos. Por ejemplo en el Nuevo Teatro Alcalá ,Joaquín Cortés ha recuperado su espectáculo “Cale”, que estrenó en 2009 y recorre veinte años de trayectoria . Este teatro está en una zona que nos permite tapear por un lugar menos conocido y transitado por los foráneos y que ofrece un amplio abanico de posibilidades gastronómicas que van desde la tapa más popular a la más sofisticada. Algunas de las calles tienen nombres isleños ,Menorca, Ibiza, y a falta de agua marina podemos soñar y de paso degustar espléndidos caldos, rubias bien tiradas , o pinchos a los que no pondremos ningún pero. Apunten, por si han decido confraternizar con el asfalto en esta última quincena de agosto.”La Castela”; “Arzábal”; “Carlos Tartiere”; “Casa Rafa”, “La Montería”, “Casa Portal”, “Laredo” y otros muchos más que nos harán disfrutar de las noches calurosas ,claras y seguramente solitarias de una gran ciudad.
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