Berlín, Cannes, Venecia, San Sebastián, así todos los años. Los cuatro grandes festivales europeos terminan su periplo. Y en esos cuatro festivales el cine español ha brillado por su ausencia si exceptuamos el certamen donostiarra. Sólo” La piel que habito” estuvo en Cannes pero Almodóvar no es cine español es Almodóvar.
Los franceses han sido muy dados a reducir nuestro cine a nombres propios. A Buñuel lo consideraban suyo pero por si las moscas la palma de oro que le dieron por “Viridiana” tuvo que compartirla. Años después cuando desde el Instituto Nacional de Cinematografía se les preguntaba a los organizadores del festival por qué no seleccionaban ninguna película española se les decía: ¿ tiene algún nuevo filme monsieur Saura?
En san Sebastián no ocurre lo mismo porque de alguna manera hay que recordar que nuestro cine también existe. Ahí hemos tenido a competición tres películas “Los pasos dobles”, de Isaki Lacuesta”; “La voz dormida”, que supone el regreso a la dirección del andaluz Benito Zambrano, tras seis años de ausencia y el thriller “No habrá paz para los malvados”, de Enrique Urbizu, que este fin de semana ya ha llegado a las salas comerciales. Urbizu no tiene una filmografía amplia pero si algunos títulos notables como “La vida mancha” o “La caja 507”, rodada en la provincia de Cádiz, un excelente thriller con la especulación inmobiliaria como telón de fondo.
No ha sido muy habitual trasladar a las pantallas de forma seria y coherente, y no frívolamente, la especulación y la corrupción inmobiliaria en nuestro país. Urbizu lo hizo hace diez años utilizando el género negro que no por clásico resulta menos eficaz.
Ahora que ha pinchado la burbuja inmobiliaria, que las hipotecas han caído a mínimos históricos no está de más que nuestro cine ahonde en las circunstancias que nos han llevado a esta situación. Y se puede hacer recurriendo a muchos géneros ,como hizo Urbizu , o puede estructurarse en forma de comedia aunque esta acabe, inevitablemente, en el drama más profundo.
He visto hace unos días “Cinco metros cuadrados”, película que fue la gran triunfadora en el pasado festival de Málaga y que llegará a nuestras salas en noviembre. Es una historia que ha afectado a miles de parejas españolas durante los últimos años. La que forman en la película Fernando Tejero y Malena Alterio decide comprar un piso en el que invierten todos su ahorros ,además de firmar una hipoteca a cuarenta años. Cuando está próxima la entrega de las llaves, se paran las obras. La incredulidad da paso a la impotencia y finalmente a la desesperación. Su lucha contra un muro, contra un sistema contrasta con la tranquilidad y bienestar en que vive el constructor y los políticos que le han apoyado. Algunos podrán tacharla de oportunista pero ¿ si no se denuncia ahora, cuando se va a contar? ¿Cuando se acaben las vacas flacas y volvamos a caer en nuevas hipotecas basura o derivadas?.
El cine tiene que ser testigo y partícipe de su tiempo. Ayudar a evadirnos , a imaginar otros mundos ,pero también constatar una realidad que veremos en las salas comerciales o en esos festivales que, en la mayor parte de los casos , no saben ,que además de Almodóvar, el cine español también existe.
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