5/29/2023

RACISMO, VINICIUS Y CINE


 

Cuando era niño siempre oía decir que España no era un país racista. Lo comentaban los mayores cuando salía alguna noticia de crueldades cometidas en Estados Unidos contra la población afroamericana o en Suráfrica donde se vivía un “apartheid” discriminatorio y violento contra la población de raza negra.

Aquí seguíamos sin ser racistas salvo cuando se trataba de los gitanos que , en todos los estudios sociológicos que se hacían en este país, tenían un notable rechazo de la población paya.

El realizador valenciano, Lorenç Soler me contaba hace años que, cuando dirigió la película “Lola, vende cá” que hubo mucha tensión en el rodaje entre los actores payos y gitanos. Era de la teoría que los seres humanos somos todos racistas y que lo importante, lo que nos diferencia a la mayoría de la población, es que seamos capaces de plantar cara al racismo de forma tajante, ante cualquier situación que trate de discriminar al diferente.

Hasta entrados los años noventa no comenzaron a venir a España magrebíes, subsaharianos o latinoamericanos de rasgos indígenas. Antes, en nuestras calles, solo la presencia de los chinos que abrían un restaurante y después “los todo a cien”.

En la última década del siglo XX comenzó a producirse un cambio sustancial en nuestras ciudades. Gente proveniente de otros países, de otro color, de otras razas, de otras culturas y tradiciones comenzó a formar parte de lo cotidiano, del día a día y entonces si empezaron los primeros incidentes racistas. España no era diferente al resto del mundo. Había racistas en ese nuevo y colorido mosaico que recorría nuestras calles.

Los insultos a Vinicius, y los que ha habido con anterioridad a otros jugadores como Iñaki Williams o Samuel Etoo han tenido repercusión mundial y la actitud de un grupo de fanáticos ha vuelto a recordarnos que el racismo sigue activo en nuestro país.  No hay que ser benevolentes contra el racismo, no podemos construir una sociedad en que se produzcan este tipo de actitudes. Desde los años noventa somos un país multiétnico como nos lo recuerda el cine con películas filmadas en aquella década en que sectores de nuestra sociedad se oponían a la presencia de otras razas o nacionalidades .

Montxo Armendáriz reflejaba la explotación de los jornaleros subsaharianos en “Las cartas de Alou”, al mismo tiempo que mostraba el rechazo a un trabajador negro que, además, tuvo la osadía de mantener relaciones con la hija blanca del dueño de la taberna. También incidieron en el racismo Imanol Uribe (Bwana) , Chus Gutiérrez (Poniente),  Alberto Rodríguez (El traje) , Manuel Gutiérrez Aragón (Cosas que dejé en La Habana) , Iciar Bollain (Flores de otro mundo) , Enrique Gabriel (En la puta calle) o Carlos Saura (Taxi) que mostraba un grupo organizado de ultraderechistas que atacaba a los diferentes y que mostraba la discriminación en nuestra sociedad.

Han pasado entre veinticinco y treinta años desde que se rodaron aquellas películas . Mucho tiempo trascurrido para tratar de corregir las actitudes de aquella España que había vivido aislada del mundo y solo veía a gentes de otras razas en documentales de televisión , en el cine o entre los norteamericanos que llegaron a las bases de Rota, Torrejón y demás bases pero que solían tener poco contacto con la población . Ver las películas que he citado u otras en la misma línea provenientes de otras cinematografías como la norteamericana o la francesa ayudarían a nuestros jóvenes, en colegios e institutos a acercarse a la realidad del problema y a debatir y analizar por qué se producen actitudes racistas, como la vivida por Vinicius, en nuestro país. España, como país, no es un  país racista pero si hay racistas y actitudes que hay que corregir desde el propio sistema educativo.

PUBLICADO en LA VOZ.29.5.23)

 

No hay comentarios: