Por aquel entonces, aunque ya había salido de la Radio, mantenía bastante actividad entre ciclos y clases radiofónicas y el libro figuraba en un segundo plano. Fue en 2012 cuando volví retomar aquel trabajo en que incluí comentarios o referencias de más de 200 películas. No lo terminé hasta 2015 y antes volví a estar con Josep María Forn en su casa de Barcelona para concretar algunos aspectos de la entrevista y pedirle permiso para titular mi nuevo libro con el nombre de su película, “La piel quemada”. No solo le pareció bien si no que me agradeció el interés que siempre había mostrado por su película que, para mí es la mejor que se ha hecho nunca en España sobre la emigración interior, junto a títulos como “Surcos”, de José Antonio Nieves Conde o el cortometraje “Notas sobre la emigración”, de Jacinto Esteva.
Quiero reproducir en este blog mi particular homenaje al cineasta fallecido incluyendo íntegramente la entrevista que le hice para publicarla en mi libro y que detalla todo el proceso de creación y las muchas dificultades que tuvo para su distribución.
LA PIEL QUEMADA: EMIGRANTES Y
TURISMO
Si hay una película que no ha perdido un ápice de
actualidad esa es “La Piel quemada”.
La acción se desarrolla durante veinticuatro horas y en ellas, Josep María Forn
describe la realidad de aquella España de medio siglo atrás. Con la utilización
de flash back que nos acercan a la
realidad de los emigrantes protagonistas, Forn traza los cambios que se estaban
produciendo en la sociedad española, demasiados años anclada en un régimen
dictatorial. Todo lo que nos narra podría tener hoy plena vigencia. ¿Qué
diferencias apreciamos entre los inmigrantes que llegan actualmente a España y
otros países europeos con los andaluces que dejaban sus tierras en los sesenta
para encontrar un trabajo digno en una zona más rica, como era el caso de
Cataluña? La explotación de los campesinos; el trato distante y frío de la
burguesía hacia los emigrantes; el recelo ante el idioma catalán; la represión
sexual, el deseo , son algunas de las
cuestiones que aborda esta excelente película que debe ocupar un lugar
destacado entre las más importantes de la historia de nuestro cine
Rodada quince años después que “Surcos”; “La piel quemada” refleja la emigración de los andaluces a
Cataluña, coincidiendo con la llegada de los primeros turistas a la Costa Brava
y los cambios que se van produciendo en la sociedad catalana. Cuenta como José,
un emigrante andaluz, ha encontrado trabajo en Lloret del Mar. Después de
varios meses alejado de su familia, su mujer, Juana, sus dos hijos y su hermano, Manolo, emprenden un difícil y prolongado viaje para reunirse con
él. Dejan atrás, con todas las dudas y miedos posibles, la España más oscura de
los sesenta, para incorporarse a una sociedad más próspera y abierta a nuevas
posibilidades y a la que ayuda la irrupción del turismo.
Los
emigrantes de la piel quemada son ruidosos, extrovertidos, machistas y
obsesionados por el sexo, por los cuerpos de las turistas que cada vez muestran
más centímetros de piel.
Mientras
asistimos a ese viaje hacia lo desconocido y al mismo tiempo de esperanza de la
familia de José, éste se dispone a pasar su gran noche. Se va de fiesta con los
amigos y cuando regresa a casa, la joven francesa a la que ve todos los días
desde la obra mientras toma el sol en su terraza, le invita a subir a su coche.
Junto a
otra pareja prosiguen la fiesta y poco a poco ve como se desvanecen los miedos
y la represión que sufrió en su infancia (…) siente cada vez más próximo el
cuerpo de la turista, que lleva la iniciativa y le utiliza como objeto sexual.
Él se deja hacer.
Es su
noche, una noche en que se siente ajeno a todas las preocupaciones presentes y
futuras. (…) (Ver LA MEMORIA ESCONDIDA. Pág. 77. Editorial TABLA
RASA.2005)
“La piel quemada” reúne a
campesinos y obreros del sur; trabajadores y burgueses catalanes y turistas
llegados del frío. Una película sincera, real y valiente en aquellos años en
que todavía era muy difícil expresarse con libertad. Hace pocos años, en
febrero de 2012, durante la proyección
de “La piel quemada“ en Hamburgo ,en un ciclo sobre la emigración
organizado por la Fundación “Largo Caballero”, después de exhibirla
también en Toulouse, tuve ocasión de charlar detenidamente con Josep María Forn
que ,a sus 83 años, me confesó que sentía como el público siempre se había entregado
de lleno a su película, que seguía proyectándose en ciclos para cines y televisiones
y era requerida por centro educativos.
P: Sr. Josep
María Forn qué recuerdos tiene ahora de “La piel quemada”. ¿Qué le motivó a
llevar adelante aquella película?
R:”La piel
quemada “es como un fenómeno dentro de mi filmografía, es decir es una
película que sobrevive a todas las épocas y a todos los acontecimientos. Cada
vez estoy más convencido (risa) si yo fuera católico, que fue una iluminación
divina, la idea de que se me ocurriera hacer aquella película…Está claro que en
aquel momento yo bebía, cinematográficamente hablando, del neorrealismo
italiano. Es decir, yo estaba muy en contra del tipo de cine comercial que se
hacía en aquellos momentos en España, el tipo de películas, para entendernos,
de Lazaga y otros cineastas de sus características. Un cine en que todo era muy
bonito y no se abordaba ningún problema de los que tenía el país, que los tenía
todos. Entonces yo me fijé, tuve la intuición y esta ha sido seguramente la
suerte de esta película, de que había dos fenómenos que iban a cambiar España:
uno fue la emigración y el otro el turismo.
P: La
película está ambientada en los años sesenta, pero la emigración a Cataluña
comienza a producirse ya unas décadas antes…
R: Sí .La
emigración en la década de los sesenta tenía ya mucha importancia. Hubo una
emigración a Cataluña en los años de la Exposición, las décadas de los veinte y
los treinta, que ya cambió mucho la sociedad catalana. Es decir, el anarquismo
que surgió en los años posteriores vino sobre todo de gente que venía de la
emigración de los treinta. En la década siguiente, en cambio, surgió la
emigración del hambre, de la miseria absoluta porque la gente no podía vivir ni
en Andalucía, ni en Extremadura, ni en Murcia y algunos se quedaban en Cataluña
y otros seguían ya para Europa. En mi película quise reflejar todo ese movimiento
migratorio que se prolongó hasta los años setenta.
Quise reflejarlo pensando que había una censura que
era muy difícil de sortear y había que afrontarlo realísticamente. Había una
frase que entonces estaba muy de moda, entre la gente del cine que decía: nosotros
somos notarios no abogados de una causa o de otra. Decimos que es lo que
pasa.
Yo me pregunté entonces, qué era este fenómeno de
gente que emigraba por el hambre, qué es lo que provocaba esta situación. Pues la
explicación no era otra que el latifundismo agrario del sur, y como la gente
que llegaba a Cataluña intentaba integrarse en un lugar que era muy diferente,
con una cultura muy diferente. La llegada de los emigrantes coincidía con la
llegada de otra corriente en sentido inverso que era la de los europeos que se
estaban recuperando de la guerra y
que empezaba a encontrar placer en venir a la playa y al sol español. Entonces
mi propósito fue intentar reflejar esto con un tratamiento absolutamente
realista, de tal manera que la película se rodó con un equipo muy reducido.
P: Pero
tengo entendido que la película salió al segundo intento…
R: Sí, yo había comenzado a rodar la película un
año antes. Empecé a rodar tras un
casting que habíamos hecho, y al segundo día, cosa que nunca me había ocurrido
antes, me dije, me voy a la mierda…No puede ser, con este casting no puedo
continuar… Los actores no encajaban en lo que yo buscaba. Entonces pagamos
su trabajo en el mes de agosto y no volvimos a rodar hasta el verano siguiente
con otro equipo. Primero encontré a Silvia Solar, que era perfecta para el
papel de turista y con Marta May, con la que empezaba a salir, y que después se
convertiría en mi mujer y en la madre de mis tres hijas, decidí que fuera la
protagonista. Fue Juana, a pesar de que mi socio capitalista decía que
me estaba equivocando, porque consideraba que Marta era demasiado guapa para el
papel, pero yo insistí porque creía que su mentalidad encajaba con el
personaje…Además encontramos a Antonio Iranzo y todo fue miel sobre hojuelas.
Tenía un guion, pero trabajábamos muchas situaciones y las adaptábamos a la
realidad que vivíamos en Lloret (localidad donde se rodó la mayor parte de la
película).Conocer la realidad favoreció que hiciese una foto clara de una
determinada época y que además resultara un poco premonitorio de lo que luego
vendría, como fue la inmigración masiva que se produjo a partir de los noventa.
Resulta muy curioso que muchos emigrantes de los sesenta estén, ahora, en
contra de la inmigración que ha llegado en estos últimos años porque
consideraban que podrían peligrar sus puestos de trabajo.
P: ¿Qué
recuerdos tiene del rodaje?, ¿cómo fue la relación entre los actores
profesionales y digamos, los aficionados que participaron en la película?
R: Era un equipo extraordinario… No hubo problemas.
Era una película en la que prácticamente no había productor. Quién nos
suministraba el dinero era un médico, el doctor José Luis Infiesta, que después
tendría alguna vinculación con el cine (aquí
hace acopio de su buena memoria) y fue guionista de una película
protagonizada por Concha Velasco, “Julio
y el celacanto”. Pero es curioso,-retoma
el hilo de nuestra conversación- recuerdo aquella época, y necesitábamos
muy poco dinero…Yo me había comprado una cámara en París; rodábamos sin sonido,
porque decidimos que ya haríamos el doblaje después; el operador era muy amigo
mío, el montador también venía al rodaje, Antonio Iranzo, mi mujer Marta May,
Silvia Solar que era una persona encantadora y aquello era una balsa de aceite.
Todos nos fuimos a vivir a una pensión. Teníamos un regidor al que todos
llamábamos “el chino”, que era hermano de la dueña de la pensión y fue el quién
nos facilitó el alojamiento. Hubo tan buena sintonía que el rodaje salió
perfectamente.
P: ¿Fue muy
difícil estrenar la película? Cómo ya hemos dicho “La piel quemada” no era una
cinta propia de la época.
R: Con la
película terminada los distribuidores no tenían ningún interés en quedársela.
La temática les parecía una barbaridad. En la Universal la tuvieron dos meses
en sus oficinas y no la estrenaron por lo que al final me la llevé.
Hubo un crítico de cine, Juan Francisco de Lasa que
en aquella época dirigía la Semana de Cine de Molins del Rey, donde proyectaba
películas de Carlos Saura, que por aquel entonces era un mito antifranquista y
se me ocurrió hablar con él. Lasa, al que yo no conocía, vio “La piel quemada”, le gustó y empezó a
hacer campaña a favor de la película…Gracias a Lasa fui a la XIII Semana
Internacional de Cine Valladolid, entonces se llamaba Semana Internacional de
Cine Religioso y Valores Humanos, donde gané la carabela de plata y fue él quien
encontró un distribuidor que montó un estreno en Barcelona en tres salas el Urquinaona,
el Excelsior y el Balmes.
La noche del
estreno organicé una presentación que resultó muy emotiva. Fue una presentación
larguísima que duró casi una hora. Quise que hubiera un catalán: Ricard Salvat,
máximo representante, en aquellos años, del teatro en Cataluña de corte
antifranquista; un murciano, Paco Rabal; y un valenciano Paco Candel, ahora (hace un paréntesis) hay una fundación Paco
Candel sobre la emigración, la gran preocupación de toda su vida y que
quedó reflejada en su obra literaria con obras como “Los otros catalanes” (Les altres catalans) que fue un
auténtico best-seller. El coloquio gustó mucho y la película salió lanzada con una excelente
acogida. Las cosas iban tan bien que se nos ocurrió, al poco tiempo, organizar
un nuevo acto para refrendar esas buenas sensaciones.
Pues nada. Montamos un tinglado que representaba un
juicio a la película. El músico Joan Pineda que hizo muchas de las
ilustraciones del cine mudo, criticaba la película. Muy bien. Lasa era el
abogado defensor y Arnáu Oliver, que organizaba los encuentros cinematográficos
de Prades, hacía las veces de juez.
Todo iba bien hasta que de pronto una de los
testigos citados, María Aurelia Capmany, comenzó a declarar en catalán y hubo
voces de un sector del público que comenzaron a protestar. Y entonces María
Aurelia, que era buena amiga mía, dijo que no hablaba sino lo hacía en
catalán. De repente se apagaron las
luces… El dueño de la sala se disculpó ante el público y yo le dije
inocentemente, que era una auténtica mala suerte, viendo lo animado que estaba
el debate…”Que te crees Josep María la
luz la he apagado yo, porque tal como estaba la cosa iban a acabar rompiéndome
las butacas”.
P: ¿Y del
estreno en Madrid?
Hice una presentación en la misma línea que en
Barcelona. Uno de los que presentó la película fue Luis G. Berlanga que era un
entusiasta de la “Piel quemada”. Además,
estaban José Manuel Caballero Bonald, Angelino Fons y Alfonso Sastre. Fue en el
hoy desaparecido cine Pompeya, en la Gran Vía y todavía conservo fotos de la
presentación .La película tuvo numerosos reconocimientos en España. Antonio
Iranzo consiguió el Fotogramas de Plata de mejor actor; el Círculo de
Escritores Cinematográficos me entregó la medalla al mejor guion de 1968, con
la particularidad de que se equivocaron y pone 1986, y Marta May fue
considerada mejor actriz…
En aquella época no existían los medios de ahora
para acudir a festivales internacionales, pero sí tuvo una gran aceptación en
alguna ciudad francesa como Perpiñán. Marcel Oms que, en aquel momento, era uno
de los críticos más influyentes de Francia , la vio y le gustó muchísimo…A partir de entonces , no
exagero, no ha habido mes que no me hayan pedido la película para un festival,
un ciclo, una muestra o un canal de televisión.
P.: Es que
la película no ha envejecido. La vemos hoy y sigue siendo actual a pasar de que
han pasado cerca de cincuenta años desde que se estrenó, por primera vez.
R: Si lo
hemos visto en Toulouse, en el ciclo sobre cine y emigración (se proyectó el 8
de diciembre de 2011 en el Instituto Cervantes) . Hubo un señor, recuerdo, que
se preguntó cómo había pasado tanto tiempo sin que hubiese visto “La piel quemada”. Consideraba que, de
alguna forma la película relataba su propia vida .Hay otros muchos emigrantes que
se ven reflejados en la historia que relata “La piel quemada”. Esta es para mí la auténtica verdad de la
película.
P: Es difícil después de obtener un éxito con
una película como “La piel quemada” continuar con nuevos proyectos. ¿Cómo se
replanteó su carrera de cineasta a partir de ese momento?
R: En aquel momento no tuve la sensación de gran
éxito…Si recuerdo que cometí uno de los mayores errores de mi vida. Tenía en mi
cabeza dirigir “Últimas tardes con
Teresa”, basada en la novela del mismo título de Juan Marsé y finalmente no
la hice. Un poco la culpa fue de mi amigo Lasa porque se empeñó que montase una
obra de teatro. Recuerdo que hubo unas sesiones que se montaban en Cadaqués en
casa de Josep Tarrats, uno de los pintores punteros de la época… Total no hice la
película que finalmente dirigió Gonzalo Herralde. Pasado un tiempo Lasa me
preguntó si había leído una novela de Pedrolo. Yo era muy aficionado a la
literatura de Manuel de Pedrolo y aquel libro “M’ enterro en els fondements”
(“Me entierro en los cimientos”) me hizo plantearme una nueva película. Yo-me
decía- he hecho una denuncia social. Ahora me toca hacer una denuncia política.
Dirigí entonces, “La respuesta”,
que refleja la rebelión de los estudiantes contra el franquismo.
Como en aquel momento yo estaba en estado de
gracia, Jordi Tusell que era uno de los mejores productores de Madrid, me
ofreció coproducir la película y entramos al 50 por ciento. Por un lado, Stella
films y por el otro Teide Films, nuestra productora.
P. Pero las
cosas no fueron tan bien como se prometían…
En absoluto. Ya al primer guion la comisión de
censura fue tajante al afirmar que “La
respuesta” no tendría nunca autorización, al mismo tiempo que nos
preguntaban cómo se nos había ocurrido presentar un guion de tales características.
Pero, yo estaba empeñado e insistimos. ¿Por qué lo hice? Porque Pedrolo tenía
una estrategia. Pedrolo era de los escritores más perseguidos, porque siempre
se negó a escribir en castellano. Pasaba hambre, trabajaba en cualquier cosa
para sobrevivir, pero nunca quiso escribir en castellano. Entonces él escribía
sus novelas; se las rechazaban, dejaba pasar dos o tres meses, les cambiaba el
título y las volvía a mandar, sabiendo que iba a ser otro censor el que la
leyese y había nuevas posibilidades de publicarla. Además, estábamos ya en
época de Fraga que trajo cierta apertura y dejaba publicar algunas cosas en
catalán. Permitió que en cine pudiesen hacerse películas en catalán si había una
procedencia de raíz literaria.
Bueno, pues a lo que íbamos. Presenté de nuevo el guion,
pero volvieron a echármelo para atrás .Fue entonces cuando apareció un personaje
que acababa de ser nombrado subdirector general de Espectáculos, Francisco
Sanabria. Este hombre estaba en el festival de Valladolid cuando fue premiada” La Piel Quemada” y era un admirador
de la película… Me llamó desde el Ministerio interesándose en por qué no autorizaban
mi nueva película.
Le expliqué cómo estaba la situación y se empecinó
en que había que autorizar “La respuesta”.
Además, seguía contando con el apoyo de Jordi Tusell que, en aquel entonces,
era el presidente de UniEspaña, y mantenía buenas relaciones con el régimen.
El caso es que Sanabria me animó a que volviera a presentar
la película y pidió que le avisaran el día que se reuniera la Comisión de
Censura. Yo pensé que era un farol, pero no. Llegó el día y efectivamente
acudió a la Comisión de Censura para que el guion se autorizara, a pesar de que
le argumentaron que era una crítica al régimen y se justificaba un asesinato
político.
P: Una
historia rocambolesca, pero con un admirador de su cine defendiendo su trabajo.
Sí, así fueron las cosas. Finalmente me dieron
permiso de rodaje, aunque, eso sí, con varias anotaciones en que me pedían que
suprimiese tal o cual escena, o tal o cual diálogo. En realidad, se cargaron la
película porque me obligaron a suprimir una manifestación estudiantil que era
la clave del segundo rollo, seis o siete minutos. Describía el momento en que
el protagonista arrebataba la porra a un policía que estaba golpeado a una
embarazada y con esta porra es con la que él, posteriormente, comete el
asesinato.
P: Pero a
pesar de los cortes hizo finalmente la película…
Sí, la rodé y el mismo día en que la película entra
en la cabina de censura del ministerio de Cultura, el subdirector general,
Francisco Sanabria es cesado. Entonces no te digo nada, todos aquellos censores
que habían sido obligados a permitir el guion se tomaron su venganza y se
opusieron a que la película fuese autorizada. Pasó veinticuatro veces por la
comisión de censura y siempre la echaban para atrás y eso a pesar de que Tusell
recurrió a todos sus contactos posibles. Siempre había algo nuevo que les
disgustaba y te obligaban a cortar tal o cual escena. La película, a mi juicio,
acabó hecha un desastre.
(P): Por
supuesto. Ya se sabía a qué había que atenerse con la censura, pero a pesar de
todo como otras muchas películas de aquellos años, consiguió dejarnos un
testimonio de la época.
Sí. Joan Munsó Socabús, que era un famoso locutor
de RNE en Cataluña, fue nombrado director del festival de Molins del Rey, tras
el cese de Juan Francisco de Lasa… Munsó Socabús, a pesar de los problemas que
había con “La respuesta”, decide
presentarla en el festival. Veinticuatro horas antes de su estreno estaban agotadas
todas las localidades. Es entonces cuando alguien de Madrid reacciona y
recuerda que no se puede proyectar la película de ninguna manera porque la
censura no la ha autorizado. Munsó Socabús insiste y consigue que le den una
autorización para un solo pase. Le digo que de acuerdo pero que no se
proyectará si eso significa que ya no pueda verse en ningún otro sitio…Yo
también me doy cuenta de que estoy siendo utilizado políticamente y entonces
Pere Portabella me llama para preguntarme qué está ocurriendo y me dice: “tú
aguanta porque el partido (Partido Comunista) ya ha tomado posición y ve
un escándalo como sigan prohibiéndote la película”.
Mientras, Jordi Tusell que es llamado al orden por
el ministerio, me dice que no hay nada más que hacer…Era catalanista pero muy
de derechas y le estaban presionando desde el régimen…Le dije que de acuerdo,
que aceptaba aquella proyección, pero como condición pedía presentar la película .Cuando finalmente llego a Molins del Rey para
presentar “La respuesta” me encuentro un jeep de la policía en cada
esquina y en la sala, todos mis amigos, toda mi gente y por supuesto un buen
número de policías.
P: Debió
ser todo un espectáculo. La policía franquista movilizada por una película.
R: Fue tal y como te digo. Había mucha tensión en
la sala. La presentación corrió a cargo de un locutor de RNE José Antonio
Fernández Abajo que enseguida me dejó el micro, y yo, harto como estaba de todo
lo que había ocurrido, me explayé a gusto. Fue la ovación más grande que he
recibido en toda mi vida. La sala en pie, gritando, aplaudiendo… Miren Uds.-les
decía- si tienen vergüenza de lo que hacen, que la comisión de censura me da
los cortes en una hoja en blanco… A la mañana siguiente, tenía un telegrama
en que urgían a que me presentase en Madrid ante el subdirector general de
Espectáculos, el sustituto de Sanabria, un hombre con apellido alemán, ¿cómo se
llamaba? Si, Pedro Cobelas Schwartz.
El caso fue que llegué a su despacho y lo primero
que me dijo fue: “El cine ha terminado para usted. Usted no hará cine nunca
más en su vida. Mire tengo aquí la nota de todo lo que dijo anteayer en
Molins y es intolerable”. Y efectivamente no vuelvo a dirigir una película hasta
que no termina el franquismo…
(P): ¿Es
entonces, en aquellos años, cuando no tiene más remedio que dedicarse a la
producción?
Sí me dediqué a la producción porque tenía buenos
contactos como, por ejemplo, la familia Balcázar, que tenía una de las
productoras más importantes de aquellos años, me pedían, porque a veces estaban
muy saturados de trabajo, que me encargase de tal o cual película. Así hice
coproducciones con Italia, Francia, Alemania, y otros países. Hice también una
película con Antoni Ribas, antes de “La
ciudad quemada”. Se llamaba “La otra
imagen”, que fue al festival de Cannes de 1973 y tuvo muy buena acogida.
Paco Rabal, Asunción Balaguer y Julián Mateos eran los principales
protagonistas.
(P): Con
aquella película se le abrieron otras puertas…
Sí el éxito de “La otra imagen” en Cannes hizo que
mejorase nuestra situación económica. Gracias a Tusell me comenzó a llegar
financiación de Banca Catalana, de Jordi Pujol y un hijo del historiador Vicens
Vives, que acababa de ser nombrado director de Cine España nos compró los
derechos de “La otra imagen”. Conseguimos
que en el paquete se quedara “La respuesta” con lo que pudimos amortizar
algo del dinero invertido. Como las cosas estaban como estaban seguí
dedicándome a la producción y produje “La
ciudad quemada” que tuvo un gran éxito comercial. Estuvo cinco o seis años
rindiendo, algo totalmente inimaginable para los tiempos actuales.
(P): ¿Se ha
sentido más a gusto como productor que cómo director?
Siempre me he considerado fundamentalmente
director. He sido productor para poder seguir siendo director. Quizá me ha
ayudado a medir más el gasto en mis películas, algo, sin embargo, que nunca debería
hacer un director. El caso es que acabada la dictadura me empeñé en realizar “Companys”, en la que participé tan solo
con un cinco por ciento en la
producción porque el otro cinco por
ciento del que disponía se lo cedí a Tusell para que se resarciese ,en parte,
de las pérdidas que había sufrido con “La respuesta”.
P: Hay que
ver los problemas que generó “La respuesta”.
La censura se ensañó especialmente con su película.
R. Cuando al
fin se estrenó “La respuesta”
aquello fue un maremágnum…Los cortes del primer guion, del segundo… Pero además
hay defectos míos no imputables a nadie…A pesar de todo sigo queriendo a la
película. Es mi película maldita, todos tenemos nuestra película maldita,
porque es muy mía a pesar de todos sus defectos. Hoy la película se ve de otra manera,
pero en el 77, en plena transición, el PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña)
se puso absolutamente en contra…Yo había fabricado un antihéroe… Estaban empeñados
en que el protagonista solo podía ser un comunista y había mucha gente que pensaba
que yo era del partido. Nunca fui del Partido, nunca… Además, yo no definía al personaje. Me venía
dado por Pedrolo, que era de tendencia anarquista…Total que, con todas aquellas
críticas y polémicas, la película, como está maldita, recibió palos por todos
lados.
(P): Pero
no termina ahí la historia
(R): No, dejo pasar un tiempo y cuando la
Generalitat comienza a funcionar consigo que pague un doblaje al catalán. Creo
que esta versión es más mía, más auténtica. La otra, la primera está en la
Filmoteca. Lo que si observo es que hay gente que adora la película, poquitos
no te creas, pero al que le gusta, es un apasionado .No hace mucho fui a Gerona
, a una tertulia y en un momento determinado hablando de “La Respuesta”, uno de los participantes me dijo “te das cuenta de que de los cuatro que
estamos tres defienden la película y uno sólo la ataca y ese eres tú”…Porque,
como ya te he dicho, veía los defectos, pero ya me he hecho a ella y para bien
y para mal, es mi película…
P: Con “La
respuesta” tuvo todos los problemas del mundo, pero no sucedió así con “La piel
quemada”. Quizá tan solo algunas escenas de carácter sexual…
R: Según me contó Esteve Riambau, director de la
Filmoteca de Cataluña, hubo un intento de quitar frases en catalán que había
pedido incluir para afianzar el contexto de la historia. Al parecer hubo un
informe desde Barcelona, que no me llegó, pretendiendo suprimir esas frases que
daban color a la película y afianzaban su relato. Lo único que me censuraron fueron
los desnudos de Silvia Solar…
P: Aquellos
desnudos en que no se veía nada, pero los suprimieron porque el público podía
imaginárselos.
R: Exacto, así fue, porque tengo los oficios de
censura
P: No obstante, se ve una película muy abierta, muy
libre, muy poco habitual para la época. El contraste entre la España que se
abre al turismo, a las ideas que vienen de fuera y la tradicional que sigue
anclada en un pasado oscuro. José (Antonio Iranzo) se va abriendo a
nuevas posibilidades mientras Juana (Marta May), su mujer, se muestra
insegura, con todos los miedos posibles en el largo viaje, de 24 horas, que le
lleva de su Andalucía natal a la Costa Brava.
R: Efectivamente.
Quería reflejar ese contraste. José, tampoco es un santo, es un chico
que está allí trabajando para mejorar sus condiciones de vida. Quiere a su
mujer, a sus hijos, pero coño, las turistas de aquellos años eran las turistas…
P: Desde un
punto de vista creativo todo cambia con la democracia.
R: Absolutamente, dejamos de tener censura…Lo que
ocurre ahora es que hay una presión terrible de lo comercial…
P: Censura
económica…
R: Censura económica. Actualmente me es absolutamente
imposible levantar una película. No tengo un duro, no tengo más que deudas… Las
ayudas de ICAA están muy limitadas y nadie quiere arriesgarse… Antes si, “La piel quemada” estuvo cinco años
rindiendo en taquilla, ahora las películas a los tres meses ya han
desaparecido…
“Maciá”, estuvo 13 semanas en el cine Arribau de Barcelona, pero a pesar de
todo yo no he amortizado la película porque me falló el resto de España…En
Madrid en el Ideal estuvo, pero no llegó a las salas en Andalucía o Valencia…
P: La
contribución sigue siendo uno de los grandes males del cine español…
R: Soy del consejo de administración de EGEDA(Entidad
Gestora de los Derechos de los Productores Españoles) y Andrés Vicente Gómez, en
una de las reuniones a las que acudía a Madrid, dijo que el cine está muerto. Y
creo que es cierto…A no ser que tengas un gran potencial económico, ¿ quién puede
ahora mismo hacer cine? .Yo siempre he hecho un cine artesanal, con unos socios…Siempre
he pagado a todo el mundo, pero claro lo que no puedo es meterme en un lio, en
una película de dos millones de euros y hacer una recaudación de doscientos
mil…
(P): Pero a
pesar de todo quiere hacer otra película, ¿no?
(R): Si me
gustaría hacer una nueva película. Tengo 83 años, pero estoy muy en forma,
físicamente me encuentro muy bien y tengo ganas de hacer cosas, pero no veo el
horizonte. A mi hija Sandra, TV3 les ha dado 40.000 euros para hacer un documental
.Ella no cobra, la directora tampoco, el otro tampoco, yo no estoy ahora para
hacer esto, sí que podría intentar hacer otro tipo de cine, en cooperativa como
hacíamos en otras épocas…
(P)Haría
otra “Piel quemada” en este siglo XXI… ¿Cómo se la plantearía?
En varias
ocasiones he planteado hacer la segunda parte…Pero hubo varias circunstancias
que echaban para atrás el proyecto. Primero la ruptura con mi mujer Marta May; después
la muerte de Antonio Iranzo, pero sigo dándole vueltas. Tengo una especie de guion
hecho hace más de 40 años sobre un premio literario. Una especie de thriller
con muchos momentos de humor y también crítica con los tejemanes de este
tipo galardones. Durante la noche de entrega del premio, en un hotel de Lloret
del Mar, meto a unos personajes que
serían nietos de aquellos emigrantes que llegaron a la localidad en “La piel quemada”. Uno podría ser un
guardia de seguridad que debe buscar al premiado, al que no conoce nadie y a
partir de ahí hacer yo eso que se llama “flash
back”, y hacer una referencia a “La
piel quemada”.
(P)Y no
haría una película sobre la inmigración actual?
(R): No, no, ya
hoy otros que las hacen…Te recomiendo( estábamos en Toulouse a primeros de
diciembre de 2011) una película que no es que sea perfecta, pero es interesante
y trata muy bien el tema de la inmigración: ”Cataluña uder ales”*
Aquella fue la entrevista que mantuve con Josep María Forn aprovechando huecos en las actividades que tuvimos en Toulouse y Hamburgo ,entre comida y comida, acompañadas siempre de un buen vino. Tengo un excelente recuerdo de él y siempre recomendaré “La piel quemada” y de paso pediría una revisión de su cinematografía tanto en la organización de un ciclo como en la proyección por las televisiones de alguno de sus títulos menos difundidos. Su hija Sandra a buen seguro que mantendrá su legado.