No es un mal
comienzo para un debutante contar para su primera película con dos actores de
la talla de Emma Suárez y Roberto Álamo, dos actores que trasmiten solo con la
mirada, sin necesidad de palabras todos los sentimientos que esconden en su
interior.
Este es el
caso de Javier Marco que, en su primera película, Josefina (90’),
construye un drama íntimo de soledades , silencios , miedos y, sobre todo,
seguramente, incomunicación.
Juan
(Roberto Álamo) es un oscuro funcionario de prisiones que cada domingo, en el
autobús, observa con detenimiento a
Berta ( Emma Suárez) que visita a su hijo en prisión.
Para
conseguir su atención le dice a Berta que tiene a una hija en la cárcel Josefina
y buscar así una manera de entablar contacto con ella.
Vive solo y a veces ve el baloncesto con su vecino, un anciano (Simón Andréu) que tampoco tiene a nadie. Emma se ocupa del cuidado de su padre, postrado en cama, mientras ve que su vida se consume mientras sobrevive gracias a la ropa que confecciona.
Su soledad
es la de millones de personas en la sociedad actual, el miedo a comunicarse, el
dar un primer paso para establecer una relación y recurrir a cualquier mentira
con tal de encontrar compañía.
Javier Marco
y la guionista Belén Sánchez-Arévalo son una pareja curtida en el cortometraje
con el que ganaron un Goya este mismo año con “ A la cara”. Su historia comenzó
a fraguarse hace cinco años cuando viajaban en un autobús con familiares de
presos. En ese trayecto concibieron a sus personajes marcados por la soledad y
como podrían encontrar la manera de comunicarse hasta trasmitir afecto y lograr
un hálito de esperanza.
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