Latinoamérica
tiene muchas cosas que contar. Su cine refleja la realidad de una región
atosigada con excesiva frecuencia por la violencia, aunque sea en un tono tan
poético y de gran belleza visual como, estos “Monos”(102’) que dirige Alejandro Landes y que fue candidata a los Goya después de una
exitosa presentación en festivales como Sundance, Berlín y San Sebastián.
Colombia ya tiene su Apocalipsis Now o su Corazón de las tinieblas en una historia que nos habla
del horror y de la sinrazón sin mostrárnoslo porque, por encima de la violencia,
está ese entorno amazónico donde se desarrolla la historia de un grupo
guerrillero, casi niños que, tienen secuestrada a una doctora “gringa”. No
sabemos por qué, ni a que grupo pertenecen esos siete jóvenes aleccionados como
fieros combatientes por un pequeño instructor que les comanda a que utilicen
toda la agresividad de que sean capaces. Están en la montaña, pero pronto se
refugian en la selva con su secuestrada.
Un espacio alucinógeno,
un microcosmos, al que apenas hay acceso. Pasan los días jugando con las armas;
bebiendo alcohol o practicando sexo. Cada uno de los siete componentes de la
guerrilla tiene su propio apodo, Rambo, Pitufo, Perro, Lady, todos y cada uno están
sometidos a una férrea disciplina que puede suponer la muerte, si se incumplen
las reglas. Pero llega el momento en que los “monos” deciden tomar su propio
camino, separarse de la organización a la que pertenecen. Eligen a su propio
líder y deciden controlar ellos solos a la prisionera. Todo va derivando hacia
lo irracional, hacia la locura, donde cualquier actitud puede llevar a que todo
estalle. Se vive esa tensión, el espectador está inmerso en esa selva de
tarjeta postal que esconde en sus entrañas el terror.
Ojo con este
director, Alejandro Landes con otro par de títulos en su filmografía, “Cocalero”(2007)
documental sobre la campaña de Evo Morales en Bolivia y “Porfirio”(2011) la historia de un
hombre que quedó tetrapléjico por el disparo, poco accidental, de un policía.
“Monos” se estrena la misma semana que la
película guatemalteca “Nuestras madres” en la que César Díaz, su
director, incide en la represión guatemalteca y unos días después de que se viera en la
Cineteca de Madrid el documental guatemalteco “La Asfixia”, de
Ana Isabel Bustamante que trata de conocer que ocurrió exactamente con su padre
, un líder de izquierdas, “desaparecido” durante la dictadura de Efraín Ríos Mont.
Como se dice
en la película “La enfermedad social del terror está presente y no se cura”. El
cine, como nos cuentan estas películas latinoamericanas, ayuda a que no
olvidemos, a que saquemos fuera esas cosas que escondemos en nuestra memoria.
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