Por ejemplo “Sobre
lo infinito” (78’), dirigida por el sobrevalorado,
a mi entender, Roy Anderson, adalid del cine surrealista actual. Pero es que, a
mí, no me dice nada, más allá de entenderse que sus planos son como una obra
pictórica y sus historias surgen de lo que no cuenta.
El quietismo,
yo diría inacción de sus personajes, llega a exasperar. Anderson sigue con su peculiar
manera de ver nuestra sociedad y la condición humana, a través de una serie de microrrelatos
que van desde una pareja de amantes que sobrevuelan el infinito a una ciudad
destruida por la guerra, pasando por la violencia machista, la falta de
comunicación o el papel de la Iglesia o un anudando los cordones de su hijo
bajo una lluvia torrencial …. Todo hay que verlo imaginando, como si fuera un
sueño, imbuido en los tonos pastel que utiliza para construir su cine, mientras
una voz en off, algunos dicen que se asemeja a Sherezade va introduciendo “los
cuentos”. Todo es imagen. Los diálogos apenas existen. A mí no me ha interesado
nada, pero si gustó al jurado del último festival de Venecia que le concedió el
León de Plata a la mejor dirección.
Si tiene más
presencia de la palabra, aunque tampoco excesiva, “Dios es mujer y su nombre
es Petrunya”(100’),ganadora del premio Lux
del Parlamento europeo, entre otros muchos galardones y dirigida por la
cineasta macedonia Teona Strugar Mitevska . Un filme, que, partiendo de hechos reales,
describe el machismo imperante en la sociedad; los abusos y acosos en el trabajo;
la familia, la tradición, el papel de la Iglesia o el trato policial. Es una
tragicomedia de lo absurdo pero lo mejor es que está basada en hechos reales.
Es decir, en Stip, un pequeño pueblo de Macedonia, una joven rompe la
tradición, exclusiva mente reservada a los hombres. En 2014, una joven plantó cara
a las poderosos leyes del patriarcado reclamando la cruz que había conseguido lanzándose
impulsivamente a las aguas del rio y arrebatándosela a los hombres que no
pudieron admitir su derrota. Petrunya, decidida y firme les planta cara a todos.
La protagonista
Zorica Nusheva, estupenda, ganó el premio de interpretación en el festival de
cine europeo de Sevilla y da fuerza a los personajes femeninos en una semana en
que también se estrena la película chilena “Ema” (102’), con otra actriz, superlativa Mariana Di Girolamo.
Está dirigida por Pablo Larraín (” El club”,” Neruda”) y en ella se
adentra en la vida de una mujer, bailarina, hija, hermana, amante, esposa o
madre, que intenta reconstruir su vida, tras la ruptura con su pareja, un exitoso
coreógrafo que interpreta Gael García Bernal. Su obsesión es recuperar el hijo
adoptivo que habían devuelto y al mismo tiempo sentirse libre, mostrando un
cierto individualismo, pero con gran respeto hacia lo colectivo.
Fuego, como
el que provocan en las calles de Valparaíso, para purificar estos tiempos a ritmo
de reguetón y al mismo tiempo como reafirmación del deseo femenino.
Y aunque hay
varios estrenos más solo os invito a la comedia para huir de temas tan
profundos, como los que nos proponen los tres autores citados que también nos
muestran desde sus perspectivas cierto sentido del humor.
“Te
quiero, imbécil” (90’) está dirigida por una
mujer Laura Mañá (“Sexo por compasión”) que siempre ha sabido encontrar
el equilibrio justo en sus películas. En su nuevo trabajo, tras un largo
silencio, la directora construye una comedia romántica en que el protagonista
es abandonado por su novia el mismo día que le pide que se case con él. Como las desgracias no vienen solas, pierde el
trabajo y se ve obligado a regresar a casa de sus padres. Decidido a mejorar su suerte recibirá las
consejos de un “influencer”(Ernesto Alterio) y por el camino se reencontrará
con una antigua compañera de colegio, la impulsiva Raquel(Natalia Tena)
Pues nada
que no falte el amor en una semana en que el machismo o la intolerancia se dan
cita en otros de los títulos que llegan a nuestras carteleras
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