Esta pasada semana falleció a los 89 años, Corman McCarthy uno de los novelistas norteamericanos más conocidos y autor de una obra que ha llegado con frecuencia a la pantalla, con títulos como “No es país para viejos” y “La carretera”, dos de sus mejores novelas. “No es país para viejos” , dirigida por Joel y Ethan Coen si fue una excelente adaptación que supo respetar la esencia de la narrativa seca y directa del escritor, apoyándose además en unos grandes intérpretes, entre ellos Javier Bardem, quién se llevó el Oscar de actor de reparto. Consiguió cuatro óscar, entre ellos el de mejor película.
El cronista de la violencia en EEUU, acabó aceptando la
llamada de Hollywood después de esquivar durante mucho tiempo propuestas
millonarias para llevar al cine su narrativa y esa enorme pasión que sentía por
escribir. “Para mí, un día
perfecto,-dijo- consiste en sentarme en una habitación ante un folio en blanco.
Es el cielo. Es oro y todo lo demás es una pérdida de tiempo”. McCarthy aceptó
a Hollywood en el nuevo siglo, aunque su primera experiencia fue un
despropósito con “Todos los caballos bellos” y por eso trascurrieron otros
nueve años, desde 2000 a 2009, en que se congració con la industria de Hollywood
a raíz de “No es país para viejos”.
Lo que si queda claro es que McCarthy no escribió pensando
en el cine o en la posibilidad de que sus novelas se convirtiesen en películas.
Era un asceta del oficio de escritor, un hombre que encontraba su mayor
satisfacción escribiendo y creando historias.
Hoy en día, desde hace ya bastantes años, muchos novelistas escriben
pensando en la pantalla. Antes en el cine ahora que languidece, su objetivo son
las televisiones y en particular las plataformas para conseguir que sus
narraciones se conviertan en series, esa palabra tan de moda en los tiempos que
vivimos.
Siempre se decía que tras una gran novela no se podía crear
una gran película. No ha sido exactamente así porque ha habido adaptaciones muy
notables de grandes obras como fueron los casos en España de títulos como “La
colmena” de Cela o “Los santos inocentes” de Delibes, ambas dirigidas por Mario
Camus. También considero como un gran trabajo la versión televisiva que hizo de
El Quijote, Manuel Gutiérrez Aragón que supo constreñir toda la complejidad y
la esencia de la obra de Cervantes. Pero ahora es cada vez más habitual que
tras una novela de éxito los cineastas quieran hacer una obra audiovisual.
Seguramente el lenguaje literario es cada vez más cinematográfico .
Fernando Trueba me comentó hace tiempo que él consideraba el
cine un género literario y seguramente no andaba descaminado. Cine y literatura
siempre han caminado juntos y lo más importante, lejos de la complejidad de la
narración literaria es encontrar la esencia de la historia y saberla trasmitir
en la pantalla. Lo hizo como ningún otro el género negro de la mano de
novelistas brillantes como M. Cain, Chadler o Hammet o el cine de acción o de
intriga porque en su estructura y lenguaje narrativo confluyen abiertamente con
la pantalla.
Las novelas de Mc Carthy encontraron ese lugar en la
pantalla, hasta siete de ellas han sido llevadas al cine, pero han pasado desapercibidas si exceptuamos,
como ya he comentado “No es país para viejos”, el resto incluida “La carretera”
no han sido capaces de trasmitir el complejo mundo creativo del escritor
norteamericano.
(PUBLICADO en LA VOZ.19.6.23)
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