“Libreros de Nueva York” es un canto al mundo del libro, a la pasión de los lectores y también coleccionistas, a través de una profesión la de libreros que se niega a desaparecer.
En los años cincuenta había cerca de cuatrocientas librerías de libros antiguos en Nueva York ahora hay menos de setenta. A pesar de todo el librero continúa resistiendo y ,en su fuero interno, considera que los libros nunca desaparecerán en su formato de papel.
En España podemos decir que ocurre otro tanto, porque han sido miles las librerías que han cerrado, pero continúa habiendo espacio para los libros y un lugar emblemático de la ciudad de Madrid como es la cuesta de Moyano sigue, a pesar de las muchas dificultades, ofreciendo la posibilidad de adquirir un libro viejo que trasmita la esencia de su tiempo.
“Libreros de Nueva York” (99’) dirigida por D.W. Young es un apasionado relato sobre las librerías de segunda mano y ocasión de la ciudad de los rascacielos, pero las imágenes podríamos trasladarlas a cualquier otra parte del mundo donde exista pasión por los libros.
La cámara recoge un buen puñado de entrevistas con libreros reconocidos que trasmiten sus experiencias. En la mayor parte de los casos, su oficio, viene heredado de generaciones an- teriores, en otros ,un día, por motivos diferentes, los libros llamaron a su puerta. Opiniones también del periodista y escritor Gay Talese o de Fran Lebowitz, definida en su momento como una escritora rabiosamente neoyorkina y protagonista de la serie documental de Scorsese, “Supongamos que Nueva York es una ciudad. Además, se incluyen fotografías y documentos de archivo.
Fran Lebowitz
Algunos de los entrevistados cuentan que han tenido que hacer reformas en la estructura de sus establecimientos para que soportasen la carga de miles y miles de libros acumulados en su interior. En la película nos hablan de coleccionistas obsesivos; de subastas en que hay volúmenes que alcanzan precios desorbitados, pero siempre por debajo de las obras de arte; o la doble vara de internet que ayuda a encontrar un libro, pero aleja a los compradores de las tiendas y la relación con los libreros.
Uno de ellos dice que si todos los libros se digitalizaran y desapareciera el papel, dejaríamos de conocer el proceso creativo de muchos autores que no utilizaban máquina de escribir y escribían en cuartillas, en los márgenes de los periódicos o incluso en servilletas.
Husmeamos en las librerías y nos identificamos con la belleza del libro. Quizá se echen en falta más referencias literarias y más anécdotas sobre los autores, pero se trata de manosear y proteger al libro, aunque casi lo veamos en el documental como un objeto fetichista.
Y es que nos habla de la emoción que produce encontrar un ejemplar que llevas mucho tiempo buscándolo o encontrarte con un libro deseado en el sitio más inesperado. Más que el hecho de leer, ”Libreros de Nueva York” reivindica la idea de mirar, de tocar ,incluso de oler y descubrir un libro que representa el valor de los sentidos y de la experiencia humana.
Y es que nos habla de la emoción que produce encontrar un ejemplar que llevas mucho tiempo buscándolo o encontrarte con un libro deseado en el sitio más inesperado. Más que el hecho de leer, ”Libreros de Nueva York” reivindica la idea de mirar, de tocar ,incluso de oler y descubrir un libro que representa el valor de los sentidos y de la experiencia humana.
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