Nunca me han gustado las películas de catástrofes. El tono apocalíptico que utilizan la mayor
parte de ellas o las escenas gratuitas repletas de sangre y cadáveres mutilados
me han ido alejando de un subgénero que, sin embargo, es uno de los más
agradecidos a las últimas tecnologías en materia cinematográfica. Además la
mayor parte de estas tragedias salen de la imaginación de los guionistas y muy
pocas se sustentan en acontecimientos reales, en hechos que han conmocionado a
la sociedad mundial.
No es el caso de “Lo imposible”, la nueva película de Juan Antonio Bayona, quién nos sorprendió hace unos años con su opera prima “El orfanato”, y que confirma las expectativas que creó en su momento.
“Lo imposible”
es una crónica del horror. Una crónica despojada de adornos innecesarios
y que no busca incidir en el horror por
el horror. Es una historia desnuda. La de una familia, que puede ser la de muchas
otras, que pasa brutalmente de un estado idílico al peor de los infiernos.
Aquellas Navidades de 2004 en Tailandia no han sido olvidadas por nadie. Bayona dedica los
primeros minutos del metraje a situarnos en unas situaciones y parajes llenos
de sensualidad y belleza. Todos los que están allí son unos privilegiados que pasan las vacaciones
que cualquiera de nosotros hubiéramos querido disfrutar. En unos instantes todo
cambia. Naomi Watts refleja en su rostro
la extrañeza, la incredulidad y finalmente el horror cuando la ola arrasa todo
cuanto encuentra a su paso. La imagen pasa a negro y ahí comienza la historia
de la supervivencia.
Lo azul es barro y lodo. Todo está destruido. En un instante la vida ha sido sustituida por la muerte. Todos queremos encontrar el soporte que nos agarre a la vida, como esos cuerpos que luchan desesperadamente contra la fuerza de la naturaleza. Bayona lo sabe contar apoyado en el relato de María Belón y su familia que sobrevivieron al tsunami que cercenó la vida de doscientas treinta mil personas en varios países de Asia. “Lo imposible” es también un relato de la solidaridad, de la amistad o del amor que pueden llegar a profesarse los seres humanos en situaciones límite. Hay también personajes egoístas pero son los menos.
El cine es arte, es entretenimientos, es industria. “Lo
imposible” ha batido records de taquilla sin recrearse en la tragedia.
Reflejando el estupor primero y la lucha contra el destino de una familia que
sobrevivió al horror. Bayona y el guionista Sergio G. Sánchez lo han sabido
contar.
Hay una línea muy frágil entre la vida y la muerte. Aquello si fue posible y lo ha sido esta semana con el huracán Sandy que ha anegado la costa Este de Estados Unidos, dejando a su paso muerte y destrucción y que durante horas ha convertido en ciudades fantasma a algunos de los lugares más concurridos del mundo.
Nueva York en silencio, once años después de que se
desmoronaran las Torres Gemelas. Nada es imposible.
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