Este Madrid parece variar su sistema de juego siempre que lo
considera oportuno. Es impredecible .
Anoche en la semifinal de Champions frente al Bayern de Múnich
, tuvo quince o veinte mi8nutgos acorralado por el empuje del equipo alemán.
Encerrados, prácticamente en su campo, sin dar atisbos de peligrosidad. Los
alemanes disparaban una y otra vez y los córneres se sucedían sin que los
blancos dieran señales de vida. A diferencia del partido del City con una defensa
de alta intensidad, en Múnich esos veinte primeros minutos fueron un calvario
porque perdían balón tras balón y aunque no hubo demasiadas claras ocasiones de
gol ,las llegadas de los alemanes se sucedían ante la puerta de Lunin.
Y en eso apareció Kroos. Es difícil que volvamos a ver a un
jugador con la visión de juego y su movilidad en el centro del campo como el
alemán. Cogió un balón y se lo filtró a
Vinicius que en su cita con Neuer, no falló. El Bayern no daba crédito ni tampoco el
ruidoso y animoso público que llenaba el Alianz Arena que enmudeció. El gol de
Vinicius acalló el estadio y el empuje del Bayern.
Ya nada fue igual y el Madrid tomó poco a poco el mando que
pareció acrecentarse al inicio de la segunda parte donde los blancos se hicieron
con el control del partido y a punto estuvieron de marcar el segundo gol con un
disparo del omnipresente Kroos que sacó Neuer con una gran parada.
El Madrid jugaba plácidamente hasta que el Bayern tuvo diez
minutos de vértigo lo que supuso
el empate y el desconcierto del equipo blanco. En su mejor momento encajaron el
gol de Sané y la conmoción que causó llevó tres minutos después a que Lucas
Vázquez zancadilleara a Musiala, una pesadilla para él, durante toda la segunda
parte ,porque en la primera se las vio con Sané. El penalti lo transformó Kane
y el Bayern se puso por delante.
De dominador, el Madrid se vio de perdedor. El fútbol tiene
estas cosas y el Madrid bien lo sabe . Había que levantarse y lo hizo. Quedaban
treinta minutos y cogió el mando del partido con un Bayern que no dejó de oponer
resistencia y peligrosidad en sus ataques.
Los alemanes querían mantener el resultado para la vuelta en Madrid,
pero otra genialidad de Vinicius, filtrando un pase en el área a Rodrigo,
terminó con el derribo de su compatriota y el consiguiente penalti. Vinicius no
desaprovechó la pena máxima y puso las tablas en el marcador a falta de siete
minutos.
Ya no pasó nada más. Hubo tregua. El próximo miércoles se prevé
un duelo apasionante . El Bernabéu dictará sentencia para ver cuál de los dos llega
a la final de Wembley. Kroos, el alemán que llegó del frío hace diez años
tendrá mucho que decir, como Modric quién también sentó cátedra durante los
poco más de quince minutos que estuvo en el campo. Dos jugadores insustituibles
que han hecho disfrutar al madridismo durante más de una década.
La duda es que Madrid veremos en el Bernabéu. El defensivo,
el dominador del balón, el de llegadas en bloque o el de sutiles contras con
los estiletes que tiene arriba. Veremos cual de esas caras se impone a las demás
para enfrentarse al rocoso y talentoso Bayern de Múnich.
No hay comentarios:
Publicar un comentario