Cuando hablas con gente joven y citas el nombre de Alfred
Hitchcock la mayor parte te mira con sorpresa. Cuando recuerdas ,por ejemplo, “La
ventana indiscreta” o “El hombre que sabía demasiado” el noventa y nueve por
ciento dice desconocer esas películas.
No es de extrañar en la época de la inmediatez, de la última
tecnología, como comentó el otro día Javier Fesser con el estreno de “Campeonex”
que su película tuviera como uno de sus objetivos acercarse a los nuevos espectadores
porque “Campeones” se estrenó hace cinco años y eso pertenece ya, cuanto menos,
al pleistoceno.
Si comentamos que Hitchcock murió hace más de cuatro décadas
tenemos claro que sus últimas películas se estrenaron hace medio siglo. Ni más,
ni menos. Pero la genialidad del cineasta británico sigue siendo patente en
nuestros días. Sus películas continúan estando vigentes y su cine es un
ejercicio de calidad para cualquier principiante. François Truffaut escribió un
maravilloso libro titulado “El cine según Hitchcock”, en que, desmenuzaba la
obra del cineasta británico y ahora el director norirlandés Mark Cousins acaba
de estrenar el documental “Mi nombre es Alfred Hitchcock”. Algunos me dirán que
tiene de especial esta película cuando han sido muchas las que se han acercado
y analizado la obra del genio del suspense, y creo que la novedad está en la
cercanía, en la manera en que se cuentan los secretos y las características de
su obra.
Hitchcock relata en primera persona su pasión por el cine a
través del humorista Alistair McGowan que clona la voz del genial realizador.
Se produce una complicidad entre Hitchcock y el público que van siguiendo el
relato en que va desnudando esas características de su obra que resume en seis capítulos:
Escape, deseo, soledad, tiempo , plenitud y altura.
Vemos la necesidad de escapar, de huir de sus protagonistas en
películas como “Atrapa un ladrón” , “Psicosis”“39
escalones”, “Falso culpable”, “Con la muerte en los talones” o en cintas menos conocidas como “The ring”. El
documental incluye muchos títulos de su primera etapa y es por tanto también
divulgativo de sus inicios en Inglaterra antes de viajar a Hollywood.
Otros aspectos importantes de su obra son el deseo y el
reflejo de su poder , su quietud y sus riesgos; la soledad porque considera que el cine es un reflejo en
si mismo : “una cámara, un personaje, un fotograma y los espectadores en la
oscuridad”; el trascurrir implacable del tiempo; la plenitud que encontró a través de su mujer, Alma,
“porque veían la vida a través del mismo objetivo” y finalmente la altura que
es determinante para poder trasmitir la soledad como vemos en “Vértigo” o
incluso en “Con la muerte en los talones”
Para Hitchcock el cine es celebridad, glamour, aventura y la
necesidad de hacer películas, algo inherente a sus pensamientos. A Hitchcock le
gustaba jugar con los espectadores por eso, quizá, la última escena que rodó en
su vida en “Family Plot” (1974), nos muestra a la protagonista sentada en una
escalera mirando a cámara y dirigiéndose a los espectadores con un guiño
burlón.
“MI nombre es Alfred Hitchcock” es una película que
reafirmará a los muchos seguidores que continúa teniendo el cineasta británico
y , al mismo tiempo, producirá curiosidad en los jóvenes que la vean y quizá,
quien sabe, se animen a ver sus películas.
( PUBLICADO en LA VOZ.21.08.23)
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