4/11/2022

AQUELLA SEMANA SANTA EN QUE TODO ESTABA PROHIBIDO.


 


SEMANA SANTA: El verano ya está cerca

 Pertenezco a una generación en que en Semana Santa estaba todo prohibido. Si entonabas una canción alguien siempre se encargaba de acallarte; si reías en jueves o Viernes Santo siempre alguna mirada reprobatoria; si querías ir al teatro no había, si pensabas en acudir al cine todo se posponía al Domingo de Resurrección, aunque con los años se adelantase al sábado.

Las televisiones , habría que decir el único canal, era un bucle continuo de ceremonias religiosas como las procesiones y nos sabíamos de memoria las únicas películas adecuadas para esas fechas: “Ben-Hur”, “Quo Vadis”, “Los Diez Mandamientos” “Molokai”, “Marcelino pan y vino” y un largo etcétera de cintas acordes con la España del nacionalcatolicismo.

Ahora toda ha cambiado. Hace ya muchos años que la Semana Santa para la mayoría de la población se ha convertido en un periodo de esparcimiento y recreo, anticipo de las vacaciones de verano. Se mantienen tradiciones como las procesiones, pero la gente está deseando tomarse unos días de asueto y romper la rutina si la factura de la luz y la desatada inflación se lo permite.

Ahora no hay limitaciones para los espectáculos y se puede ir al teatro o al cine cualquier día, pero es que, con todo abierto, eliminándose progresivamente las restricciones por el covid-19 e incluso con una mejora del tiempo meteorológico hace ya bastantes años que el público acude cada vez menos a las  pocas las salas que aún resisten .evitando convertirse en supermercados que suele ser el destino más habitual para locales de tan grandes proporciones.

Me comentó hace algún tiempo Fernando Trueba que el cine iba a convertirse en algo así como un museo. Que en el futuro habría pocos espacios donde ver las películas en formato de pantalla grande porque los espectadores ven películas ya hasta en la pantalla de un móvil.

A esto añado la opinión del historiador cinematográfico Román Gubern quién es de la opinión que actualmente se ven más películas que nunca pero que ha cambiado el formato porque cualquier soporte tecnológico nos permite ver cine de muy alta calidad, aunque la magia de la sala oscura, las risas, los gritos o los lloros conjuntos de los espectadores no puedan ser nunca sustituidos.

Si miro la cartelera observo que no hay películas religiosas y si historias que nos hablan de las personas, del amor y de la vida. Estarán unas pocas semanas en cartelera, y no en todas las ciudades; algunas se editarán en dvd y la mayoría pasarán a engrosar los fondos de las plataformas que se han introducido en nuestros hogares donde las conversaciones se reducen a ¿qué serie vemos? o ¿ dónde se puede ver Coda, la película de los Óscar? Si esos premios que galardonan a los remakes y de los que se ha hablado más del guantazo de Will Smith que de la ceremonia y los premiados en sí. Es lo que hay.

Y de las salas, cada vez más vacías, ya no hablamos y confiemos en que la nueva edición de la Fiesta del Cine, del 3 al 5 de mayo, lleve a más público a ver una película en su espacio más natural porque si no cada vez serán más los que digan : “Uf la última vez que fui al cine vi "Ben Hur" pero no la de Charlton Heston, ni la versión de 2016,  sino la muda” , y las salas, como decía Fernando Trueba, serán un recuerdo. (PUBLICADO EN LA VOZ.11-4-22)

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