Victoria Prego presidenta APM entrega el premio a Juan Cruz |
"El periodismo es un oficio invencible"
así lo define Juan Cruz, periodista canario, vinculado desde hace cuarenta años
al diario EL PAÍS y autor de un puñado largo de libros de narrativa, ensayo o
viajes. El periodismo sigue siendo su pasión tal y como comentó durante la
entrega del premio de honor de la Asociación de la Prensa de Madrid, en
reconocimiento a toda su carrera. Su discurso fue también un homenaje al
periodista mexicano Javier Valdez acribillado a balazos en Culiacán (Sinaloa) hace poco más de un mes. Valdez tenía un
defecto: contar la verdad. Su viuda Griselda Triana, también periodista,
recibió la placa de honor de la Asociación a título póstumo, recordando el
trabajo de su marido denunciando las tramas del narcotráfico.
Fui al acto,
en los jardines de Cecilio Rodríguez, del parque de El Retiro, recién leído el
último libro de Juan Cruz, "Un
golpe de vida"(Alfaguara), un relato autobiográfico que desgrana
muchos de los momentos vividos por el escritor durante su trayectoria
profesional y personal.
Conozco a
Juan desde hace más de treinta años pero a través de las páginas de este libro
me ha acercado más íntimamente a su personalidad,a su concepción de la vida; al
mundo en que vivimos o a su desbordante pasión por ese oficio que se convirtió
en su hermano siamés, cuando aún era adolescente.
Al mismo
tiempo, siento mías muchas de las páginas de "Un golpe de vida", porque sus experiencias y pensamientos son
los que yo he vivido.
Juan, enfermo de asma en su infancia, tuvo en los periódicos y en la radio sus fieles compañeros. Esa circunstancia le
lleva a la conclusión de que "escribía
para respirar mejor". Escribía y contaba mentiras y cuentos que hacían
que su madre le calificara como "un
aumentador".
Con el
periodismo como columna vertebral su libro habla de alegrías y tristezas, de su
familia, de sus amigos, de su fidelidad a "El país" o de sus cuestionamientos sociales y políticos.
En sus
páginas aparecen los que están o ya se fueron. Periodistas de raza a los que
también conocí y en algún caso entrevisté como Manuel Vázquez Montalbán, Manu Leguineche, Feliciano Fidalgo pero
también desglosa el desencanto que muchos vivimos con la Cuba de Fidel y la Nicaragua de
Ortega.
Yo, cuando era
estudiante acudía con frecuencia a la embajada de Cuba en Madrid para hacerme
con Bohemia,Gramma o Cine cubano y ya en Radio Exterior de España seguí con
expectación la revolución sandinista. Después no ha quedado nada de todo
aquello, de ese mundo que desde la España franquista, creíamos mejor. Juan lo describe en su libro a raíz de sendos viajes que hizo a Cuba y
Nicaragua. Hay decepción por lo que percibe, por la falta de libertad y lo
refrenda con las opiniones de quienes vivieron en primera persona como Eliseo Alberto, en Cuba o Sergio Ramírez, vicepresidente en el
primer gobierno de Ortega y escritor reconocido internacionalmente y la
ex-guerrillera Gioconda Belli que define Nicaragua en la actualidad como "el país cansadito que se resiste a morir".
El escritor
canario no olvida la situación de los palestinos en Israel a raíz de un viaje
periodístico que hizo con Mario Vargas Llosa o el drama de los refugiados con la imagen de Aylan el niño muerto en una playa turca, que fue la imagen de
todos los inocentes, de todos los niños del mundo.
En "Un golpe de vida" Juan Cruz recuerda también la España de la
transición y muchos años después la
irrupción de Podemos, con referencias a sendas entrevistas con Iglesias y
Monedero y su continua utilización de las redes sociales
que, a su juicio, tanto daño hacen al periodismo porque "la mentira es la miel de twitter".
La España de
2016 recuerda ya la reflejó Berlanga en
"La escopeta nacional" y la España que nos sigue estremeciendo
aparece en "La vaquilla"
porque "una guerra civil-escribe-es un país escupiéndose a sí
mismo".
En su libro recuerda otro de Paul Preston "El holocausto español: Odio y exterminio en la guerra civil y después",
una obra que reconoce Juan Cruz, le aterró leer "porque muestra el país dividido antes y entonces y dividido ahora por
los diferentes fanatismos,(...) que
la política no ha sabido parar y que la educación(la mala educación) ha
instalado como los grumos que denuncia mi maestro Emilio Lledó(...)
Fruto de ese
odio entre españoles fue la muerte de Lorca, "esa voz que ahora nadie puede reproducir, es en mi alma una resonancia
metafórica de lo peor que le pasó a España, siendo él la alegría mayor, y el
dolor mayor de la vida del país que se fue rompiendo antes de que empezaran
a matar a Lorca".
Juan Cruz
sigue siendo un muchacho, lo dice el mismo, tanto que Carmen Balcells poco
antes de morir, le dijo que ya era hora de que se hiciera un hombre ("pero es difícil, no se llega jamás a hacer
el que ya se hizo"...) Un "muchacho" siempre apasionado por
ese oficio invencible que le hace seguir escribiendo, describiendo nuestro
tiempo o fabulando historias tan próximas como este golpe de vida, que golpea la memoria y las vivencias de toda una
generación.
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