Viendo “Hijo de Caín”
la pregunta más directa sería ¿es usted
el asesino?. Porque en la película del debutante Jesús Monllaó Plana parece
desde el inicio que el malo es muy evidente pero a medida que avanza parece que
hay otro peor y si continuamos volvemos
al principio. Nada es lo que parece ¿o si?
El tarraconense Jesús Monllaó concibe “Hijo de Caín” como una gran partida de ajedrez, en que el más
inteligente va moviendo los personajes a su antojo, utilizando todas sus armas
y con el inequívoco objetivo de matar al
rey. En el filme se ven influencias de algunos thriller de los ochenta-noventa
, más en la forma que en el fondo. Títulos como “La caja de música” de Costa-Gavras o “Instinto básico” de Paul Verhoeven describen, como en “Hijo de Caín”, a “falsos culpables” que
parecen sometidos a una
conspiración o una presión injusta.
En “Hijo de Caín”
la protagonista es una familia acomodada que comienza a romperse por la actitud
del hijo adolescente. Nico (David
Solans) tiene una postura distante y fría, especialmente con su padre (José Coronado) que les lleva al enfrentamiento mientras la
madre (María Molins) asiste casi impotente al progresivo deterioro de la
relación familiar en que la hija pequeña (Helena de la Torre) es un testigo
mudo de lo que ocurre.
La contratación
de un psicólogo para que trate al joven
parece reconducir la situación, aprovechando la afición común que sienten por el ajedrez. Julio (Julio Manrique) incorpora progresivamente a su exclusivo
círculo a Nico que ve que el ajedrez y su entorno son una filosofía de vida.
El ajedrez como metáfora de la vida en este thriller psicológico
en que todos los protagonistas tienen un secreto que ocultar. Es trabajo del espectador ir desentrañando la trama de Jesús Monllaó basada en la novela “Querido Caín”, de Ignacio García-Valiño
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