La relación víctima-verdugo ha dado algunos títulos relevantes
en el terreno cinematográfico. Recuerdo “Portero
de noche”, de la italiana Liliana Cavani; "La muerte y la doncella”, de Roman Polanski o la impactante y
menos conocida “Garaje Olimpo”, del
argentino Marco Bechis… Historias de torturas,
violaciones, asesinatos que han quedado
impunes. ¿Qué ocurre cuando nos
reencontramos con el torturador?...¿Qué sucede cuando descubrimos un pasado
oculto que puede cambiar tu vida?
Fernando Baños es un
cineasta de origen asturiano que acaba de presentar su primera película, “La fotógrafa”, en que nos propone investigar
con él la historia de una joven y su madre, recién fallecida, a través de unas
fotografías que encuentra en la antigua casa de sus abuelos, donde residió
cuando era niña. Baños apuesta por el lenguaje de las imágenes que hablan con
más fuerza que las palabras.
En el arranque de la película observamos una casa solitaria
en un páramo castellano, un plano fijo sobre un espacio
en el que dejamos el poso de nuestra
existencia pasada. El siguiente plano es el rostro de una mujer joven a la que
escudriña el espectador junto a la propia cámara. Vemos también fugazmente una niña que es el
pasado y un hombre mayor que busca a la
dueña de la casa que ya no está, que acaba de morir, aunque la cámara la
recuerde a través de los objetos que ha dejado antes de su muerte.
Kath desnudando el pasado |
Los objetos definen la vida de quienes nos han dejado. Son
la memoria que la madre perdió y que antes
de que llegara esa pérdida de identidad, fue desnudando a través de las
fotografías que hizo a lo largo de sus vida . Cada foto tenía su propia
historia aunque hay una que le llama la atención, la de un joven que golpea un
camión de policía, durante el “corralito” argentino de 2001. Kath (Zay NUba) se propone
conocer cuál es la historia que esconde
esa foto a su regreso a Argentina, donde vive. Propone al espectador indagar
con ella, revisar esa imagen del pasado.
Esa foto nos sitúa en el momento en que se hizo ; en el
tiempo actual y en un pasado que nos retrotrae
a 1981, en plena dictadura militar.
Fernando Baños no utiliza imágenes violentas. Sugiere. La imagen
y en segundo plano, la palabra. Pregunta
y nos pregunta ¿qué relación existe entre
esa imagen , tomada por Sara,la madre
y la fotografía en cuestión?.
Como “Los ilusos”,
de Jonás Trueba, que he comentado en este mismo blog, Fernando Baños nos hace una propuesta diferente
que busca más la implicación del espectador que la propia comercialidad de la
película. “La fotógrafa” es
diferente . Tan solo cuatro semanas de rodaje, actores poco conocidos y una propuesta
estética y narrativa alejada de cánones tradicionales. No es de extrañar que
sea Pere Portabella uno de sus principales valedores.
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