La presencia de un robot como sustitutivo del ser humano
siempre me ha causado cierta prevención cuando sustenta el argumento de una
película. No es el caso de “Un amigo para Frank” una
divertida y al mismo tiempo profunda comedia
que se sitúa en un futuro muy cercano, podría ser hoy mismo, y que
cuenta como un robot se convierte en el compañero inseparable de un anciano
solitario y taciturno que no acepta la
dependencia de nadie y que busca mantener su modo de vida a pesar de que sus
facultades van mermando progresivamente.
Frank -Frank
Langella, excelente en su papel- es
atendido esporádicamente por sus hijos (Liv Tyler y James Mardsen) que viven a considerable distancia de su
ciudad. El solitario Frank rechaza en un principio el regalo del robot pero poco
a poco ve como se hace imprescindible en
su vida, convirtiéndose en un amigo y un cómplice al que va enseñando sus
habilidades.
“Un amigo para Frank”
que se vio en Sundance y obtuvo el premio del público en el festival de Sitges,
más que de ciencia ficción es una película realista porque no va a pasar mucho
tiempo en que los ancianos, en una sociedad cada vez más envejecida e
informatizada, acaben siendo atendidos por algún tipo de artilugio electrónico.
Tampoco parece augurársele un gran futuro al libro de papel y a las bibliotecas
tradicionales. Ellos son una de las escasas pasiones de Frank que tiene en su rutina acudir periódicamente
a la biblioteca del pueblo, atraído además por la bibliotecaria (Susan Sarandon))
,que ve peligrar su puesto y forma de
trabajo ante la llegada de nuevos y modernos
propietarios.
Frank, junto a su
amigo el robot, comienza a elaborar un plan para vengar a su amiga y
ridiculizar a los nuevos dueños de la
Biblioteca. Ah dirige, y bien, el para mí desconocido Jake Schreier.
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