Aunque uno no sea un experto en la lengua de Shakespeare da
gusto escuchar en el cine las voces originales de grandes actores como Jeremy
Irons o Dennis Quaid. La dicción, la manera de enfatizar, el timbre …hacen más
próximas y creíbles las historias que nos llegan de Hollywood . Ambos junto al joven Bradley Cooper, Zoe
Saldana, Olivia Wilde o Nora Azevedo forman parte del reparto de “El ladrón
de palabras”, película que no se verá en la salas hasta dentro de unas
semanas.
“El ladrón de palabras”, es una historia escrita por los guionistas Brian Klugman y Lee Sthendal que debutan de esta manera en la dirección. Su
debut es prometedor porque construyen una trama en la que nos planteamos
cuestiones como la creatividad, la ambición, la fama o la ética en una
narración que se sustenta en tres soportes que se complementan. Un joven escritor(Bradley Cooper) que no
encuentra el editor que publique su obra obtiene finalmente un gran éxito con una novela que encuentra por casualidad
dentro de una vieja cartera durante su viaje de novios a París.
Un manuscrito manoseado, emborronado , y amarillento por el
paso del tiempo le da la posibilidad de
publicar una novela que le convierte en el autor de moda. ¿Pero de quién son
esas palabras?, ¿De quién es esa historia de juventud, amor, dolor y también
desesperanza?, ¿quién es el autor del manuscrito ambientado en la Francia de
posguerra?.
El autor plagiado (Jeremy Irons) es el segundo soporte de la
historia. Su única novela nace de los sentimientos, de sus propias vivencias y
por eso ,más que el hecho de que le hayan robado las palabras, está la
sensación de que se han apropiado de su propia vida.
El tercer soporte de la historia lo encontramos en el
escritor de éxito(Dennis Quaid), ya maduro y
deseado por una jóven que también quiere triunfar en el mundo literario.
Quizá sea el único personaje real de la trama y todo lo demás pertenezca a la
ficción. ¿Dónde está el limite entre realidad y ficción?.
Como digo Brian Klugman y
Lee Stenthal han construido una película convincente a la que le sobra la
sofisticación de la puesta en escena y un excesivo glamour que resulta empalagoso en el discurrir de la
historia. Los personajes resultan fríos y están carentes de la pasión que
deberían trasmitirnos. De
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