Anoche estuve en el cine. Acudí a la Academia de las Artes y
Ciencias Cinematográficas para ver la última película que nos presenta A Contracorriente Films , una joven distribuidora y productora
que apuesta abiertamente por el cine europeo y en particular, el francés y que
ha conseguido éxitos importantes con películas como “Pequeñas mentiras sin
importancia” , “Profesor Lazhar” e “Intocable”. Vi la coproducción hispano-francesa, “Insensibles”,
primera película del cortometrajista, también hispano-francés, Juan
Carlos Medina quién plantea un thriller que se mueve entre lo fantástico,
lo sobrenatural y el suspense.
“Insensibles” que ya se ha visto en el festival de
Sitges, cuenta la historia de un grupo de niños de un pueblo de los Pirineos, durante la II
República, que son insensibles al dolor. Son encerrados y aislados en un hospital
psiquiátrico en el que se producen una serie de acontecimientos en el trascurso
de los años. Paralelamente a la historia
que se nos narra pero ya situada en nuestros días, un neurocirujano (Alex Brandemühl) se ve afectado por una grave
enfermedad y tiene que buscar a sus padres biológicos para someterse a un trasplante de médula.
“Insensibles” es una película de buena factura que, en
mi opinión, se recrea en algunas escenas macabras y que a mí no me aportan nada. Bien algunos
actores como el propio Alex, Juan Diego o Ramón Fontsaré, incluso los niños,
pero los militares fascistas me resultan algo excesivos y llegan a ser una
caricatura del mal. La maldad subyace en
toda la cinta pero sobre él hay un pequeño
rincón para la poesía y una historia de amor que recupera el mito de
la bella y la bestia.
Y Cuando salí del pase recordé que esa noche se fallaba en
Barcelona el premio Planeta, al que acudí durante cerca de veinte años cuando
trabajaba en Radio Nacional.
Pasé muy buenos ratos en aquella velada literaria con
diferentes compañeros ,las bromas, las risas, las quinielas que hacíamos sobre los ganadores
y también el trabajo con retrasmisiones
o entrevistas a los Torrente Ballester, Vargas Llosa, Cela, Rosa Regás, Maruja
Torres, Fernando Delgado, Muñoz Molina, Gala, Pombo … Pocas veces no
acertábamos el ganador aunque el finalista nos costaba algo más. Hace unos días le comenté a un compañero que
iba a asistir por primera vez al Planeta, que me gustaba el seudónimo de Bernie
Ohls un personaje de Chadler en novelas como “El
sueño eterno”, no le di el nombre del autor porque no lo sabía , pero al tratarse de una novela policíaca
pensé que podía ganar, dado el auge que
está teniendo el género estos últimos años en España.
Lorenzo Silva y los insensibles |
Así ha sido y estando en la cena estoy seguro que la mayoría
de los compañeros se habrán inclinado por Lorenzo Silva, bien conocido por toda
la profesión periodística, habitual de los medios, director del festival Getafe
Negro y sobre todo un buen escritor que con ésta, se titula “La marca del
meridiano” ha publicado su séptima novela sobre sus dos guardias civiles Bevilacqua y Chamorro que ya han resuelto
otros tantos casos. Silva, al que le acompañó como finalista la periodista Mara
Torres y su obra “La vida imaginaria”, sitúa su nueva novela entre Madrid y
Barcelona, ciudades en las reside indistintamente , y tras darse a conocer el premio aprovechó la
ocasión para hacer una metáfora sobre la tensión que se vive entre Cataluña y
España: “Entre Madrid y Barcelona espero que no haya nunca ninguna raya
divisoria. Todo lo que pueda haber no son más que rayas imaginarias”.
Unas rayas y unos puntos que me recuerdan aquella canción de
Soledad Bravo que decía : “Entre tu pueblo y el mío hay un punto y una raya
(…) La raya dice no hay paso.El punto vía cerrada (…) Con tantas rayas y puntos
el mapa parece un telegrama (…) Caminando el mundo se ven ríos y montañas.
Selvas y desiertos pero ni puntos ni rayas (…) Para que mi hambre y la tuya
estén siempre separadas.”.
Los insensibles querrían ser invisibles.Lara testigo mudo del desencuentro. |
Los nacionalismo son excluyentes y me da lo mismo el
nacionalismo catalán que el español.Verdad Wert,verdad Mas. No hay solidaridad si no creemos en un
mundo global en el que no existan barreras para que la pobreza de España se distinga de la pobreza
catalana. Seremos pobres separados.
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