El otro día leí que Oliver Stone, que estaba en Madrid presentando su “Wall Street 2”, consideraba muy conservador a Mario Vargas Llosa y encima se preguntaba: ¿ qué ha escrito que le interese a nadie?
Vaya, qué dura es la ignorancia. La obra de Vargas Llosa es tremendamente progresista y su pensamiento político bebe del viejo liberalismo.
Stone y los que ponen etiquetas al Nobel peruano deberían haber leído “La ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral”, “La tía Julia y el escribidor” , “La fiesta del chivo” y tantas y tantas obras que han llegado a los millones de lectores que tiene en todo el mundo porque, como tituló J.J. Armas Marcelo, en una semblanza escrita hace algunos años, Vargas Llosa tiene “el vicio de escribir”. Y ese vicio hará que ,afortunadamente, le tengamos de nuevo en las librerías el próximo 3 de noviembre con “El sueño del celta”, en que se adentra en las profundidades del Congo y el genocidio que protagonizó Leopoldo II de Bélgica. El libro, como el conjunto de su obra ,es un apasionado canto a la libertad y una defensa de los derechos humanos porque “Varguitas” siempre ha defendido sus ideas con coraje y frente a viento y marea. Unos estarán de acuerdo, otros no, pero lo que no podemos negarle es su inmensa calidad literaria y la deuda que muchos tenemos con él por habernos inculcado el vicio de la lectura.
También, bajando algo el listón, tengo que agradecerle ese vicio a Eduardo Mendoza que este viernes se llevó el Planeta. Era habitual ver su nombre en las quinielas de años pasados pero en esta ocasión si era verdad que el autor barcelonés se había presentado y que era el ganador con una novela de intrigas y aventuras que lleva por título “Riña de gatos en 1936”.
Habrá que esperar a leerla pero nada malo puede salir de una pluma que nos ha regalado “El laberinto de las aceitunas”, “La verdad sobre el caso Savolta”, “La cripta embrujada”, “La ciudad de los prodigios” o “La aventura del tocador de señoras”. Mendoza es también uno de los grandes, de esos novelistas que tienen “el vicio de escribir”.
Como muchos de los que se sentaron en el viejo Café Gijón de Madrid. Aun lo siguen haciendo algunos que siguen compartiendo cafés y charlas pero cada vez son mayores las pérdidas. Escritores y gentes de la farándula han compartido sus mesas y esta semana se nos fue uno de esos actores que hacían al cine más grande. Manuel Alexandre estuvo siempre en papeles secundarios pero era imprescindible atisbar su socarronería, su ironía e incluso la inocencia de sus personajes. Más de trescientas películas, obras de teatro y sólo un par de protagonistas: en la deliciosa “Elsa y Fred” y en la última de Antonio Mercero: ¿ Y tú quién eres?.
Muchos sabemos quién era Manuel Alexandre y para quienes no, para que no les pase lo de Oliver Stone, les recomendamos que vean sus películas. Seguro que no se aburrirán.
LA VOZ DE CADIZ
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