Esta semana se han apagados dos estrellas de Hollywod. Una dirigía la otra actuaba. Tony Curtis murió sin el oscar. Lo buscó desesperadamente durante toda su vida pero sólo una vez estuvo entre los candidatos (“Fugitivos”).Siempre, sin embargo, le recordaremos travestido en “Con faldas y a lo loco”, aquella genial película de Billy Wilder que lo reafirmó como rey de la comedia, aunque Curtis nunca desechara otros géneros.
Muy alejado de la risa, siquiera de la sonrisa estaba el cine de Arthur Penn, un cineasta muy personal que rompió los esquemas tradicionales de Hollywood, trasmitiéndonos la violencia tal y como era . La muerte a cámara lenta de Bonnie and Clyde (Faye Dunaway y Warren Beatty) acribillados a balazos ha llegado después a la pantalla en otras muchas películas como “Grupo salvaje”, de Sam Peckinpah o incluso en una de las grandes obras maestras del cine: El Padrino.
La maestría de Penn nos ha dejado otros títulos como ,”La jauría humana” , “Pequeño gran hombre”, el thriller, “La noche se mueve”, con una jovencísima Melanie Griffith o un título del que tengo un gran recuerdo, “Georgia” ,un retrato de la América de los sesenta, a través de la mirada del hijo de unos inmigrantes, como fue su caso, y de un personaje femenino transgresor y liberado que se convierte en el referente de la narración.
Es el adiós en la vida real a quienes nos han hecho amar el cine, un escritor como Luis Mateo Díez nos hace amar la literatura. Mateo Díez acaba de publicar “Azul serenidad o la muerte de los seres queridos” un relato emotivo y sentido que comienza hablándonos de la muerte cercana de dos familiares para después recordar a los seres queridos que han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Los lugares que compartieron y como siguen ahí , sin modificarse , y en el que falta la presencia física de quienes un día los poblaron . La memoria trae a abuelos y padres y la pluma sensible del escritor nos trasmite emociones que todos compartimos.
También podemos compartir otro tipo de emociones como las que nos trasmite el chileno Antonio Skármeta quien ha escrito una breve narración “Un padre de película”, en la que la ausencia del padre ,aunque por motivos bien diferentes a los descritos anteriormente, mueve la narración. “Un padre de película” es un texto mágico que bebe del mejor Skármeta, aquel que se sustenta en la ternura de sus personajes para compartirla con el lector.
Los dos libros podemos leerlos en un suspiro. Son muy breves pero muy intensos y cada uno, en su estilo, ejemplos de buena literatura. Y me adelanto a los estrenos, dos películas que están por venir, “Cartas a Julieta” y “Chloe”. Dos títulos muy diferentes, como lo son las historias que nos cuentan . Vi las películas de un día para otro y me sorprendió ver a la misma actriz en dos papeles tan opuestos. Se trata de Amanda Seyfried que, mientras en la primera interpreta a un jovencita inocente y casi virginal, en “Chloe”, del canadiense Atom Egoyan es una prostituta capaz de desestructurar a toda una familia. Te seduce su sonrisa y su mirada azul , ya sea en la Toscana, donde se mueve su “Julieta” o en el frío Toronto de “Chloe”.
Azul seductor de Amanda o azul serenidad en el recuerdo de los que se fueron. El adiós y la alegría de vivir. El presente y siempre la memoria.
LA VOZ DE CADIZ
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