Calanda sin tambores. Hay silencio porque se rueda un cortometraje en la Residencia de Mayores a unos metros del Centro Buñuel, uno de esos museos de los que no vas a salir defraudado.
Agosto trae calor pero también una granizada que hace estragos las lunas de algunos coches. El patio del Centro Buñuel se ha quedado vacio . No habrá sesión de noche. Hay que trasladarse a un local cerrado, la Casa de la Cultura, para ver la película. Es una antigua iglesia que nos permite recordar como los fieles no pudieron salir al exterior en “El Angel Exterminador”.
Todo en Calanda recuerda a Buñuel. El más internacional de nuestros cineastas nació en 1900 en este pueblo del Bajo Aragón y desde hace seis años la primera semana de agosto es un homenaje más a D. Luis, con la celebración de un festival de cine que piensa en Buñuel, programando las películas que seguramente, le hubiesen gustado ver. En esta edición el viaje es el motivo que busca la atracción de cineastas, periodistas o aficionados que han cambiado la toalla y el bañador por el viaje cinematográfico bajo las estrellas de Calanda, siempre que lo permita el granizo.
Veintidós por Don Luis es el número de filmes que se pueden ver durante esta semana que se clausura el próximo día 7. El nombre del festival es, en sí mismo, un guiño al autor de Viridiana que nació el 22 de febrero y que pronto se trasladó a vivir a Zaragoza con su familia, aunque los Buñuel volvían con frecuencia a Calanda para pasar las vacaciones de verano ,Navidad o Semana Santa.
Javier Espada es el director del centro y del festival ,un hombre que mantiene viva la memoria de D. Luis, como le llaman los calandinos, no sólo por el festival y el Centro, sino por las numerosas exposiciones que ha llevado por varios países abarcando aspectos concretos de la vida y obra del cineasta . Javier Espada es también el realizador del documental sobre Luis Buñuel “El último guión” que se ha visto en más de cincuenta festivales con una excelente acogida.
Esta buena acogida y el interés por la obra de Buñuel es para Javier Espada una constatación de su vigencia porque “fue capaz de hacer un cine desde la libertad a pesar de los condicionantes de la industria. Puso sus principios morales surrealistas al servicio del cine, y eso hace que sea un cine personal y al mismo tiempo muy universal. La mayoría de sus historias son ya clásicos del cine y no porque deslumbre su técnica sino por la imaginación que desprenden todas sus historias”.
Hablo con Javier, ya de madrugada en un bar de la Plaza Mayor. Hay calma en Calanda después de la tormenta. Tras varias horas de cine ,un grupo de noctámbulos busca apagar la noche en uno de los pocos locales que alarga su horario, gracias a la comprensión de su camarera, una joven de origen rumano. Javier Espada recuerda como Buñuel en su libro de memorias “El último suspiro” escribía, con humor, que pese a lo poco que le interesaba la información le gustaría levantarse de su tumba, leer los periódicos, ver lo mal que estaba el mundo y volver tranquilamente, al frío de su sepultura.
“En el fondo-añade Javier Espada-a D. Luis le molestaba irse del mundo sin saber que iba a pasar y, en ese sentido, si se levantara , viese los periódicos y supiera que en su pueblo natal hay un festival dedicado a él, le iba a sorprender mucho..Hacemos el festival pensando en él. Este año queríamos destacar la idea del viaje como algo consustancial al cine y además la posibilidad de un viaje a Calanda, para decirle a la gente que el cine tienes que ir a buscarlo,porque no es lo mismo ver una película en un sitio que en otro”.
Javier no disimula el apego por su pueblo y por D. Luis cuando recomienda que la gente vaya al festival para ver una película al aire libre, bajo la luna de Calanda y junto al busto de Buñuel, porque, a su juicio, aporta una magia muy diferente.
Ese busto, al que cariñosamente algunos denominan “el cabezón”, es lo primero que vemos cuando accedemos al Centro. Es un centro surrealista no sólo por lo que contiene sino por el entorno en el que está ubicado. Es ya el orgullo de los más de cuatro mil habitantes de Calanda que junto a D. Luis, los tambores, y la excelente calidad de sus melocotones y aceites, se han convertido en referentes internacionales.
“Cuando yo entré en este proyecto-nos cuenta Javier Espada-se iba a crear la Casa -Museo Buñuel , un poco como si fuese ,por ejemplo la Casa-Museo de Lorca. Tomando como referencia una frase del propio Buñuel , “la imaginación es nuestro primer privilegio”, intenté poner la mía al servicio de D. Luis para hacer un museo fiel a sus ideas y por eso concebimos un centro que tenía que ser divertido, transgresor, que no fuera un museo al uso y que cuando la gente acudiese a visitarlo se llevase consigo la impresión de que conocían mejor la vida y la obra de Buñuel .”
Nos encontramos un Centro en el que se ha llevado adelante un trabajo minucioso y exhaustivo que nos permite recorrer las distintas etapas de la vida de D. Luis y acercarnos al proceso creativo de su cinematografía. También es un lugar de investigación gracias a la mediateca que posee. Están todas sus películas y numerosa documentación y bibliografía sobre el cineasta aragonés.
Tanto es así que más de uno me recordó que Jean –Claude Carriére, guionista habitual en muchas películas de Buñuel ,cuando estuvo en Calanda dijo palabras de elogio sobre el Centro y recordó que si bien a D.Luis no le habían atraído nunca los museos, éste si le hubiera gustado .
A él y seguramente a los más de nueve mil visitantes que han recorrido sus salas como los hijos de Buñuel, Yoko Ono o la actriz mexicana Silvia Pinal (Viridiana).
Ahora hay nuevos visitantes como la periodista Rosa María Calaf , la actriz Asunción Balaguer o el actor Vladimir Cruz. Ciento diecisiete kilómetros separan a Calanda del ave que llega a Zaragoza. Es un viaje que nos permitirá entrar en el mundo de los sueños.
Eduardo Moyano- El Mundo. 3-08-10
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