Romy Schneider y Richard Harris,los protagonistas |
Hace
muchos años, creo que la película se estrenó en 1971 y a España llegó un año
después, vi “El ídolo caído”(“Bloomfield”) dirigida por el actor
británico, Richard Harris, el de “Un hombre llamado caballo”.
Si no recuerdo mal narraba la vida de una gran estrella del fútbol que
vuelve a Israel, su país natal, para jugar sus últimas temporadas como
profesional . La expectación entre los aficionados es enorme pero el paso de
los años no perdona. Su decadencia y su bajo rendimiento son evidentes por lo
que el héroe pasa a convertirse en villano.
Es algo similar a lo que le ha ocurrido al Barcelona tras su estrepitosa
derrota en Lisboa frente al pletórico Bayern de Munich que apabulló a los
azulgranas en todos los lances del juego. No solo el resultado, 8-2, es la
mayor derrota que ha sufrido el Barca en su larga trayectoria europea, si no que
su impotencia y en momentos la desgana de muchos jugadores pone el punto y
final a una época que, primero les hizo ganar en varias ocasiones la Champions
y que posteriormente, ante los malos resultados en Europa, le convirtieron en
un equipo que ganó con soltura varias Ligas y Copas en España
Gran parte de los jugadores que cayeron derrotados este viernes fueron los
protagonistas de la última Champions ganada en 2015 frente a la Juventus. Ter
Stegen, Piqué, Alba, Busquets, Messi, y Luis Suárez fueron titulares en aquel
partido en el que el Barça derrotó con facilidad a los italianos por tres goles
a uno. Más de la mitad del equipo que este viernes fue una sombra de si mismo
en el estadio lisboeta.
Los que hemos jugado al fútbol, aunque sea a niveles muy inferiores, y nos
han pasado por encima, sentimos esa sensación de impotencia, de que tras un gol
nos va a caer otro y otro y de que los rivales en lugar de bajar el pie del
acelerador, aprietan cada vez más, animados por la facilidad de que todas las
cosas que se propongan salen a la primera porque el rival que tienen enfrente
ha bajado sus revoluciones, su intensidad, convencido de que no tiene nada que
hacer.
Por eso sentí lástima de unos jugadores que, como Richard Harris, en “El
ídolo caído”, están en boca de todos, olvidándose su trayectoria y los
muchos éxitos obtenidos. Lo sentí la temporada pasada, sin ir más lejos, con la
derrota del Madrid frente al Ajax en el Bernabéu(2-4) cuando vi la cabeza baja
de muchos de los ganadores de tres de las últimas cuatro copas de Europa, y
también cuando la selección española cayó con estrépito ante Países Bajos en el
Mundial de Brasil con el 5 a 1 que nos endosaron sin piedad, como revancha a la
derrota que les infligimos en la final del Mundial de Suráfrica.
Está claro que se puede ser de un equipo y desear las derrotas de tus
rivales cuando te estás jugando un campeonato, pero no me gustan las
humillaciones , la sensación de hacer sangre del rival y de esperar a los
otrora campeones con los cuchillos afilados y las más duras criticas.
Como dijo Piqué al término del partido lo de este viernes fue ”una
vergüenza” y la constatación más que evidente, del fin de un ciclo, del que el
Barça estaba dando muestras inequívocas en las últimas temporadas. Los fichajes
millonarios de Dembelé, Griezmann, Arthur, De Jong o Coutinho ,cedido al
Bayern, que se permitió el lujo de dar una asistencia y marcar al Barça durante
los pocos minutos que jugó, no han dado los resultados apetecidos. Tampoco la
cantera es tan deslumbrante como la que construyó a través de Xavi, Iniesta ,Piqué
o Messi, y Ansu Fathi, sin duda un chaval prometedor, está sin hacer y sus
aportaciones son incluso inferiores a las de Vinicius y Rodrygo en el Madrid.
No solo al Barça, si no al fútbol español le queda mucho camino por recorrer
para recuperar su hegemonía en Europa. Por primera vez desde 2007 no habrá
ningún equipo español en las semifinales de la máxima competición europea. Hay
que replantearse el futuro y mejorar el estado físico de nuestros equipos para
evitar derrotas como la del Madrid ante el City, en octavos, o las del Atlético
ante el Leipzig en cuartos. Lo del Barça fue ya una hecatombe, aunque las
consecuencias sean las mismas. No hay que hacer leña del árbol caído y si mejores
planificaciones pensando sobre todo en las canteras y en el trabajo físico de los
equipos porque las pérdidas económicas de los clubes con la caída de ingresos, entre
otros, por la imposibilidad de acudir a los estadios como consecuencia de la
pandemia, no va a permitir excesivos dispendios a los equipos españoles que
jugarán el próximo año en las competiciones europeas.
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