He visto
alguna que otra película más durante la pasada semana pero no han tenido
demasiado interés para mí. Se trata de “Un lugar donde refugiarse”, la
última cinta del realizador sueco, cada vez más afincado en Hollywood, Lasse
Hallstrom (La pesca del salmón en Yemen)…Rápidamente
cuento que es la historia de una chica que sufre maltrato y que huye buscando
justamente eso, un lugar donde refugiarse.
Allí encuentra chico y algunos
toques fantásticos que convierten a la última película del director de “Las normas de la casa de la sidra” o
“Chocolate” en un relato empalagoso y previsible del primer al último
fotograma.
No he visto
ni la película brasileña “El payaso”, de la que tengo excelentes referencias , ni la
española “La
venta del paraíso” ni la última de Gus van Sant, ”Tierra prometida”,
con Matt Damon, y si tuve la mala fortuna de acudir al pase de “Un verano
ardiente” de Philippe Garrel, un realizador de culto en Francia,
representante de una nueva, valga la redundancia, nouvelle vague, que ha pasado en nuestro país de refilón, en
algunos festivales y del que no se ha estrenada nada comercialmente. En general
me gusta el cine francés pero cuando te encuentras un filme trascendente te lo encuentras de verdad.
“Un verano
ardiente” es una historia acartonada y antigua. Las relaciones de dos parejas de
amigos, sus tensiones y sus pasiones; la falsedad del relato revolucionario
cuando se aceptan las propuestas burguesas; la dejadez; la desgana de los
personajes con que hace que los espectadores caigamos en el mismo desinterés
que nos propone el director de la película.
Mónica Bellucci,en un baile que quiere ser sensual |
Para rematar el desaguisado, Mónica Bellucci, uno de los mitos del cine
europeo, aparece en plena decadencia. Los años pasan para todos y para nuestra
desgracia, Mónica Bellucci no es una excepción.
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