12/09/2021

"TRES PISOS" Como la vida misma.Lo último de Nanni Moretti

 

 


TRES PISOS(119’)  de Nanni Moretti es una película que recomiendo desde ya. Seguramente por la concisa y clara estructura narrativa que no está de más en unos años en que hay directores empeñados en hacer una auténtica obra maestra cuando ya hay más suficientes en la lista.

Nanni Moretti es un director solvente con una filmografía avalada por títulos como “Habemus Papa” “Caro diario o “La habitación del hijo”, película con la que ganó hace veinte años la Palma de Oro en el Festival de Cannes   . Veinte años después ha vuelto al mismo certamen con  “Tres Pisos”, que aun siendo un guion adaptado de la novela del israelí Eshkol Nevo incluye muchas de las obsesiones del cineasta italiano como las relaciones entre padres, madres e hijos ; las vinculaciones con los otros o nuestra posición en la sociedad.

Toda la trama se relaciona con los habitantes de un edificio en Milán donde residen familias de clase media alta. Un microcosmos que muestra tendencias o actitudes de la sociedad actual .  En esos TRES PISOS vive un matrimonio de mediana edad que cuando tiene algún problema dejan su hija a un matrimonio anciano que vive en el mismo piso; una mujer que tiene su primera hija mientras su marido viaja por trabajo de un lugar a otro. Está obsesionada por la soledad y sobre todo, por perder la cabeza como le ocurre a su madre y finalmente un matrimonio de jueces y el hijo veinteañero que atropella a una mujer y acaba en la cárcel… 

Historias independientes que se entrecruzan describiendo cuestiones que preocupan en nuestro tiempo y que pueden llegar a convertirse en auténticas obsesiones como la pederastia, el abuso de menores; la infidelidad; la soledad o esas complejas relaciones entre generaciones. Riccardo Scamarcio , Margherita Buy, Alba Rohrwacher y el propio Nanni Moretti son algunos de los protagonistas de esta película coral que muestra la evolución de los personajes a la lo largo de varios años.

¿QUE HICIMOS MAL? EL CINE INVISIBLE

 

¿QUÉ HICIMOS MAL? (90’)  Esta misma semana he escrito sobre el olvido en los Goya de una serie de películas que merecerían un cierto reconocimiento como “Espíritu sagrado” y  “Seis días corrientes”, a las que añadiría este título ¿Qué hicimos mal? de la barcelonesa Liliana Torres quién indaga en las relaciones de pareja a través de las que mantuvo con sus ex.

Cine dentro del cine y una referencia que se antoja clara “Flores rotas aquella película de Jim Jarmusch en que Bill Murray visitaba a sus antiguas novias que, le recibían de maneras muy dispares, desde el reencuentro sexual hasta el portazo en la cara nada más asomar por la puerta.

En este caso, la protagonista,  Liliana decide hacer una película en que recoge las opiniones de los hombres que más le han importado en su vida. Trata de desentrañar que hicieron mal para que sus relaciones terminasen y de alguna manera que esa experiencia la sirva para tratar de mejorar su actual relación de pareja con un músico un tanto desordenado y caótico, con el que vive en una aldea de Galicia.

Liliana sale en busca de sus tres exnovios uno en Barcelona, otro un Turín y finalmente un tercero en ciudad de México. Tres lugares muy diferentes y también tres hombres dispares entre sí que, sin embargo,  en un momento de su vida fueron muy importantes para ella . Un amor iniciático; un proyecto de relación libre o un amor más maduro plantean distintas formas de entender las relaciones de pareja lejos del poliamor que, tan de moda se antoja para algunos sectores. No se reivindica el pasado porque Liliana Torres no pone en duda ningún modelo . Lo único que hace es poner su cámara y mostrar el rostro y las conversaciones de los protagonistas, siendo ella misma la que interpreta el personaje principal y  la que de alguna manera apunta que “amar es permanecer”.

LA VIDA ERA ESO. Estreno de la semana ( 10-12-21)

 


Otra semana poblada de estrenos que en un visto y no visto retiran títulos recién estrenados de las salas y con la certeza de que en una o dios semanas correrán la misma suerte.,

Visto lo que hay, tengo que seleccionar algunos títulos que he tenido ocasión de ver . Empiezo con cine español.

 “La vida era eso” (109’)El debut en la dirección de David Martín de los Santos, es un drama que permite el lucimiento de la veterana Petra Martínez, tanto que es una firme candidata al Goya de interpretación.

La vida era eso” es el replanteamiento que hace de su vida una mujer septuagenaria, María, que sufre un infarto. Durante su estancia en el hospital tiene como compañera de habitación a Verónica, una joven vitalista y optimista (Anna Castillo) que contrasta con su carácter hosco y poco comunicativo.

Es una mujer que se acerca al final de su vida sin sentirse a gusto con ella misma.  Está cansada de su marido (Ramón Barea) de sus hijos y de todo el mundo que le rodea. Cuando conoce a Verónica surge entre ellas una relación muy especial que apreciamos en la pantalla gracias la fuerza de las imágenes, sin necesidad de diálogo. Ambas actrices llenan literalmente la pantalla con sus miradas y sus silencios junto a la compenetración de dos generaciones diferentes.

Llega un momento en que María decide dejar todo atrás, salir de la rutina de su vida en Bélgica y viajar no solo físicamente si no `para conocerse a sí misma y  descubrir  su propia sexualidad.

Un drama que se sustenta en un buen guion y en la gran interpretación de las protagonistas.

 

12/08/2021

PÁGINAS SUELTAS (4) De Radios y Televisiones





La TELEVISIÓN





Los sonidos de la radio me acompañaron durante mi primera infancia.

En todos los hogares, en las tiendas de alimentación(ultramarinos), en los bares, las voces firmes, seguras y timbradas de los locutores formaban parte de lo cotidiano. El abuelo y el parte; el brasero y la radionovela de mi madre, mis abuelas y mis tías; los partidos de fútbol de mi padre; los anuncios de norit, colacao o Centenario Terry ... Matías Prats, Bobby Deglané, el Zorro, Matilde, Perico y Periquín; los cuadros de actores de la Sociedad Española de Radiodifusión o de Radio Nacional sonaban en nuestras casas y en las de todos los vecinos y después se comentaban como ocurriría años después con Televisión Española, cuando solo existía la televisión única, como tantas otras cosas que nacían del control del Estado.

Aquella Televisión la vi por primera vez, en casa de un hermano de mi abuela materna. Observé como de un gran armatoste, de pequeña pantalla en blanco y negro, surgían unos muñequitos que resultaban ser seres humanos. Era horario de tarde y Boliche era el personaje preferido por el público infantil, por el escasísimo público infantil que tenía acceso a la televisión.

En los sesenta la venta a plazos permitió que el televisor llegase a muchos más hogares y que pasase a convertirse en un objeto que comenzó a hacerse imprescindible en una España que, muy lentamente, iba saliendo del oscurantismo en que había vivido las dos últimas décadas. A mi casa también llegó la televisión.

Su llegada la recuerdo con tristeza, después de la expectación que había generado entre todos los hermanos, en las fechas previas a la entrega. Acudíamos en tropel a la puerta cada vez que sonaba el timbre pero, no, no era el aparato esperado.


Por aquel entonces vivíamos en María de Guzmán, una calle próxima a Río Rosas y no muy lejos de Cuatro Caminos. Los operarios llegaron con una enorme caja que, tras desembalarla, puso ante nuestros ojos aquel pesado armatoste que se asemejaba al que vi en casa de mi tío. La pantalla era pequeña para las dimensiones del mueble cuadrado en que estaba incrustada. Los dos operarios comenzaron su instalación. Ya sobre la mesa ,casi como un objeto de adoración, con un cable, por aquí, otro por allí comenzaron a manipular los botones.

Pasaron unos minutos, que se nos hicieron interminables, hasta que un zumbido, como de mosquito, acompañó a la nieve previa al ajuste de la imagen. Como a la hora que trajeron el televisor no había emisión lo único que vimos es lo que se llamaba la carta de ajuste acompañada de una monótona melodía.


Aquel primer día que llegó la televisión a casa era Semana Santa, lunes o martes, supongo, y durante aquellos años de connivencia entre la Iglesia y el Estado no había hueco para la más mínima frivolidad. Nosotros esperando a Boliche y en su lugar nos encontramos a unos señores con capucha que acompañaban unas imágenes, mientras otros entonaban saetas llenas de dolor y quejíos.


Eran los mismos sonidos que escuchábamos en las radios durante esas fechas, el sonido único e insistente que nos acompañaba durante las vacaciones y cuando distraídamente entonábamos una canción infantil ( quisiera ser tan alta como la luna...el corro de la patata) o popular( uno de enero, dos de febrero...), siempre nos encontrábamos con alguna recriminación de los mayores: “niño que es Semana Santa. No se pueden cantar esas cosas hasta el domingo en que resucitará Jesucristo.”

Y es que antes resucitaba los domingos, no los sábados como ahora. Y los domingos resucitaban los cines que nos traían nuevas películas y los teatros, y hasta podíamos reírnos y comernos una buena carne olvidando el ayuno y la abstinencia y besar a tu mujer, y supongo que hacer el amor dentro del matrimonio, así se decía, porque no se aceptaba que hubiese relaciones fuera del matrimonio católico, faltaría más.

El caso es que la primera televisión que llegó a nuestra casa tenía como protagonistas a unos alienígenas llamados nazarenos que sin venir a cuento, invadieron nuestras ilusiones y nuestros sueños y seguramente marcaron mi relación con el medio televisivo que, a pesar de un cierta reconciliación, gracias a los bonanzas, rintintines y lassies, siempre ha ocupado un lugar solitario y recóndito en mi vida, y más aún cuando al poco de tenerlo en casa, fui testigo de la derrota de la final de la Copa de Europa del Madrid frente al Benfica de Eusebio.

En casa mi padre era madridista a muerte y llegó a ser el socio 720, en 1972, año en que la familia se trasladó a Cádiz .Fue entonces cuando decidió darse de baja. Yo que me quedé en Madrid soy el único de mis hermanos que continúa siendo socio, aunque cada vez acudo con menos frecuencia al estadio y le he pasado el testigo del madridismo a mis hijos

Aquella primera final de Copa de Europa que vimos en casa congregó a más de un familiar que todavía no había decidido firmar letras, para hacerse con el televisor. El grito de niños quitaros del medio fue habitual durante todo el partido, y el tono de voz fue creciendo a medida que las cosas no iban bien para los blancos.

El año anterior, el Madrid, que había ganado las primeras cinco copas de Europa ,cayó en las semifinales frente al Barcelona después de un arbitraje muy criticado y con la anulación de tres o cuatro goles al conjunto que en aquel entonces dirigía Miguel Muñoz.

En la final, el Benfica de Lisboa se impuso al Barcelona que buscaba su primer título europeo. Al año siguiente el Madrid volvió a la final frente a los campeones. Dos goles de Puskas le pusieron en ventaja cuando aún no iba media hora de juego, pero los portugueses que tenían un equipo fantástico, acabaron remontando y ganaron por cinco a tres. Eusebio, la pantera negra, lideraba aquel Benfica en que había otros grandes jugadores como el portero Costa Pereira o una delantera que recito de memoria Coluna , José Augusto, Torres , el ya citado Eusebio y Simoes. Memorizo vagamente a aquellos jugadores porque, aunque la retrasmisión de un partido de fútbol era todo un acontecimiento y se daban con cuentagotas, siempre recuerdo sus nombres porque ocuparon un lugar destacado en los equipos de chapas que fueron imprescindibles en nuestros juegos, durante la década de los sesenta.




Cada uno de los hermanos en casa confeccionábamos minuciosos equipos de chapas, que pedíamos en los bares, e incluíamos los rostros de los jugadores gracias a calendarios y publicaciones como el Dinámico. La pelota eran los garbanzos y las porterías cajas de zapatos recortadas convenientemente. Tenía un amigo en Pozuelo que era la envidia de todos, porque su madre le hacía las redes con crochet y su campo, en lugar de las frías baldosas que habilitábamos para nuestras competiciones era un tapiz verde señalizado a conciencia, con su centro del campo, sus áreas, los banderines de córner y su punto de penalti. Vamos que si llegan a patentarlo se hubiesen adelantado al subbuteo que tan popular y de paso tan lucrativo fue, durante las dos décadas posteriores.

Creo que si busco en el subconsciente mi mala relación con el medio televisivo está en aquellos dos hechos. La Semana Santa y la derrota del Madrid en aquella final .Eso que yo, a mis nueve años, era poco aficionado ya que, entre otras cosas, en el colegio al que había ido, el Liceo Italiano, se practicaba baloncesto y no fútbol en sus patios y cuando llegué a mi nuevo colegio El Pilar, en el barrio de Salamanca, desconocía casi todo de sus reglas , tanto es así, que cuando me apunté para el equipo me ofrecí a prestarle unos guantes al portero y se los llevé de boxeo.

Menos mal que no jugó con ellos.


CONTINUARÁ

12/07/2021

LOS GOYA NO MIRAN MÁS ALLÁ

 

 

No voy a poner en duda las veinte nominaciones a “El buen patrón”, la película de Fernando León de Aranoa, porque es una película que me gusta mucho y con la que he tenido ocasión de sonreír que, ya es bastante en estos tiempos convulsos que nos ha tocado vivir. Pero si plantearme por qué esa cifra me resulta un tanto excesiva en detrimento de otras producciones independientes que no pueden asomar ni un pie por la puerta.

Es sabido que las multinacionales estadounidenses dominan Las taquillas de todo el mundo, a excepción, seguramente, de Francia que es bastante proteccionista con su cinematografía .Las películas que distribuyen juegan con ventaja porque detrás de la calidad o no de la cinta hay un fuerte soporte y una promoción que allana la mitad del camino. Semanas antes de un estreno ya somos conscientes de que “Encanto”, “Los Cazafantasmas” o la nueva versión de “West Side Story”, de Spielberg llegarán a las salas de todo el país y seguro que encabezan las taquillas.

Lo mismo ocurre con “El buen patrón” o “Madres paralelas”(8 candidaturas) que han contado con una promoción publicitaria adecuada para que la gente acuda al cine, para que se hable de ellas y que cuando miremos nuestras opciones de cartelera sepamos que son las películas que tenemos que ver. Estos títulos si estarán en toda España y no se limitarán a las grandes ciudades. Siempre hay un rincón para que las multinacionales estrenen sus títulos cerrando la puerta al cine independiente que se cuela con calzador en las grandes citas cinematográficas del año. Puede ser en esta edición “Libertad”, la ópera prima de Clara Roquet que ha entrado con seis nominaciones en la gran gala del 12 de febrero en Valencia. No estará, sin embargo, la inclasificable película valenciana, “Espíritu sagrado” con humor de lo absurdo y un giro de guion que nos lleva por derroteros que no intuíamos; ni tampoco las historias de tres fontaneros en “Seis días corrientes”, en un tipo de cine social que no renuncia al humor, o “Las Flores rotas”, de Jim Jarmush, versión española, en que “¿Qué hicimos mal?

Hay un tipo de cine español que continúa siendo invisible para los académicos , seguramente porque no lo ven tanto en sentido literal como figurado. Son películas, sin embargo, que han obtenido premios en festivales como Locarno, Rotterdam o Valladolid y que pasan desapercibidas ,sin la más mínima opción. Si hay una España vaciada también hay un cine olvidado que cuesta mucho trabajo y mucho esfuerzo llevar adelante para que en este país nadie sea capaz de reconocerlo.

PUBLICADO EN LA VOZ ( 6-12-21)

MADRES DE CINE

 

La madre en el cine de Pedro Almodóvar juega un papel esencial en buena parte de su filmografía. ”Todo sobre mi madre”, “Volver”, “Julieta” o la más reciente “Madres paralelas”, tienen a la figura materna como columna vertebral del relato. Madres coraje, madres modelo e incluso madres castradoras como la Lola Gaos de “Furtivos”.

Pero mucho antes que Almodóvar, John Ford hizo de la figura de la madre el personaje central sobre el que giraba toda la familia como vimos, por ejemplo, en una de sus obras cumbres “Las uvas de la ira” en que Jane Darwell concentraba todas las miradas y todas las acciones de su familia, sin apenas inmutarse y mostrando una infinita ternura y generosidad en años en que la miseria y el hambre se había adueñado de muchos norteamericanos.

Recuerdo a la Sofía Loren de “Dos mujeres”; a la madre coraje de “Rocco y sus hermanos”, a la luchadora Julia Roberts de “Erin Brockovich”; a la Kristin Stewart de “La habitación del pánico” o a Mary March en las distintas versiones de “Mujercitas”. Las madres de esta semana son muy diferentes, muy distintas, aunque tienen muchos puntos en común. Se trata de “La hija” la última propuesta de Luis Martín Cuenca y “Lamb”,  del islandés Valdimar Johannsson .Las dos tienen en común la maternidad de cualquier forma o a cualquier precio.

Martín Cuenca no es un director complaciente. Sus personajes son seres solitarios que buscan cumplir sus objetivos por encima de todo. Pueden ser las personas más amables, pero por detrás esconden comportamientos muy dispares a lo que aparentan. Lo vimos en “Caníbal”, incluso en “Autor” y lo refrenda en “La hija en que la pareja que forman Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz acoge en su casa,  en mitad del monte, a una quinceañera embarazada (Irene Virguez) porque han acordado quedarse con la niña cuando ésta dé a luz. Para ellos no hay vuelta atrás la niña tiene que ser suya por encima de todo.

“Lamb” tiene en común que la pareja protagonista, es una pareja de mediana edad, sin hijos y que vive como los protagonistas de “La hija” en una granja solitaria, lejos de una población, en la estepa islandesa. Una vida monótona en la granja en la que se ocupan del rebaño y donde cada día es igual al anterior.

Premiada en el festival de Sitges como mejor película , “Lamb” es un drama, con gran dosis de cine fantástico ,cuando una de las ovejas pare una extraña criatura- El matrimonio la adopta como si fuese la hija que siempre esperaron. Como en la película de Martín Cuenca los protagonistas no atienden a razones ni siquiera cuando sus auténticos padres quieren recuperarla.

 Ambas mujeres, ambas madres impostadas ,con la complicidad de sus parejas, se afanan en formar una familia sin contar con los sentimientos de terceros, en este caso, los auténticos padres .

“La hija” y “Lamb” son dos películas inquietantes que plantean hasta donde somos capaces de llegar , con tal de conseguir nuestros propósitos y en este caso la categoría de madres, cuando  la maternidad es ya una obsesión.

(ARTICULO PUBLICADO EN LA VOZ.29-11-21)

12/03/2021

PÁGINAS SUELTAS (3) AMORES INFANTILES





MARI TERE.

Mari Tere tenía más de quince años , yo cuatro o cinco, pero la convertí en mi primera novia. Mari Tere se cruzaba en el portal o en la escalera o se asomaba a la ventana que daba al cuarto de estar de los abuelos. Era rubia, de ojos castaños y la mirada triste de los niños que vivieron el hambre. No tenía más hermanos, ni padre, murió en la guerra, en un bombardeo de la aviación franquista. Su madre había cosido sin pausa, de casa en casa, para mantener a su hija. Ella acababa de entrar en Galerías Preciados y la situación de madre e hija había mejorado considerablemente. Siempre iban juntas, como protegiéndose, como si el miedo se hubiese adueñado de sus cuerpos.
El Galerías Preciados de Callao

Cuando nos cruzábamos me sonreía, incluso me dejaba hacer alguna que otra carantoña. En una ocasión un incendio en el tercer piso hizo que nos refugiáramos en el bajo donde vivía una hermana de mi abuela, Lola ,viuda y su hijo José Manuel que con los años se convertiría en un alto directivo del mundo editorial. Mari Tere me daba la mano, mientras esperábamos que los bomberos terminasen con su trabajo, pero vi compungido, que la otra se apoyaba en la de Luis, un estudiante de derecho del segundo piso.
Bomberos en la colección ALAMY



Esa noche sentí los primeros celos y decidí, que ella ya no sería mi novia. Al poco Mari Tere y Luis se casaron y empezaron a fabricar hijo tras hijo. Me quedé en el quinto . Ella, tan delgada, engordó, y él se hizo poseedor de una enorme calva. Seguía cruzándome en la escalera y el rellano con aquel primer amor, pero ya no sentía el deseo infantil de que me acariciara.

A Mari Tere siguieron otras novias . En Pozuelo de Alarcón, durante el verano, donde mis padres alquilaban casa año tras año, coincidió que en el chalet de al lado había, como nosotros, una familia numerosa, pero a diferencia de la nuestra el mayor número de miembros eran del género femenino. Los mayores, tres chicos frente a tres chicas por lo que decidimos entablar relaciones en función de la edad. Es decir, yo con nueve años tenía como pareja a Mary Lo que tenía mí misma edad , y mis hermanos estaban en una situación similar con sus chicas.




Fotos de Todo Colección



Éramos pareja durante los tres meses de verano, es decir, compañeros de aventuras por los terrenos todavía no urbanizados, compañeros de bicicleta; de escondite, de merienda o incluso de castos besos cuando llegaban los momentos de los reencuentros o las despedidas.

Cuando la pubertad llamó a la puerta aquella complicidad que manteníamos se rompió para siempre. Hubo un día, no recuerdo cuál, que nuestras familias tomaron caminos diferentes, y nuestras vidas se separaron sin que nunca más volvieran a confluir. Muchos años después a raíz de un libro que publiqué, recibí una carta de Mary Lo recordando aquellos años en que no fuimos conscientes de que iban a terminar para siempre. No llegamos a vernos. Seguramente, ya nunca más podremos recordar y reírnos con aquella historia de amor que construimos en nuestra infancia.


EL CEBO. de Ladislao Vadja


Hubo otras mujeres como María-la apodaban Antoñita la Fantástica-,y tenía tres años menos que yo. Íbamos al mismo colegio y nuestras madres, los días de sol, nos llevaban con el resto de hermanos, a los altos del hipódromo donde está el Museo de Ciencias Naturales. Nuestros padres, por aquel entonces, trabajaban en la misma empresa y había una cierta amistad entre los dos matrimonios. No recuerdo bien a aquella novia, aunque el paso de los años me ha hecho verla con asiduidad en televisión y en revistas de cotilleo, sin embargo, si guardo en la memoria que una vez intentaron secuestrarnos. Estábamos algo apartados del grupo y fuera de sus miradas cuando un hombrecillo, enjuto, con los dientes rotos, se acercó a nosotros ofreciéndonos todo aquello que nos recomendaban no aceptáramos de nadie. Es decir, caramelos, regalices u otras golosinas que, generalmente, entraban con cuentagotas en nuestros paladares. Llevaba unas bolsitas de colores y nos aseguraba que en el coche que tenía al bajar la cuesta, había muchas más por lo que podríamos llevárselas a nuestros hermanos.

María dudó, era más pequeña, pero yo desde el principio le dije que no y llamé a mi madre. En un instante teníamos a las dos, la suya y la mía, a nuestro lado, preocupadas como estaban porque hacía unos minutos que nos habían perdido de vista . El hombrecillo hizo ademán de decir algo, pero se dio la vuelta y bajó a paso apresurado hacia la acera donde supuestamente tenía aparcado su coche. No se detuvo y cruzó, ya corriendo, toda la Castellana. Mientras mi madre, muy nerviosa, hablaba con un guardia del parque que le recomendaba que lo denunciase en comisaria ya que hacía unos meses habían desaparecido dos niñas en el mismo lugar, sin que nadie hubiera sabido más de ellas.Me queda la duda de que hubiese pasado con nosotros. Si hubiese desaparecido me ahorraría estas líneas y vosotros lectores no habríais conocido a María ,una showgirl , enormemente popular, durante una veintena de años. Aunque quizá, algunos, lo hubiesen agradecido.

A mí, en momentos puntuales también me llamaron Antoñita la fantástica. Me gustaba fabular historias, leía y veía mucho cine. Había tardes de jueves o de domingo, los sábados teníamos colegio, que nos metíamos en el cine de sesión continua a las cuatro y salíamos a las diez. El Chueca, el Colón, el Quevedo o el Príncipe Alfonso, fueron algunas de aquellas salas, hoy desaparecidas, que daban cobijo a niños de familias numerosas que permitían así, un descanso a los padres agotados por el trabajo tanto fuera como dentro de casa. Los cines acogían también a parejas de novios que buscaban en la oscuridad besos, abrazos y caricias que de no ser por el séptimo arte no hubiesen existido.

Aunque soldados y chicas de servicio, empleados de banca o administrativas, floristas o trabajadores de ultramarinos, estudiantes y personal sanitario no hayan visto muchas películas completas , seguro que mantienen cierta deuda con el cine. Gracias a la sala oscura pudieron magrearse, aunque siempre con el temor a que el acomodador, dueño del uniforme, no apuntase con su linterna a quienes parecían más entusiasmados, buscando avergonzarles y que toda la sala supiese que algunos se estaban metiendo mano en vez de compartir los castos y censurados besos de Carole Lombard y Clark Gable ; de Spencer Tracy y Katherine Hepburn , de Humprey Bogart y Lauren Bacall o de William Holden y Audrey Hepburn


SABRINA

Y es que quienes, como ya he dicho, portaban uniforme en aquella España del Partido Único eran herederos de las carabinas de principios de siglo XX o de épocas decimonónicas que seguían perdurando en aquel casto y católico país. Se sentían guardianes de la moral y en particular del sexto mandamiento que es el que tradicionalmente más ha preocupado a los jerarcas de la Iglesia Católica porque seguramente, el sexo nos hace libres y eso es peligroso.

CONTINUARÁ ...


12/02/2021

SEIS DIAS CORRIENTES.AVENTURAS Y DESVENTURAS DE TRES FONTANEROS

 

 

SEIS DÍAS CORRIENTES ( 85’). Es otra de las películas que se ha quedado fuera de los Goya y que tiene frescura y verdad .Es el tercer filme de la catalana Neus Ballús(“La plaga”)  quién construye un falso documental con las experiencias de tres fontaneros en los alrededores de Barcelona y su trabajo cotidiano durante seis días.

La película cuenta las peripecias de tres fontaneros reales, no son actores profesionales, que se interpretan a sí mismos. El excesivo y agobiante Valero; el callado y exigido Mohamed y el sabio Pep, quién prepara su jubilación cuentan con total naturalidad su día a día y sus relaciones con los vecinos que piden sus servicios.  

Es una película que tiene a la clase trabajadora como protagonista, pero muy lejos del cine de Ken Loach y al mismo tiempo pone el acento en ese racismo callado y solapado que existe en la sociedad española. Al final, el resultado es una comedia de corte costumbrista que permite conocer las situaciones que viven los fontaneros en las casas a las que acuden y los variopintos personajes que se encuentran en muchos lugares.  Seis días corrientes” ganó la espiga de plata en la Seminci y Valero y Mohamed fueron premiados como mejores actores en el festival de Locarno.

BLACK BOX, QUE SE OCULTA DETRÁS DE UN ACCIDENTE AÉREO

 

BLACK BOX (129’) no es una película habitual en el cine francés sino más bien un filme que sigue la línea de las grandes producciones con sello de Hollywood. Yann Gozlan (“El hombre perfecto”), su director, nos propone sin embargo una película sobre una catástrofe aérea, pero relatando la investigación posterior al accidente, con esa caja negra, que debe contener todos los secretos de por qué el avión se estrelló contra los Alpes. Un apasionante thriller de dos horas de duración que relata minuciosamente la investigación del protagonista(Pierre Niney),un frustrado piloto que cuenta, sin embargo, con un oído privilegiado que le permite encontrar los más recónditos sonidos. Aquí interpreta a un ingeniero de la BEA, organismo que investiga en Francia los accidentes aéreos.

Todas las sospechas apuntan a que la caída del avión en pleno vuelo se debió a un atentado terrorista, pero hay algún indicio que hace que el protagonista se obsesione en encontrar lo que realmente sucedió para que el aparato se estrellase. Lo consigue implicando a los espectadores que vivimos la misma tensión e incertidumbre que él investigador. Brian de Parma, Alan Pakula o incluso, Sidney Pollack parecen ejercer su influencia en este filme más que entretenido, si obviamos algunas conversaciones demasiado técnicas y lejos de oídos profanos . Eso sí, nos sumergiremos de lleno en el mundo de la aviación comercial , la seguridad y los interese ocultos de algunas compañías.

Junto a Pierre NIney , Lou de Laâge, Sebastien Pouderoux o el veterano André Dussollier conforman un solvente y acertado reparto.

EL AMOR EN SU LUGAR: ARTE FRENTE A BARBARIE

 

 

No es la primera película sobre el genocidio nazi contra los judíos ni será la última, si bien es cierto que la nueva propuesta de Rodrigo Cortés (“Buried”, “Luces rojas”), se desliza por caminos diferente a los habituales, para describir el empeño de un grupo de actores para mantener las representaciones en el gueto de Varsovia, durante el estado de terror que habían establecido los alemanes., el 16 de noviembre de 1940 cuando fueron encerrado en el centro de la capital polaca y separados del resto de la ciudad por un muro.

El amor en su lugar”(103’)  nos lleva inevitablemente a Ernst Lubisch y su “Ser y no ser”, aunque algo alejado del tono humorístico que le imprimió el genio norteamericano de origen alemán. La película de Rodrigo Cortés muestra una tragedia real , utilizando el teatro y el arte para mitigar el miedo, para llevar a los espectadores a otro mundo en que soportar el frío, la miseria o el hambre. Los cómicos tienen su propio drama, pero son capaces de esconderlo para entretener a los espectadores en un teatro oscuro y destartalado.

El amor en su lugar”, basada en hecho reales cuenta como esa compañía representó la obra mientras los dejaron las autoridades alemanas , buscando el aplauso de los espectadores, que era una forma de que todo pudiesen sentirse vivos.

En el interior de la compañía tenemos un triángulo amoroso protagonizado por la pareja protagonista y un tercero que fue novio de la actriz. Éste que sigue enamorado, le propone que huyan juntos y que se olvide de su pareja actual y de su hermana pequeña a la que cuidan. Es difícil elegir entre la vida y el amor .

“El amor en su lugar” tiene un plano secuencia inicial absolutamente magistral que nos describe como era el güero y quienes sobrevivían bajo unas condiciones lamentables, a merced del soldado alemán que decidiese apretar el gatillo.

Cuenta con un reparto internacional que encabezan Ferdia Walsch-Peelo, Clara Rugaar, Magnus Kreeper, Greya Parks, Valentina Bellé y Mark Ryder. Insisto una de las mejores películas españolas de este año e incomprensiblemente con tan solo dos candidaturas a los Goya,  mejor diseño de producción y mejor vestuario. Los académicos sabrán.

11/29/2021

PÁGINAS SUELTAS. 2 RECUERDOS DE UNA BUHARDILLA

 DE LA MILAGROSA a JORGE JUAN

Sanatorio La Milagrosa en los años cincuenta

Volvamos atrás, porque estábamos en un día señalado. El día en que nací. Debió ser especial. Era el primer hijo, el primer nieto, e incluso el primer sobrino. Muchos títulos que después,  con el paso de los años aprecias cada vez menos. Todos, incluida la treintena  de primos que hay entre las dos familias, recuerdan que soy el mayor.

Pero en aquel momento no era el mayor, era el único, y unos y otros entraban y salían  de la Clínica La Milagrosa para ver al niño.

Creo, me dijeron, que me taparon la cabeza porque la tenía un tanto abombada. “No se preocupe señora que esto es cosa de unos días”. Eso había dicho el médico pero, por si acaso, supongo que con una sábana, no sería con una toquilla de lana el mes de agosto, allí estaba yo, con toca, siendo objeto de miradas múltiples, y algún qué rico, qué ojos, se parece…

 De la Milagrosa, no sé cuantos días después, fui a parar a la calle Jorge Juan donde vivían los abuelos maternos. Era un cuarto piso, sin calefacción y sin un baño en condiciones. Vivían alquilados en una casa en que los pisos inferiores estaban ocupados, en su mayoría, por los dueños del edificio . El hijo de uno de los propietarios  es  poeta y durante el gobierno de José María Aznar ocupó un cargo relevante en el ministerio de Cultura.

Los abuelos eran serios, más él que ella, y muy religiosos. A él no le recuerdo nunca riendo y si escuchando el parte en la radio o tocando un viejo violín, dejando que la melancolía y seguramente la tristeza se adueñase de toda la casa. Iba siempre trajeado y trasmitía un aspecto grave y de cierta distancia. Todos le consideraban una buena persona que había quedado marcado por la guerra y por el hambre que padecieron él, su mujer y sus tres hijos. Abuela decía que si no llega a terminar la guerra hubiese muerto de avitaminosis, porque llevaba meses sin comer prácticamente nada. Vivió hasta el año setenta y fue la primera vez que sentí la muerte de cerca. Supe que había un final y que habría lágrimas y vestidos y trajes negros. Se guardaba silencio por el muerto, y gente a la que no conocías te abrazaba y besaba con un “te acompaño en el sentimiento”. Yo en los duelos doy la mano o un  golpecito en la espalda y no digo nada, si acaso un “lo siento”, siempre por el vivo porque el otro ya ni sufre ni padece. Siempre se recuerda a los muertos como buenas y grandes personas, a nadie se le ocurre, por ejemplo, decir, en pleno velatorio, que el finado era un sinvergüenza, o que había hecho fortuna con el estraperlo  o que tenía hijos repartidos por medio Madrid.

No era el caso de abuelo, ni mucho menos, el era un hombre culto y triste, que venía de la Andalucía profunda, de la Sierra de Segura a dónde no llegaban las guitarras, y si acompañaban no lo hacían por alegrías. 

De niño recuerdo que íbamos a buscarle a la salida de la oficina, en la calle Alcalá. Se alegraba de vernos pero no nos hacía muchas carantoñas. Tampoco solía hacernos ningún regalo, siempre era abuela, quién guardaba en su bolso algunas monedas para que comprásemos sacis, chicles de bola o regalices. También nos ayudaba en nuestras primeras salidas de juventud, y tenía una dulce sonrisa.   

De niño me hacía el dormido para quedarme con ella. Mis padres, que ya habían alquilado una casa en la prolongación de Príncipe de Vergara, entonces, General Mola, insistían en que me fuera con ellos, pero me hacía el remolón para quedarme con  mi abuela y de paso mi tía, que por aquel entonces aún no se había casado. Ya he dicho, que entre otros muchos títulos tenía el de primer sobrino, por lo que solía tener  algún aliado que apoyase mis intenciones.

Ejército de barrenderos datado en los cincuenta, aunque tengo mis  dudas por los uniformes de los guardias

En la casa de Jorge Juan, no había ascensor, y  chirriaba la madera de la escalera cuando comenzabas a subir hasta el último piso. Bueno no era el último, había una buhardilla muy fría y tenue ,dónde sus inquilinos, un matrimonio que yo veía muy mayor, andaban siempre agachados porque sus cabezas rozaban con el techo. En la misma habitación estaban la cama y la cocina y, una puerta que daba a un pequeño retrete. Olía a guisos y flores, porque Reme se sentaba en una silla los domingos, en la esquina con Velázquez y vendía en su cesto ramilletes de violetas y claveles. Facundo, su marido, trabajaba muchos domingos. Era barrendero y me gustaba tocarle los botones del uniforme que cada vez brillaban menos. Dos de sus hijos habían muerto en la defensa de Madrid. Uno en el Puente de los Franceses y el otro, a las tres semanas, en Brunete, al año de comenzar la Guerra. Sólo les quedaba el pequeño que vivía en Valdepeñas y trabajaba en una bodega. Creo que nunca llegué a conocerle. Ellos hablaban de él y evitaban recordar a  los hijos muertos. Juan estaba casado y les había dado ya tres nietos, pero nunca los vi. Los doscientos kilómetros que separaban la capital del pueblo, eran casi un  imposible. Los desplazamientos por tren o carretera no acababan nunca. Y encima el dinero apenas les alcanzaba para vivir.    

Postal años 50

Vivían en soledad, callados y sin poder cerrar sus heridas. Sólo alguna sonrisa  cuando mis hermanos y yo  subíamos a hacerles compañía y revolvíamos sus escasas pertenencias. Facundo nos enseñaba a barrer y  nos aleccionaba  a que no tirásemos nada  a la calle, ni un papel, a Reme, en cambio, siempre la recuerdo de pie ,removiendo la cazuela donde entraban legumbres, y algún día ,más bien escaso, dejaba caer en su interior pedazos de carne de vaca o conejo.

Subíamos con frecuencia pero no pasábamos mucho rato en la buhardilla. El frío entraba por todos los rincones, y en verano sudábamos nada más poner un pie en la entrada.

Ellos dos allí, solos. No tenían radio y sólo Facundo leía, aunque con dificultad. Abuelo nos daba el periódico del día anterior para que se lo subiésemos. En aquel tiempo había poca diferencia entre lo que dijesen las noticias de un día  para otro. Todos los días eran iguales, salvo que hubiese alguna desgracia, que también las había.  

En  poco más de 25 metros, un hombre y una mujer, ya mayores, casi ancianos, sin mirar para adelante, y carcomidos  por los recuerdos.

Un día no volví a verles más. Se desvanecieron como si nunca hubiesen existido. La buhardilla ya siempre estuvo cerrada. Nadie, volvió a subir. A lo mejor Reme y Facundo fueron fantasmas  que vendían flores y barrían las calles.

Homenaje a los barrenderos en el centro de Madrid

Aquellos fantasmas, que no existieron, hicieron que nunca tirase papeles  en las aceras, ni siquiera en los huecos de los árboles. Siempre, recuerdo a Facundo en la buhardilla, con la escoba y  a veces, apretándola tanto, que parecía que iba a romperla.

Monumento al buen cine

Ah, se me olvidaba. Por si tuviese que elegir una película de aquel año (1952).

CONTINUARÁ

11/28/2021

PÁGINAS SUELTAS. Buenas, pasaba por aquí



HOY EMPIEZA TODO





Gran Vía, en aquellos años José Antonio. Foto del Archivo Municipal


El día en que nací baden baden sobrevolaba Madrid. Las calles solitarias, macilentas, perezosas, escupían fuego evitando los pasos que hicieran crujir sus adoquines. Algún vehículo, ajeno a aquellas intenciones, atravesaba a poca velocidad una calle Velázquez de árboles y bulevares. Eran las cuatro de la tarde y los ciudadanos de los años cincuenta del pasado siglo, se refugiaban en sus casas buscando corrientes imposibles, maltratando el abanico, escuchando la radionovela o dejándose llevar por un profundo sopor, mientras esperaban la redentora caída del sol.


Uno de los carteles de la película de Berlanga

Aquel año (1952), Mr. Marshall había pasado de largo y las esperanzas para salir del hambre y la miseria de la posguerra parecían desvanecerse. Madrid era una ciudad hambrienta. Acababan de suprimirse las cartillas de racionamiento pero había necesidad en cada rincón, en cada rendija...La noche aceleraba la penuria y se hacía interminable para quiénes sumaban el recuerdo de los bombardeos que sembraban de estruendo, horror y muerte la ciudad. Madrid era la ciudad mártir de Rafael Alberti y la ciudad en la que uno podía perderse y buscar esperanzas, aunque no las hubiera.

Era 21 agosto y era tiempo de silencio. Silencio en las calles y en quienes caminaban, sin pasear y sin mirarse a la cara. El miedo seguía ahí y aun habrían de pasar más de dos décadas para que se desvaneciese. Los vencedores se habían ensañado durante la década anterior y las cárceles continuaban abarrotadas. La vida y la muerte, la muerte y la vida solo separadas por una fina línea, casi imperceptible, pero que estaba ahí, amenazando desde el poder de las armas, del hambre y sobre todo del odio.

Ese odio hizo que otros muchos dejaran atrás sus casas y sus gentes para evitar la cárcel o la muerte. Fueron aquellos de la España Peregrina que cantó León Felipe, y de los que no se hablaba, no se escribía, no se reconocía su existencia. Estaban desaparecidos, como fantasmas de un tiempo que se quiso borrar.

Se vivía un orden nuevo, o un orden viejo. El de la espada y la cruz, el de la cruz y la espada. Iglesia y Estado de la mano para imponer una España oscura, sórdida y sin palabras. Y el pueblo, como siempre en nuestra historia, a callar, amordazado ,durante casi cuarenta años.
Calle Velázquez. Archivo Municipal

Son las siete menos cuarto de la tarde. Hay una brisa casi imperceptible. La calle, lentamente, se va poblando de viandantes. Algunos ya han ocupado los bancos de los bulevares en la calle Velázquez. Otros se detienen en los quioscos y piden limonada, horchata o cerveza. El sol sigue apretando.


Cartel de la película de Stanley Donen


En el cine Goya se va formando cola para ver “Cantando bajo la lluvia” y una pareja abrazada espera su turno para sacar las entradas. Se besan. Pronto reciben la recriminación de un policía armada. Cualquier uniforme era válido para avergonzar a todo aquel que se mostrase efusivo en la vía pública. Un guardia del Retiro, un cura o un sereno. Un silbato , un grito o un chuzo. Y a los señalados sólo les quedaba el silencio.

Existía la leyenda de que casi todos los serenos eran asturianos. Eran de todos lados, de cualquier parte, con su chuzo y su manojo de llaves. “Voy”. Más palmas para confirmar que nos había oído. Paso rápido para abrir los chirriosas cerraduras de los portales y esperar la propina. Eran testigos activos para controlar a qué hora llegabas, con quien ibas o con quién venías. Muchos eran confidentes de la policía. Ayudaban a guardar la moral y las buenas costumbres, pero yo, todavía, no lo sabía.

Cuando se nace no se sabe a dónde llegas, ni quién te espera, ni menos aún, quién te va a acoger y hacerte miembro de su familia. Cuando se nace sales un tanto desorientado. Lloras porque abandonas la cueva acogedora y cálida en la que has estado bien alimentado durante nueve meses, sin preocupaciones de ningún tipo. Ya habrá tiempo.

Primero los arrumacos, a quién se parece, el pecho, los gases, dormir, el chupete, el hay que quitarle el chupete; después anda si ya gatea, mira ha dicho mamá, no, ha dicho papá, los primeros pasos, si ya anda, trastazo, lloros, y enseguida el hermano.

En aquellos años, casi todos, éramos príncipes destronados. Apenas empezabas a tomar posesión de tu status como ser vivo y andante cuando llegaba otro que te sucedería sin miramiento pero que en seguida viviría tu misma experiencia.

Tú, ya desde la barrera, y el siguiente, uniéndose a tus miradas nada compasivas, cuando el tercero iniciaba su brusca caída a las frías y duras baldosas. Lloraba y te quitabas del medio por si a alguien se le ocurría que podías haber sido el culpable de aquellas lágrimas y la inevitable hinchazón en la frente. El remedio era una moneda de cinco duros que se aplicaba sobre el naciente y morado chichón.

Los mayores luchaban denodadamente por alcanzar el cuarto de los padres para buscar una moneda que, con suerte, podía doblar la cantidad anterior. Las de cincuenta pesetas eran más grandes, más eficaces contra los chichones y de paso , si eran capaces de pasar desapercibidas, una vez cumpliesen su labor en la frente del lesionado, podían mejorar nuestros maltrechos bolsillos.

Había también ocasiones, en aquellas familias numerosas de hijo nuevo, año sí o año también, bendecidas por el franquismo y los puntos, en que el chichón pasaba a mayores y la sangre fluía con cierta intensidad. Las casas de socorro eran el remedio

Quienes comenzaban a andar a edad temprana, pongamos diez meses, se rompían el labio con pasmosa facilidad. Las baldosas fueron sus testigos.
Era el color del primer coche de mi padre; Con baca incluida

En la mía que sería una gran familia, aunque no lo supiera cuando nací, hubo múltiples y variadas roturas de huesos, innumerables brechas en la cabeza, dardos que se clavaron en la nuca de un despistado que no sabía que el tirador era incapaz de acertar en la diana;, venas abiertas en la rotura de cristales y pañuelos, muchos pañuelos blancos en los SEAT del padre que acompañaba aquellos viajes a la Casa de Socorro, con un timbrado y potente claxon.

Sobrevivimos.


CONTINUARÉ ( MIS PÁGINAS SUELTAS)

11/26/2021

ESPITIRU SAGRADO : Una película inclasificable.

 


 

No se muy bien donde podríamos encuadrar “Espíritu sagrado”(97'), el primer largo de Chema García Navarro, un director curtido en el cortometraje/(”El ataque de los robots de Nebulosa 5) que ya avanzaban el espíritu independiente e inclasificable de este alicantino, de Elche concretamente, que construye una historia delirante y surrealista sobre la ciencia ficción y la ufología ,en particular.

La película tiene como protagonista a José Manuel y el resto de miembros de la asociación ufológica Ovni-Levante que se reúnen una vez a la semana para intercambiar información sobre mensajes de otros mundos y abducciones.

Julio, el líder de la asociación muere inesperadamente , dejando a José Manuel como el único conocedor del secreto de las estrellas, que puede alterar el futuro humano . Mientras esto ocurre toda España busca a la hermana gemela de la sobrina de José Manuel, desaparecida hace semanas.

Hay un tono cómico que vira hacia situaciones más dramáticas . Los últimos diez minutos cambian completamente el relato…El espectador se encuentra de repente con un relato diametralmente opuesto, en un giro narrativo que le asombrará.



 Chema García Navarro, con más de una década dirigiendo cortometrajes siempre ha sentido pasión por la ciencia ficción y eso ha sabido trasladarlo a la pantalla. “Espíritu sagrado” entremezcla pasión por los ovnis, niñas desaparecidas, música new age, objetos y decoración kirsch. Es un estilo que se sustenta en el humor negro, en la incorrección política y en un profundo amor por su ciudad , Elche, donde ha rodado en su barrio, con sus amigos y conocidos y en uno de los bares a los que acuden regularmente.

Según ha contado Chema García Navarro la Idea de la película surgió de un programa de televisión local, con una asociación destinada a estudiar lo parapsicológico. Entre las actividades que citaban estaba alejarse de la ciudad y pasar la noche al raso, observando las estrellas. Lo llamaban Alerta ovni y los cinco integrantes d ela asociación ,diametralmente distintas, había formado, sin embargo, una familia esotérica en la que confiaban plenamente.

Esa familia “real”” es la que inspira a Chema García Navarro para crear sus personajes de “Espíritu sagrado·” una película inclasificable, mención especial en Locarno, candidata a los Feroz y seguramente friki, muy friki, pero, por esta vez, me siento un miembro más de “Ovni-Levante”.

 

 

 

 

11/25/2021

HUELE A NAVIDAD: ENCANTO Y EL REFUGIO


 

Encanto (103’)  no podía faltar a la cita de Disney con la Navidad. La poderosa empresa sabe lo que ocurre en estas fechas y que los niños van a empujar a sus padres a que l0s lleven a las salas animados por la publicidad y el marketing de los personajes de la película que inundan todos los rincones.

Lo latino parece estar de moda en la factoría después del enorme éxito de “Coco” hace unos años, los responsables de Disney se inclinan ahora por Colombia, por sus montañas, para introducirnos en un lugar mágico llamado Encanto. En ese lugar, en una casa muy particular vive la familia Madrigal donde todos tienen habilidades fantásticas y extraordinarias.   Una familia que me lleva a recordar a aquellos personajes enloquecidos y divertidos de Frank Capra en “Vive como quieras” . Muy enloquecido tendría que estar si no digo que el éxito está asegurado y Disney se engordará los bolsillos durante estas Navidades.

En España  “El Refugio”(83’)  tampoco renuncia a la Navidad y los productores saben que son los niños quienes llevan a los padres a las salas . Santiago Segura, siempre fuera de los Goya, rompe las taquillas con títulos como “A todo tren destino Asturias”  o “Padre no hay más que uno” y Macarena Astorga, quién este mismo año estrenó el thriller “La casa del caracol”, se adentra en el cine familiar para construir “El Refugio” una comedia de enredo, con personajes que abren y cierran puertas en un hotel rural en plena montaña. Viejo galán, galán emergente, representantes, novias, ex, directora de hotel, empleados y algún que otro niño se nos muestran en una instalación en que falta de todo debido a un fuerte temporal.  Una comedia coral con personajes y situaciones que hemos visto ya otra muchas veces y con un reparto en el que figuran Loles León, María Barranco, Antonio Dechent, Leo Harlem, David Guapo, Sara Sálamo o el peruano Carlos Alcántara.

Los mayores se aburrirán, pero los niños se divertirán que, de eso se trata.

MATERNIDADES: LA HIJA Y LAMB

 

 

Son dos películas muy distintas, “La hija”(122’) la última propuesta de Luis Martín Cuenca y “Lamb”(106’)  , propuesta del islandés Valdimar Johannsson pero ambas tienen en común la maternidad de cualquier forma o a cualquier precio.

Martín Cuenca no es un director complaciente. Sus personajes son seres solitarios que buscan cumplir sus objetivos por encima de todo. Pueden ser las personas más amables, pero por detrás esconden comportamientos muy dispares a lo que aparentan. Lo vimos en “Caníbal”, incluso en “Autor” y lo refrenda en “La hija” en que la pareja que forman Javier Gutiérrez y Patricia López Arnáiz acogen en su casa, apartada y solitaria, en mitad del monte, a una quinceañera (Irene Virguez)que se ha quedado embarazada, porque el propósito es que ellos se ocupen de la niña cuando nazca.

Javier se aprovecha para sus fines gracias a su condición de educador social que se ocupa de los jóvenes acogidos en un centro para su rehabilitación. Intenta, en todo momento ayudar a la joven, pero en complicidad con su mujer que anhela ser madre y da por hecho que la niña a la que dará a luz será para ellos. Esa maternidad no suscita ninguna duda para la pareja que se afana en conseguir sus propósitos ocultando a la chica y actuando en absoluta clandestinidad. Pero sus planes comienzan a torcerse cuando el joven que ha dejado embarazada a la quinceañera está dispuesto a ocuparse de la niña. La situación cambiará de forma radical.


“Lamb”( 106’)tiene en común que la pareja protagonista, es una pareja de mediana edad, sin hijos y que vive como los protagonistas de “La hija” en una granja solitaria en la  estepa islandesa. Una vida monótona en la granja, en la que se ocupan de las ovejas y donde cada día es igual al anterior.

Premiada en Sitges como mejor película , “Lamb” es un drama, que gira hacia el cine fantástico ,cuando una de las ovejas pare una extraña criatura- El matrimonio la adopta como si fuese la hija que siempre esperaron. Como en la película de Martín Cuenca los protagonistas no atienden a razones, ni siquiera cuando sus auténticos padres quieren recuperar a su criatura.

Valdimar Johannsson  ganó el premio a la dirección mientras que Noomi Rapace consiguió en el mismo festival  de Sitges el galardón a la mejor actriz.



UN filme inquietante y por momentos agobiante que no nos deja indiferentes.