El sábado, después del Barca-Madrid comenté el partido con mis hijos y entre los nombres que barajamos para comparar a Bellingham con algún otros jugador, apareció el de Alfredo di Stéfano. Al día siguiente, leí en El País, un artículo de Alfredo Relaño en que abundaba que nunca en su vida había pensado en comparar a un jugador con Don Alfredo pero que Bellingham está demostrando muchas de las virtudes que adornaron a la "Saeta rubia".
Yo apenas vi jugar a Di Stefano, solo en algún partido aislado al que me llevó mi padre antes de que me hiciera socio cuando el jugador se había marchado ya al Español de Barcelona. Lo que si recuerdo es la "chapa" que nos daba cada vez que venía del fútbol y nos hablaba de la capacidad que tenía Di Stefano para estar en todos lados. Aparecía por el centro y abría a las bandas o daba un pase al hueco ; se presentaba en el área y remataba de cabeza, con cualquiera de sus pies y hasta de tacón. Era un nueve que estaba en todos lados porque le podíamos ver bajo la portería propia sacando un balón bajo palos o a cortando con contundencia ataque rival . No temía limites y lo único que no le gustaba era perder ni a las cartas.
El Madrid de las primeras cinco Copas de Europa tenía jugadores extraordinarios como Puskas, Kopa, Gento, Rial , Santamaría... ver los resúmenes de aquellas finales o el partido completo del siete a tres frente al Eintranch de Frankfurt era disfrutar con unm fútbol espectacular. Un magnífico equipo pero Di Stéfano siempre estaba un punto por encima .
Era un jugador omnipresente como está ocurriendo con Bellingham, quien a sus veinte años está sorprendiendo a propios y extraños. Con un monumental disparo desde fuera del área igualó el partido contra el Barça y en el descuento marcó un gol de oportunista, de delantero centro .
Aunque el nombre de Di Stefano se asome en este comentario, sobre todo por referencias de quienes lo siguieron con detenimiento, yo puedo comparar su juego con jugadores como Zidane o Cruyff , dueños de una extraordinaria clase y elegancia en todos sus movimientos. Bellingham parece levitar como ellos y aparecer en el momento más oportuno. Gavi lo secó durante la primera parte pero cuando nadie lo esperaba, con dos acciones muy distintas, decantó el partido para el lado blanco. No jugó bien el Madrid pero tampoco lo hizo mucho mejor el Barça. Fue un partido muy táctico con un tempranero gol de rebote y el oportunismo de Gundogan ante la pasividad de Alaba, que llegó muy blando al despeje.
No sé cuál será el futuro de este chico que ha caído de pie en el Real Madrid. No sé si continuará con esta racha extraordinaria pero si noto a un jugador diferente, de esos que aparecen con cuentagotas en un universo llamado, fútbol.
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